No nos dejemos engañar. Esta no es una "crisis" (estafa) pasajera originada porque "tenemos un excesivo gasto público" o porque "todos hemos vivido por encima de nuestras posibilidades", y por lo tanto, en cuanto hagamos las "reformas" y los "ajustes" (recortes sociales) que se están haciendo saldremos de la crisis y todos volveremos a "atar los perros con longanizas" y recuperar nuestro bienestar social. En absoluto.
Esta es una crisis del sistema financiero, del modelo económico actual, y ha venido para quedarse. Este fracaso del modelo capitalista de mercado no se ha producido ahora con motivo de la crisis. La crisis ha sido el remate final de un despropósito que comenzó hace décadas, y está sirviendo para que muchos ciudadanos descubran ahora en manos de quién estamos, porque lo sufren en primera persona.
Antes de que estallara la crisis financiera en el mundo había 1.020 millones de desnutridos crónicos (FAO, 2009); 2.000 millones de personas que no tenían acceso a medicamentos (www.fic.nih.gov); 884 millones no tenían acceso al agua potable (OMS/UNICEF 2008); 924 millones de personas no tenían un techo bajo el que dormir o lo hacían en viviendas precarias (UN Habitat 2003); 18 millones de muertos al año debido a la pobreza, la mayoría de niños menores de 5 años. (OMS); 218 millones de niños, entre 5 y 17 años, trabajaban a menudo en condiciones de esclavitud y en tareas peligrosas o humillantes como soldados, prostitutas, sirvientes, en la agricultura, la construcción o en la industria textil (OIT: La eliminación del trabajo infantil: un objetivo a nuestro alcance, 2006); 774 millones de adultos eran analfabetos (www.uis.unesco.org); 1.600 millones de familias no tenían electricidad (UN Habitat, "Urban Energy")..., por citar sólo algunas cifras (Kaosenlared.net).
Esto ocurría antes de la crisis, cuando nos decían que las cifras macroeconómicas mundiales eran una maravilla y "todos" ganábamos mucho dinero. No hace falta decir que a día de hoy esas cifras se han quedado obsoletas (no hay más que observar las hambrunas ocasionadas por la especulación alimentaria en el Cuerno de África o en el Sahel, por ejemplo).
Este modelo económico era y es un modelo desigual, desequilibrado, y criminal. Es un modelo depredador porque se basa en la ley de la selva, el más grande se come al pequeño, es la ley del más fuerte. Es un modelo que antepone los beneficios a los Derechos Humanos. Antepone el crecimiento ilimitado al Bienestar de las personas. Antepone la competitividad a la Cooperación. Es un modelo autodestructivo. Un modelo cuya farsa consiste en prometernos a todos el paraíso material: "Si te esfuerzas, si eres competitivo, si trabajas más, si consideras a tu compañero como tu enemigo, podrás conseguir lo que te propongas, llegar lejos, ascender, el dinero te caerá del cielo, conseguirás prestigio y respeto social, serás un triunfador". Éste es el cebo que utiliza el Capital para captarnos a todos, como si de una secta económica se tratara. Si alguien todavía lo duda solo tiene que mirar a su alrededor.
Y frente a esto ¿hay alternativas?. Las hay. Por más que los poderes neoliberales traten de ocultarlas, cada día son más las voces que demuestran que hay alternativas, y no sólo son posibles, sino urgentemente necesarias. Un ejemplo de ello es el modelo económico que nos propone el profesor, periodista, escritor, activista, fundador y portavoz de Attac Austria, Chistian Felber. Se llama La Economía del Bien Común, y es un buen momento para reclamarla.
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