La reina Doña Sofía, en una imagen de archivo
La Reina tenía previsto viajar hoy a la capital británica para asistir a los actos conmemorativos del 60º aniversario de la coronación de Isabel II, en los que participarán representantes de todas las casas reales europeas. Pero ayer García-Margallo comunicó a la Casa del Rey que Doña Sofía no debía asistir al jubileo de la soberana inglesa por la acumulación de agravios contra España cometidos en los últimos días por el Reino Unido a cuenta de Gibraltar, especialmente el anuncio de que el príncipe Eduardo, hijo menor de Isabel II, visitará la colonia británica del 11 al 13 de junio.
El jefe de la diplomacia española, de esta forma, se desdijo a sí mismo. Y de paso puso en un grave aprieto a la Casa del Rey, que ya había confirmado oficialmente la participación de la esposa de Don Juan Carlos en los fastos organizados para celebrar el aniversario de la entronización de Isabel II. García-Margallo aseguró el pasado día 10 en el Senado que el viaje de Doña Sofía al Reino Unido era "absolutamente privado", y que el Gobierno no tenía nada que objetar, pese a que ya entonces había trasladado una protesta formal al Ejecutivo británico por la próxima visita del príncipe Eduardo a Gibraltar.
"No es un viaje de Estado y no es un viaje oficial", afirmó con rotundidad hace una semana el titular de Asuntos Exteriores. García-Margallo justificó sus palabras con el argumento de que la Reina se trasladaría al Reino Unido "como miembro de la familia real", y añadió: "Entiendo que el Gobierno tiene pocas cosas que decir" sobre ese viaje. Dos días antes, el Ministerio de Asuntos Exteriores había convocado al embajador británico en España, Giles Paxman, para expresarle el "disgusto y malestar" del Ejecutivo de Mariano Rajoy ante el anuncio de la visita a Gibraltar del príncipe Eduardo y su esposa, Sophie Rhys-Jones.
¿Qué ha ocurrido en los últimos siete días para que García-Margallo recule ahora y prohíba ese viaje "absolutamente privado"? Fuentes diplomáticas señalaron ayer a El Confidencial que el detonante de ese cambio de actitud ha sido la ruptura de las negociaciones entre los pescadores de la bahía de Algeciras y las autoridades del Peñón, que impiden a aquéllos faenar en unas aguas que consideran suyas, pero que España no reconoce como tales. El Gobierno gibraltareño de Fabian Picardo contraviene así el Tratado de Utrecht, que limita el territorio cedido en 1713 a Gran Bretaña a la ciudad, el castillo y el puerto de la colonia.
Pero, en realidad, ese conflicto, lejos de haber estallado ahora, como parece sugerir García-Margallo con su decisión de cancelar el viaje de la Reina, viene de muy atrás.
Los incidentes entre pescadores andaluces y policías gibraltareños, en los que también se han visto involucradas patrulleras de la Guardia Civil, han sido frecuentes en los últimos años, pese a que desde 1999 los pesqueros tenían autorización para faenar dentro de las tres millas que Gibraltar, con el apoyo de Londres, reivindica como aguas territoriales. Pero el Gobierno de Picardo, que ganó las elecciones del pasado mes de diciembre, se escuda ahora en la necesidad de preservar esos caladeros, apelando a una ley gibraltareña de 1991 que regula el tipo de redes y las especies a capturar.
"Extraordinaria sensibilidad"
García-Margallo, que se encuentra en Brasil de visita oficial, trató ayer de disfrazar el embrollo que él mismo ha alimentado al dar a entender que la iniciativa de cancelar el viaje supuestamente privado de la Reina al Reino Unido ha partido de la Casa del Rey, dada su "extraordinaria sensibilidad para con todo lo que afecte a la nación española". El ministro de Asuntos Exteriores llegó a asegurar, durante una rueda de prensa en Brasilia, que fue informado en la capital brasileña de la decisión adoptada por La Zarzuela.
La realidad, sin embargo, es bien distinta. Fuentes diplomáticas aseguran que fue el propio García-Margallo quien se puso ayer en contacto con el jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno, para comunicarle que el viaje debía suspenderse. Tras esa conversación telefónica, La Zarzuela hizo público un comunicado en el que dejaba claro que la decisión le había sido impuesta o, cuando menos -en el mejor de los casos para García-Margallo-, que había sido consensua entre Exteriores y la Casa del Rey. La nota rezaba así: "Cancelado el viaje de SM la Reina a Londres. El Gobierno ha considerado poco adecuado que en las circunstancias actuales Doña Sofía asista al jubileo de la reina Isabel".
Fuentes de la Casa del Rey admitieron ayer a El Confidencial que ningún miembro de la familia real "puede hacer un viaje que no agrade al Gobierno", y añadieron que "lo más prudente" era cancelar la visita ayer mismo, y no "cuando la Reina estuviera en la escalerilla del avión o ya hubiera llegado a Londres". Las fuentes diplomáticas consultadas reforzaron ese argumento, al asegurar que los pesqueros españoles tienen previsto salir hoy de nuevo a faenar, y que lo harán escoltados por patrulleras de la Guardia Civil. Según esas fuentes, sería "muy embarazoso" que Doña Sofía se encuentre en suelo británico si se produce un incidente de gravedad en aguas de Algeciras.
SU 'EX' ASEGURA QUE ESTÁ "MUY ASUSTADA"
"Era un viaje de familia y amigos. El empresario sirio Mohamed Eyad Kayali, un hombre muy generoso, nos invitó a todos, incluido el rey. Era, sobre todo, el viaje de dos personas mayores que querían estar en la selva juntos, probablemente por última vez en su vida, hablando frente al fuego. Yo estaba allí porque conozco muy bien África y porque Corinna había querido llevar a su hijo pequeño. Tengo una excelente relación con el niño, era la primera vez que él iba a un safari y ella se sentía más segura si yo estaba allí". El que habla es el empresario estadounidense Philip Atkins, el primer marido de Corinna zu Sayn-Wittgenstein, la amiga de don Juan Carlos.
Desde aquella cacería, y sobre todo desde el accidente que provocó la fractura de cadera del rey, Corinna está "muy asustada". "¿Quién no lo estaría si, de repente, apareciesen periodistas de todo el mundo atacándote y acusándote de ser la amante del rey?", continúa Philip, a quien la alemana conoció en París y con quien tiene una hija de unos 20 años.
El empresario, que asegura que su exmujer "siempre ha estado dispuesta a arriesgar y aprender, a experimentar y emprender, porque es una aventurera", no ha sido el único en destapar detalles hasta ahora desconocidos de la amiga del rey, tal y como recoge en su útimo número la revista Vanity Fair. Uno de los cazadores que acompañó a don Juan Carlos, a Corinna, y al exmarido y al hijo de ésta - fruto de su segundo matrimonio con Casimir zu Sayn-Wittgenstein- asegura que la alemana siempre "se ocupaba de todo, de la A a la Z. El rey no explicaba quién era. Simplemente ella estaba a su lado todo el tiempo. Podría ser la asistente, la organizadora, la mánager estratégica...".
Al parecer, Corinna, que se dedicaba a organizar safaris de lujo para clientes de alto standing, "empezó cobrando por la organización de eventos" como la controvertida cacería de Botsuana. "Luego, como los conocía, ponía en contacto a algunos de los hombres más poderosos de Estados Unidos, Oriente Medio y Europa. Invitados que desarrollaban allí futuras transacciones. Acabó por cerrar ella los tratos en los que los países de origen y llevarse así suculentas comisiones", revela la misma fuente.
La ambición de Corinna es otro de los aspectos que destacan desde su círculo más cercano. O, mejor dicho, del de su segundo marido. En concreto, los familiares y amigos de Casimir zu Sayn-Wittgenstein aseguran que se casó con él "para obtener un título y un pequeño principito", algo que desmienten sus abogados londinenses. "Cualquier sugerencia o comentario de que ella se casó por su posición no tiene sentido. Nuestra cliente ya conocía a todo el mundo en todas partes".
Los amigos de Corinna, sin embargo, son más benévolos con ella. "Es muy inteligente. Es una mujer brillante. Trabaja para altos cargos y diplomáticos, pero no hablamos de ello porque su trabajo es altamente confidencial", asegura la diseñadora Bonnie Young, amiga de la acompañante del rey en Botsuana, al tiempo que desvela un importante dato: "Lleva viajando con el rey desde hace ya bastantes años. Es una especie de asesora".
"Es una delicia de mujer: lista, atractiva, divertida... Es la cita perfecta", revela por su parte el cirujano plástico neoyorquino Cap Lesesne.
Le organizaba la agenda y controlaba todos los detalles
Por otro lado, Vanity Fair recoge que, durante el viaje que realizó don Juan Carlos a Alemania en 2006, Corinna "le organizó la agenda y concertó las citas con las personas que debía conocer. Ella controlaba cada uno de los detalles. A tal punto que hasta el responsable de protocolo de la Casa del Rey estaba desconcertado".
Desde aquella cacería, y sobre todo desde el accidente que provocó la fractura de cadera del rey, Corinna está "muy asustada". "¿Quién no lo estaría si, de repente, apareciesen periodistas de todo el mundo atacándote y acusándote de ser la amante del rey?", continúa Philip, a quien la alemana conoció en París y con quien tiene una hija de unos 20 años.
El empresario, que asegura que su exmujer "siempre ha estado dispuesta a arriesgar y aprender, a experimentar y emprender, porque es una aventurera", no ha sido el único en destapar detalles hasta ahora desconocidos de la amiga del rey, tal y como recoge en su útimo número la revista Vanity Fair. Uno de los cazadores que acompañó a don Juan Carlos, a Corinna, y al exmarido y al hijo de ésta - fruto de su segundo matrimonio con Casimir zu Sayn-Wittgenstein- asegura que la alemana siempre "se ocupaba de todo, de la A a la Z. El rey no explicaba quién era. Simplemente ella estaba a su lado todo el tiempo. Podría ser la asistente, la organizadora, la mánager estratégica...".
Al parecer, Corinna, que se dedicaba a organizar safaris de lujo para clientes de alto standing, "empezó cobrando por la organización de eventos" como la controvertida cacería de Botsuana. "Luego, como los conocía, ponía en contacto a algunos de los hombres más poderosos de Estados Unidos, Oriente Medio y Europa. Invitados que desarrollaban allí futuras transacciones. Acabó por cerrar ella los tratos en los que los países de origen y llevarse así suculentas comisiones", revela la misma fuente.
La ambición de Corinna es otro de los aspectos que destacan desde su círculo más cercano. O, mejor dicho, del de su segundo marido. En concreto, los familiares y amigos de Casimir zu Sayn-Wittgenstein aseguran que se casó con él "para obtener un título y un pequeño principito", algo que desmienten sus abogados londinenses. "Cualquier sugerencia o comentario de que ella se casó por su posición no tiene sentido. Nuestra cliente ya conocía a todo el mundo en todas partes".
Los amigos de Corinna, sin embargo, son más benévolos con ella. "Es muy inteligente. Es una mujer brillante. Trabaja para altos cargos y diplomáticos, pero no hablamos de ello porque su trabajo es altamente confidencial", asegura la diseñadora Bonnie Young, amiga de la acompañante del rey en Botsuana, al tiempo que desvela un importante dato: "Lleva viajando con el rey desde hace ya bastantes años. Es una especie de asesora".
"Es una delicia de mujer: lista, atractiva, divertida... Es la cita perfecta", revela por su parte el cirujano plástico neoyorquino Cap Lesesne.
Le organizaba la agenda y controlaba todos los detalles
Por otro lado, Vanity Fair recoge que, durante el viaje que realizó don Juan Carlos a Alemania en 2006, Corinna "le organizó la agenda y concertó las citas con las personas que debía conocer. Ella controlaba cada uno de los detalles. A tal punto que hasta el responsable de protocolo de la Casa del Rey estaba desconcertado".
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