ESTE PERRO HA SIDO ASESINADO EN UN CENTRO DE PROTECCIÓN ANIMAL. SÓLO ES UN CASO MÁS DE UNA TRAGEDIA QUE NO CESA POR CULPA DEL EGOÍSMO Y LA MEZQUINDAD DEL SER HUMANO
“¡Ay, canto, que mal me sales cuando tengo que cantar espanto!”, escribió Víctor Jara cuando esperaba la muerte en el Estadio Chile. El dolor a veces impide expresar los sentimientos con las palabras justas. Esta nota está escrita con profunda tristeza y dolorosa impotencia. El perro de la foto acaba de ser sacrificado.
“¡Ay, canto, que mal me sales cuando tengo que cantar espanto!”, escribió Víctor Jara cuando esperaba la muerte en el Estadio Chile. El dolor a veces impide expresar los sentimientos con las palabras justas. Esta nota está escrita con profunda tristeza y dolorosa impotencia. El perro de la foto acaba de ser sacrificado.
Es uno de los muchos perros que son asesinados a diario en las perreras municipales. La eutanasia es un término reservado para los enfermos en fase terminal. Por eso, asesinado es la palabra justa en este caso.
Una amiga me ha enviado esta foto y otras muchas de perros y gatos recientemente asesinados en los centros de protección animal, un eufemismo que no logra encubrir la crueldad del ser humano con el resto de las especies. Toni Cantó, diputado de UPyD, afirmó en el Congreso de los Diputados que los animales no tenían derecho a la vida y a la libertad. Su comentario fue deplorado por infinidad de personas de buen corazón. Yo sí creo en el derecho a la vida y la libertad de los animales.
Estoy firmemente convencido de que son nuestros hermanos menores y de que nuestra racionalidad nos obliga a velar por ellos. Tengo seis perros y cuatro gatos, todos recogidos o rescatados de situaciones horribles. Les miro a los ojos y no puedo evitar pensar en que podrían haber acabado sus días como el perro de la foto. Siento rabia, indignación y una honda tristeza, pues el ser humano dispone de los recursos necesarios para poner fin a esta tragedia. Sería suficiente esterilizar a las hembras y no abandonar a los perros, gatos o animales de cualquier otra especie que acompañan tradicionalmente a la familia humana.
La dureza de corazón de muchas personas impide que el sufrimiento de los animales finalice. No está de más recordar que Esperanza Aguirre redujo de quince a tres días el tiempo de espera en las perreras de la Comunidad de Madrid para sacrificar a los animales recogidos. Su medida me parece criminal, repugnante, despreciable, como todo lo que ha hecho durante su carrera política. Por favor, hagamos algo para acabar con este silencioso genocidio. El ser humano es una especie más, no el centro del universo.
No olvidemos a los animales estabulados y sacrificados en los mataderos. Si alguna vez juzgan por nuestros actos, no será fácil hallar motivos para justificar el egoísmo y la insensibilidad de la especie humana.


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