Conflictos mundiales * Blog La cordura emprende la batalla


sábado, 23 de junio de 2012

Mariano Rajoy: De la garantía a la opacidad por José Antonio Medina Ibáñez

Cada vez que el presidente asegura que no hará tal cosa, como lo del incremento del IVA o baja de salarios, los españoles se ponen a cubierto y han comenzado ha hablar del hombre improvisador, del mentiroso y de la necesidad de elecciones anticipadas con un gobierno de salvación o de tecnócratas.

El presidente de la garantía y la credibilidad está pasando un mal momento: ha sido rescatado y sus promesas no las ha podido cumplir, sin embargo mantiene tal optimismo que no se sabe si hay que tomarlo por inteligente, deslumbrado o desentendido.

La cara de angustia de sus diputados se refleja cuando sonríen inelásticamente, quizás al sentirse que en sólo 6 meses su plena mayoría está desautorizada y muy pocos apuestan por el que los 62 mil millones sean suficientes para salir del hueco.

A primeros de julio el presidente explicará como negoció con y presionó a la UE, EEUU, FMI y BCE para lograr esa línea exitosa [100 mil millones de euros] de crédito, mientras tanto continuará asegurando que dará la cara aunque se haya acostumbrado a que sea su ministro de Economía quien explique  a cada momento cómo van las cosas.

El presidente que aseguró decir la verdad, doliera a quien doliera, dijo hace un par de semanas que no habría ningún rescate de la banca española y exigió 48 horas antes de hacerse publica tal noticia, que le preguntaran a él, porque él tiene las respuestas y aseguraba que mientras no llegaran las evaluaciones de las empresas que nos auditan, no se tomaría ninguna decisión. El resto del cuento es el de los eufemismos: Ayuda. Crédito. Línea de Préstamo. Asistencia financiera. Total, qué más da.

El poder se le escapa al presidente y ansía, como nunca,  la llegada de aquellos brotes verdes que tanto criticaron al gobierno socialista español. Rajoy es tan impredecible que el bajar de 574 a 553 / 514 puntos en la prima de riesgo lo toma como una conquista y  niega que exista un  Rescate, llevando a la población española a recordar uno de los más vergonzosos actos del expresidente Zapatero: La negación de la crisis.

Cada vez que el presidente asegura que no hará tal cosa, como lo del incremento del IVA o baja de salarios, los españoles se ponen a cubierto y han comenzado ha hablar del hombre improvisador, del mentiroso y de la necesidad de elecciones anticipadas con un gobierno de salvación o de tecnócratas. Sin duda el que obtenga, de vez en cuando, cierta relajación de su culpa al lograr desviar la atención sobre la canciller alemana, la mala de la película [habría que preguntarle a los alemanes dónde está el villano], siente un respiro necesario para retomar la cordura.

Por su parte, los españoles tienen la sensación de estar ninguneados y de tener unos políticos y unas instituciones sin categoría, de vivir dentro de una sociedad  insolidaria donde son los poderosos, como la presidenta del  FMI, quienes sugieren que los remedios están en los empleados públicos y la plebe.

 Los otros malos del largometraje.
Ahora con el triunfo de la Troika en Grecia, ya todo el mundo sabe a que atenerse: quedarse sin su tarjeta de crédito. Ni más alto ni más claro podía haber cantado el gallo capitalista.  Así, que la soberanía ha dado paso libre a la transregionalidad, una especie de sometimiento consentido de Estado a Estado dentro de la economía global; siendo sus delegados los hombres de negro del FMI, BM, BCE, EEUU. Esos delegados que son los encargados de decir a los administradores españoles como deben establecer las reglas del juego, la reducción del déficit, los salarios, las privatizaciones, los informes sobre cómo nos debemos comportar y cuánto más debemos padecer. A esto el presidente le llama asistencia financiera.

De Guindos ha asegurado que los 100.000 millones [62 mil según la auditoría] de euros no afectarán al déficit público [aunque lo gestione el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria organismo del Estado y, a pesar de haber dicho que ese crédito iría directamente al déficit publico] y que el tipo de interés a pagar es muy bueno porque es del 3%. Queda esperar para ver como y cuándo comenzarán a nacer los créditos, a cuánto ascenderán los intereses que cobrarán al público y a las PYMEs, por qué no se logró una línea de crédito al 1% como la del BCE si el presidente hizo tan brillante negociación, cuánto caerá el valor inmobiliario y, a las siguientes evaluaciones de PwC, Ernst & Young, Deloitte y KPMG en julio. Muchas incógnitas.

Según Rajoy, él salvó al euro y a Europa, porque con el dinero que pidió se demostró que la UE está decidida a continuar en su proyecto euro. España, en otras palabras, al haber sido auxiliada, salvó a los Veintisiete y al euro y, Rajoy ha sido el héroe, aunque haya cambiado su discurso y comience a decir que ese crédito es tremendamente dañino. ¿Va o viene? ¿Sube o baja?, desconcertante.

Otra del presidente Rajoy, es el haber asegurado que Bankia nada tiene que ver con la línea del crédito a España, aunque esa entidad recibirá más de 19 mil millones de euros [esto llamado ejercicio de transparencia] y, lo ha dicho cuando Christine Lagarde confirmaba que los 62 mil millones [antes 100] para el sistema bancario español es necesario para las cajas de ahorros beneficiadas de ayudas públicas y con grandes préstamos en el mercado inmobiliario y de la construcción y que concentran el 22% de los activos del sector [Bankia es la nº 1]. En fin: Al pan, pan y, ¿al vino?

Todo esto, ni los intereses a pagar por lo pedido y el impacto social que pueda causar  en la sociedad española y en las negociaciones de otros países de la zona le preocupan al liberal español y amante del Estado del Bienestar, porque para él “todo está resuelto” y además no es nominalista.

 Colaboración especial para LatinPress®. LPs.


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