España, la gran cloaca

El mapa de la corrupción en España

España entera se ha convertido en una gran cloaca. De norte a sur y de este a oeste, este país es un inmenso estercolero, un basurero de proporciones gigantescas, un vertedero en el que el olor a mierda tira de espaldas.

Decía el político catalán, dirigente de Unión Democrática de Cataluña, diputado por CIU en el Congreso desde los tiempos de Maricastaña, democristiano y profundamente conservador, Josep Antoni Durán y Lleida, en el mitin de cierre de campaña de las últimas elecciones autonómicas catalanas, que el Estado, en España, es una gran cloaca. Por una vez, y sin que sirva de precedente, estoy completamente de acuerdo con este señor. España entera se ha convertido en una gran cloaca. De norte a sur y de este a oeste, este país es un inmenso estercolero, un basurero de proporciones gigantescas, un vertedero en el que el olor a mierda tira de espaldas.

Y es que no hay más que echar un ojo a la prensa diaria para darse cuenta de que vivimos en una tierra rebosante de políticos corruptos que campan a sus anchas por los centros neurálgicos del poder; de periodistas imbéciles y lameculos (sirva de ejemplo Jesús Hermida en su entrevista con el Borbón); de millonarios que se enriquecen explotando a los trabajadores y chanchulleando a diestro y siniestro y que además, hacen todo lo posible y hasta lo imposible, con tal de no pagar impuestos; de ministros imbéciles y necios que con sus declaraciones, un día sí y otro también, no hacen sino encabronar, más si cabe, a una población que las pasa putas para poder sobrevivir en el día a día. En fin, como digo, el olor a mierda es tan intenso que ya resulta complicado tragárselo hasta con la nariz tapada.

En un artículo que se puede leer hoy mismo en el diario El País, se habla de más de doscientos políticos imputados que siguen en activo en cinco comunidades autónomas: Valencia, Baleares, Cataluña, Andalucía y Galicia. Sólo en Baleares hay 76 políticos imputados, entre ellos varios cargos del gobierno de Jaume Matas. Lo más gracioso de todo el asunto es que tan solo cuatro de ellos están actualmente cumpliendo condena. Y peor aún, la mayoría de estos individuos no irán al trullo a pesar de que serán declarados culpables.

La corrupción está tan extendida que se puede decir sin miedo a equivocarse que afecta a todos los partidos políticos. No obstante, el campeón de la corrupción es, sin duda, el Partido Popular. Y es que los populares arrasan en Valencia, Murcia, Madrid, así como en numerosos municipios donde su poder ha ido echando raíces profundas desde hace varios lustros. Y por supuesto en Galicia, donde personajes como José Luis Baltar, cacique de los de toda la vida allá en su tierra, han enchufado a los afiliados del partido popular como, cuando y donde les ha salido de las pelotas.

 El PSOE, por su parte, es el number one en Andalucía, con casos como el de los EREs en el que miles de millones se desviaron a cuentas particulares en una estafa de consideraciones bíblicas. Los casos son tantos y tan variados que enumerarlos podría llenar varias páginas. No obstante, como no quiero ser desagradecido, no voy a olvidarme de Durán y Lleida, de quien he tomado prestadas sus palabras para titular este artículo. Diremos que este señor había prometido dimitir de todas sus responsabilidades si algún miembro de su partido era inculpado en el caso Pallerols, cosa que finalmente ha ocurrido. Pero ahora el amigo Durán dice que nones, que no se va. Que él también quiere seguir chapoteando en esta cloaca que es el estado español.  

por Rafael Calero Palma