Pocas son las ocasiones en que tengo la oportunidad de escribir una entrada, colmado de alegría, satisfecho, y disfrutando, en lugar de sentir rabia e impotencia, sobre el tema y los personajes a quienes va dedicada. Y ello es debido a que es cosa rara que quienes están acostumbrados a pasarse todas las leyes por el arco de triunfo, a patear el Estado de Derecho y a los ciudadanos cuando les viene en gana, esta ocasión han tenido que tragarse sus propios sapos y ver cómo les prohibían un acto de homenaje a su querido fetiche, Francisco Franco.
Así lo hemos podido constatar en La Gaceta, órgano oficioso de los franquistas y sucesor del antiguo y desaparecido El Alcázar, que con toda furia arremetía contra un gobierno de acomplejados que, sin embargo, permite dedicar calles a Carrillo. Y por si fuera poca esta infamia, la Diputación de Álava, gobernada por los populares en minoría, celebrará un homenaje a las víctimas del franquismo, en Diciembre. Toda la caverna que vomita a diario sus insultos panfletarios en este libelo se han rasgado las vestiduras y han comenzado a echar espuma por la boca.
La Fundación Nacional Francisco Franco (FNFF) ha acusado al Gobierno de actuar de forma cobarde, por haber presionado, a su juicio, a la empresa adjudicataria del servicio de catering del Palacio de Congresos y Exposiciones de Madrid, con tal de satisfacer las pretensiones injustas y sectarias de la izquierda, para que cancelara el acto que tenían previsto de homenaje a Franco, y ha anunciado que ejercerá acciones legales.
La Fundación considera que la decisión de suspender el acto, constituye un gravísimo atentado contra el artículo 14 de la Constitución (Artículo 14 de la Constitución: los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social), al denegar un derecho por razón de su ideología, y castigado por el Código Penal, en el Artículo 511.
Ni siquiera la Ley de Memoria Histórica justifica la prohibición del acto, cosa que es verdad, y lo es porque la chapuza, las cosas mal hechas y peor pensadas, y los apaños a medias, son la tónica en la forma de actuar de nuestra casta política. Sí que en dicha ley se prohíben los actos de exaltación de la Guerra Civil, de sus protagonistas, o del franquismo… ¡pero en el Valle de los Caídos! y por extensión a lugares de culto y religiosos, pero se olvidaron (¿?) del resto de España, por lo que no existe una ley que se lo prohíba, salvo la exaltación de los crímenes contra la humanidad, con lo cual entraríamos en un discurso que daría la razón a Garzón y atacaría la Ley 46/1997 de Amnistía.
Y del mismo modo que se acogen a la Ley de Memoria Histórica por un lado, la desprecian por otro, al celebrar su misa anual con espectáculo incluido, tanto dentro como fuera de la iglesia de los Jerónimos de Madrid, en la que el cura franquista, Joaquín Melero, y ante asistentes de la calidad de Carmen Franco (hija, lógicamente) y José Utrera Molina, ex-ministro opusdeísta de Franco y suegro de Gallardón, dijera que “hay que seguir sus huellas (de Franco) y su ejemplo de vida generosa”. Éste es el mensaje que la Iglesia Católica lanza a sus fieles sobre el dictador.
Hay ocasiones en que uno se lleva sorpresas.
Cierto que en aquella época era casi
obligado
Hoy, de alegría colmado,
escribo contra los fachas,
que están los muy cucarachas
con el lápiz afilado
todo el veneno escupiendo,
que el culo llevan ardiendo.
Ellos, tan acostumbrados
a no pedir un permiso
ni siquiera dar aviso,
les han sido denegados
permisos a un homenaje
para un cierto personaje.
El personaje de marras
es su fetiche adorado,
el que se puso morado
mojando en sangre sus garras
eliminando derechos,
sacando dello provechos.
Desde ese diario-libelo
donde escribe la caverna
lo que les da la entrepierna
para que lo lea algún lelo,
contra el Gobierno frustrados
han arremetido airados.
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