Ya estoy hasta el gorro de este gobierno. Lo de Bankia ha sido el colmo de los colmos. Seguiremos hablando de esto durante meses y seguro que al final no sabremos qué ha pasado de verdad. Una vergüenza que debemos a estos maravillosos gobernantes.
Pero no, hoy he decidido no hablar de este tema, al que he dedicado varias entradas. Aparco Bankia, no digo que lo dejo porque seguro que darán motivos extras para volver a la carga, y si no al tiempo, pero hago un paréntesis.
Hoy quiero presentarles a uno de los barones peperos, el ‘querido y admirado’ presidente de Galicia: Alberto Núñez Feijóo. Este tipo que guía la comunidad galaica con la ayuda del apóstol, ha hecho unas declaraciones muy peperas, de lo más normal dentro de su partido. Entre otras maravillas ha dicho que:
Resulta que para él, la sanidad es únicamente la intervención médica. Nada más. Lo que significa que en una hospitalización, la comida, la estancia o la limpieza y el orden no los considera parte de la sanidad, lo que quiere decir que está pensando en que los pacientes tendrán que pagar ‘esos extras’ aparte.
Total que ya veo a los gallegos –y seguramente a todos los ciudadanos, ya lo habían anticipado en Cataluña con lo de pagar las camas extras— teniendo que soportar el precio de la manutención, la limpieza y el hospedaje.
Claro que siempre pueden existir varias posibilidades para evitarlo. Por ejemplo, se puede uno llevar el bocata de sardinas o mortadela al hospital, o un juego de sábanas ‘recortadas’, o hacer que alguien te traiga un plato de lentejas de casa. Y en cuanto a dormir, podrían darte el pase pernocta y dejarte dormir en casa para volver ya desayunado al día siguiente, o permitirte llevar un sofá-cama al hospital, con lo que pagarías sólo el suelo que ocupas.
En fin, vayamos pensando en alternativas al pago que se avecina. Porque la cosa está más clara que el caldo de un asilo. Lo que no sé es si se podrá ir uno a dormir a casa el día de la operación, con la sonda y el suero, o si las lentejas no provocarán gases, o si los enfermos tendrán también que llevar la lejía para los baños, con lo que el hospital puede terminar como un cuartel de hace cuarenta años.
Otra posibilidad sería que te instalen el quirófano en tu casa. Así sólo habría que pagar el taxi del medico, la enfermera y el anestesista.
Desconozco cuál será la alternativa a pagar, pero desde luego, habrá que pensar en algo, porque entre picos, palas y azadones nos tocará pagar los millones. Y si no, al tiempo.
Salud y República
Pero no, hoy he decidido no hablar de este tema, al que he dedicado varias entradas. Aparco Bankia, no digo que lo dejo porque seguro que darán motivos extras para volver a la carga, y si no al tiempo, pero hago un paréntesis.
Hoy quiero presentarles a uno de los barones peperos, el ‘querido y admirado’ presidente de Galicia: Alberto Núñez Feijóo. Este tipo que guía la comunidad galaica con la ayuda del apóstol, ha hecho unas declaraciones muy peperas, de lo más normal dentro de su partido. Entre otras maravillas ha dicho que:
‘Hacerle la cama a un paciente no es lo mismo que operarle del corazón.’Sí señor, con dos cajones (qué fino soy), hemos encontrado al lumbreras del PP. Por cierto un tipo sensible donde los haya.
Resulta que para él, la sanidad es únicamente la intervención médica. Nada más. Lo que significa que en una hospitalización, la comida, la estancia o la limpieza y el orden no los considera parte de la sanidad, lo que quiere decir que está pensando en que los pacientes tendrán que pagar ‘esos extras’ aparte.
Total que ya veo a los gallegos –y seguramente a todos los ciudadanos, ya lo habían anticipado en Cataluña con lo de pagar las camas extras— teniendo que soportar el precio de la manutención, la limpieza y el hospedaje.
Claro que siempre pueden existir varias posibilidades para evitarlo. Por ejemplo, se puede uno llevar el bocata de sardinas o mortadela al hospital, o un juego de sábanas ‘recortadas’, o hacer que alguien te traiga un plato de lentejas de casa. Y en cuanto a dormir, podrían darte el pase pernocta y dejarte dormir en casa para volver ya desayunado al día siguiente, o permitirte llevar un sofá-cama al hospital, con lo que pagarías sólo el suelo que ocupas.
En fin, vayamos pensando en alternativas al pago que se avecina. Porque la cosa está más clara que el caldo de un asilo. Lo que no sé es si se podrá ir uno a dormir a casa el día de la operación, con la sonda y el suero, o si las lentejas no provocarán gases, o si los enfermos tendrán también que llevar la lejía para los baños, con lo que el hospital puede terminar como un cuartel de hace cuarenta años.
Otra posibilidad sería que te instalen el quirófano en tu casa. Así sólo habría que pagar el taxi del medico, la enfermera y el anestesista.
Desconozco cuál será la alternativa a pagar, pero desde luego, habrá que pensar en algo, porque entre picos, palas y azadones nos tocará pagar los millones. Y si no, al tiempo.
Salud y República
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