La paz no es el camino. Las penalidades de la clase trabajadora no se acabarán con manifestaciones pacíficas. Las familias desahuciadas, abocadas a la marginación y los comedores públicos, no recuperarán sus derechos mediante concentraciones animadas por las consignas de Gandhi o John Lenon. Gandhi invitó a los pueblos agredidos por Hitler a no ofrecer resistencia contra el invasor.
No es cierto que el mundo sólo necesite amor. El mundo necesita determinación, compromiso, rabia, coraje, insumisión, radicalismo, ira e incluso odio. Odio contra la opresión, la desigualdad y la exclusión. Odio hacia los que invocan los derechos humanos, mientras asesinan a civiles desarmados, con balas de fragmentación y fósforo blanco.
Odio contra los Estados que confinan y estrangulan a los pueblos mediante torturas, muros erizados de alambradas, cárceles clandestinas y ejecuciones extrajudiciales. Odio contra los genocidas, los explotadores, los maltratadores. Odio contra la retórica democrática que habla de voluntad popular, mientras especula con la tierra, el agua y los alimentos. Odio contra las religiones que fomentan la intolerancia, el conformismo y el miedo, invitando a ofrecer la otra mejilla.
Nunca ofrezcas la otra mejilla, si pretenden despojarte de tus derechos. No perdones a los que propagan el hambre, la desesperación y la miseria. La lucha contra la explotación y la alienación no es violencia, sino resistencia.
Rafael Narbona
Rafael Narbona
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