Conflictos mundiales * Blog La cordura emprende la batalla


domingo, 15 de abril de 2012

No prestan el Bernabéu, como para que nos dejen el 'Guernica'

El senador del PNV, Iñaki Anasagasti

La enésima solicitud ha tenido la enésima negativa. La obra contra la guerra y por la república de Picasso seguirá en un museo con nombre de reina, el de la mujer de quien fue nombrado sucesor por aquel que provocó aquella guerra y ordenó bombardear Gernika





ESTE pasado martes, en el Senado y por enésima vez, preguntábamos sobre la posibilidad de que el Guernica pudiera venir a Euzkadi aprovechando el 75 aniversario del bombardeo de la villa símbolo de las libertades vascas. Rajoy le contestó a Zubia que no era posible. El informe de los técnicos lo desaconsejaba. Técnicos de parte que Rajoy sabía iban a impedir el traslado. De Roma viene lo que a Roma va. Era el mismo Rajoy que en la sede del PP, en 1996, junto a Rato, Mayor Oreja, Arzalluz y quien esto escribe, escuchó a Aznar decir: "Mi padre nació en Bilbao. Una foto mía en esta ciudad, delante de este cuadro, pasaría de un golpe la página de la Guerra Civil".

El cuadro se llama Guernica y lo pintó Pablo Picasso en París para el Pabellón de la República en la Exposición Internacional de aquel año. Lo pagó el gobierno republicano y aquel inmenso lienzo se convertiría en una denuncia contra la guerra, la violencia y el terror de una contienda salvaje cuya máxima expresión se había alcanzado en una villa abierta, en día de mercado. Ya lo había dicho el general Mola: "Si no os rendís, arrasaré Vizcaya". Y lo estaba cumpliendo. Otxandio, Amorebieta, Eibar, Ugao, Durango y en ese entonces, Gernika, como banco de pruebas de la Legión Cóndor. Pero allí estaba George Steer, corresponsal del Times, cuya denuncia dio la vuelta al mundo y cuya crónica influyó en Picasso. Y el cuadro se llamó Guernica, no Madrid. Es lógico pues que nuestro Grupo haya solicitado su traslado un millón de veces. El Guernica es un símbolo. Pero el símbolo al parecer solo tiene que estar en España y Euzkadi no lo es. Esa es la causa de fondo que al parecer impide su traslado.

En 1980, el Parlamento Vasco comenzó sus sesiones en la sala de plenos de la Diputación de Bizkaia. El actual Parlamento no existía y hubo que improvisarlo todo. Comenzábamos de menos cero. Nuestro Grupo tenía 25 parlamentarios y apoyaba al gobierno del lehendakari Garaikoetxea. El 24 de mayo de 1980, en aquella sesión, todos pedimos que el Guernica viniera a Gernika. Fue mi primera intervención parlamentaría y allí estaba también como representante el lehendakari Leizaola, uno de los portavoces, como consejero de Justicia y Cultura, en denunciar la barbarie perpetrada en 1937. Pidió la palabra y el presidente Pujana se la dio. Leizaola hizo valer su autoridad moral ya que era el superior jerárquico de los pintores Ucelay y Tellaeche, junto a Larrea, que habían intervenido en las conversaciones previas a la pintura de aquel cuadro.

 Y entre el público estaba el entonces senador Joseba Elosegui, que aquel 26 de abril era la máxima autoridad militar en la plaza y que el 18 de septiembre de 1970 y ante Franco se lanzó en llamas a lo bonzo "para llevarle el fuego con el que aquel miserable había incendiado Gernika". Aquella inmolación cargada de simbolismo le costó estar entre la vida y la muerte y la condena de siete años de cárcel. Cuando se lanzó ante el dictador le gritó: "Gora Euzkadi Askatuta!".

Además de todo esto, otras de nuestras inveteradas demandas ha sido que el Gobierno español pida perdón por aquella masacre. Lo hizo en 1993 el presidente alemán Roman Herzog. Sin embargo es curioso que mientras nos dicen que la transición española no fue una ruptura sino una mera reforma y teniendo en cuenta que el jefe del Estado es quien designó Franco en 1969, nos digan ahora que no, que ellos nada tienen que ver con aquel bombardeo. Tampoco Merkel, ni Helmut Khol, ni Willy Brandt, ni Herzog. Y sin embargo lo hicieron. Es la continuidad de un mismo Estado. El actual Borbón, hijuelo de aquella dictadura, debería hacerlo. No lo hará mientras el PP y el PSOE le sigan aplaudiendo sus continuas gracias.

Si por algo se caracterizó Pablo Picasso, además de por haber sido un gran artista y una de las cumbres pictóricas del siglo XX, fue por su apoyo a la República. Roland Dumas decía que en su testamento había dejado escrito de forma muy clara que su conocido lienzo podría instalarse en España cuando volviera la República. Pablo Picasso, ni en su peor delirio, llegó nunca a pensar que un nieto de aquel rey felón, como lo fue Alfonso XIII, se instalaría en la jefatura del Estado español de la mano de Franco y sería apoyado por los socialistas. Por eso quienes hicieron la operación en 1981 de traer el cuadro desde el MOMA de Nueva York, con nocturnidad y secretismo, cambiaron la condición republicana por aquello de "cuando la democracia vuelva a España" y trajeron el cuadro instalándolo en el Casón del Buen Retiro al que adscribieron al Museo del Prado.

Pero, hete aquí, que rizando el rizo y con la misma nocturnidad el intrasladable cuadro fue trasladado en 1992 al Museo de Arte Contemporáneo Reina Sofía. El trabajo de un republicano como Picasso pintando un cuadro para lanzar un grito contra los horrores de la guerra y contra la acción internacional que había abatido a la República española, lo instalan en un museo que lleva el nombre de la reina Sofía, una señora totalmente anodina en cuanto al arte se refiere y esposa del nieto del monarca cuyas traiciones habían hecho llegar la República. Ahora, el director de El Prado, Miguel Zugaza, acaba de pedir que vuelva a su museo. Señal de que se puede mover.

Siempre se nos ha argumentado la debilidad de la tela maltratada por varios desplazamientos sin tener en cuenta que si el hombre llega a la Luna y si se puede hacer un trasplante de corazón, mover técnicamente un cuadro de un sitio a otro está dentro de lo técnicamente posible. Pero esa es la excusa. La razón de fondo es que el Guernica es un icono del siglo XX y solo puede estar en Madrid y nada más que en Madrid porque, en el fondo, el que esté en Gernika supondría que no estuviera en la sede de las instituciones de la auténtica España que es Madrid. Y esto no me lo invento. Me lo han dicho. Les he contestado más de una vez que si no consideran a Gernika parte del territorio español estaría muy bien que lo dijeran y tan contentos. Pero no lo harán. Ni República, ni Gernika, sino Reina Sofía y Madrid.

El exdirector del Reina Sofía, Tomás Llorens, lo explicó con claridad: "El museo es el resultado de un esfuerzo colectivo muy amplio. Empieza durante los últimos años del franquismo, con un claro deseo por parte de los artistas de crear un museo de arte contemporáneo. En la necesidad de refundar la colección, el factor decisivo era el Guernica. Tanto Saura como Simón Marchán o el propio Plácido Arango, todos coincidíamos en que lo fundamental era el traslado del Guernica. Ese debía de ser el núcleo a partir del que debía crecer la colección, con obras de los años 30, con obras de Picasso". Fue un acto de fuerza, de poder. Necesitaban un cuadro emblemático y con todo el peso del Estado se lo llevaron en 1992. Y no hay más cáscaras. Sin el Guernica, el museo es una cáscara vacía sin visitantes.

Sin embargo, uno de los hombres claves de aquel traslado desde Nueva York, Javier Tusell, en junio de 1996 fue preguntado por su posible traslado al Guggenheim. Y contestó lo siguiente: "Si hay algún lugar al que en un momento determinado podría trasladarse sería al Guggenheim y en su inauguración. Sin embargo, cuando se negoció el traslado a España, nos comprometimos con el Museo de Arte Moderno de Nueva York a que no se movería del Museo del Prado. De todas formas, complicado lo tiene el actual Gobierno, porque no se ha cumplido lo que prometimos y ya ha habido un traslado". Más claro, agua. De que se puede, se puede.

A falta del cuadro, en Euzkadi logramos que el entonces ministro de Cultura, Javier Solana, adquiriera para Gernika una escultura de Henry Moore, Large figure in a shelter. La idea era ir creando en el parque contiguo a la Casa de Juntas un espacio escultórico con artistas de renombre. Pero el Guernica seguía siendo la gran reivindicación y, a tal efecto, el alcalde Vallejo, con muy buen criterio, destinó una pared con la reproducción en baldosa del famoso lienzo con un pie muy claro: "Gernika, gernikara".
En ningún momento los técnicos consultados, muy buenos españoles, han considerado instalar el Guernica o en Gernika o en el Guggenheim. Y es que España sigue siendo Una, Grande y Libre y sobre todo castellana y madrileña. ¡Pobre Picasso y su fenecida República!

Por Iñaki Anasagasti,

No hay comentarios:

Publicar un comentario

GRACIAS POR TU OPINION-THANKS FOR YOUR OPINION