EVO MORALES RECUPERA LA SOBERANÍA DE BOLIVIA. LA NACIONALIZACIÓN DE SABSA

Al igual que ocurrió en abril de 2012 cuando el gobierno de la presidenta Cristina Fernández anunció la nacionalización de YPF, filial de Repsol, o cuando Evo Morales anunció el pasado mes de diciembre la nacionalización de las distribuidoras de electricidad filiales de la empresa Iberdrola, celebro la decisión del presidente de Bolivia de expropiar la empresa Sabsa, filial de las españolas Abertis y Aena que administran los tres aeropuertos más grandes del país, empresas a las que Evo acusó de no haber hecho las inversiones comprometidas. Y mi argumento, lógicamente, es el mismo que en lo casos anteriores:  Bolivia, al igual que Venezuela, Ecuador, Argentina,... y el resto de países que están nacionalizando estas empresas, tienen toda la legitimidad y el derecho a recuperar el control de sus recursos estratégicos y naturales para ponerlos al servicio de la mayoría, de las clases populares y trabajadoras de sus países, y no al servicio de una minoría que vela únicamente por sus intereses privados.

Y también como en los casos anteriores, el gobierno español y los partidos neoliberales salen rápidamente en defensa de los intereses privados de la oligarquía española, la llamada "Marca España", y amenazan al gobierno del Estado plurinacional de Bolivia con romper sus relaciones bilaterales y con posibles sanciones por parte de la Unión Europea. No llegará la sangre al río. Es España, en plena crisis galopante, quien más tiene que perder frente a una Bolivia y una Latinoamérica independiente en continuo desarrollo y progreso. La respuesta de Evo Morales ante las amenazas del ministro de Exteriores, García Margallo, ha sido ejemplar: "si Bolivia no tiene relaciones diplomáticas con España, las tendrá con los movimientos sociales españoles". Así debe contestar un presidente que se debe a su pueblo a un gobierno que se debe a la burguesía financiera y empresarial.

También los medios de comunicación salen en defensa de sus amos, utilizando un argumento falaz de libro, que es el de relacionar los intereses privados de una minoría con los intereses generales del país, de todos los españoles. Nada más lejos de la realidad. Las clases populares españolas no salen perjudicadas con estas nacionalizaciones, su vida cotidiana no se ve afectada por estas decisiones, de la misma forma que nunca salen beneficiadas cuando estas empresas expolian los recursos de estos países y obtienen unas ganancias escandalosas. Las clases populares viven en otra realidad muy diferente a la que viven las élites empresariales. Cuando sube el IBEX 35, la Bolsa de Madrid, las condiciones de vida de los trabajadores siguen siendo igual de precarias, al igual que cuando baja. Cuando las grandes empresas ganan dinero, lo ganan sus accionistas, y no los trabajadores que siguen siendo igual de pobres.

Quienes sí salen ganando con estas nacionalizaciones son las clases populares de Bolivia y el país en su conjunto. Cualquier trabajador español con un mínimo de conciencia de clase debería alegrarse de que un presidente como Evo Morales esté recuperando la soberanía de su país, fortaleciendo el Estado y poniendo sus recursos al servicio de la mayoría, y debería reclamar que se apliquen las mismas políticas en España. Sin embargo, muchos de los ciudadanos que protestan por la privatización de la Sanidad y de los servicios públicos en España, paradójicamente, no ven con buenos ojos que unos países soberanos con gobiernos que atienden las necesidades de sus ciudadanos nacionalicen estas empresas "españolas", asumiendo ese tramposo argumento que difunden los grandes medios de "desinformación". En España hay mucha indignación, pero todavía es mayor el analfabetismo político que existe.

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Publicado por ADOLFO FERRERA MARTÍNEZ