"¿Un país sin recursos
ni personal formado,
qué puede ofrecer?"
El investigador gallego, premiado como mejor joven físico de Europa, no puede volver al país porque el programa Ramón y Cajal cree que le faltaba currículum.
Premiado en Europa y rechazado en España. Es lo que ha experimentado en un mismo día el doctor gallego Diego Martínez Santos (Foz, 1983).
La Sociedad Europea de Física (EPS) ha galardonado con el premio al mejor joven físico experimental de Europa por sus trabajos en el experimento LHCb del Gran Colisionador de Hadrones (LHC) a este investigador formado en la Universidad de Santiago de Compostela (USC) y expatriado en Holanda. La sorpresa al recibir por correo electrónico la comunicación del premio sólo fue superada por la que recibió en la web del programa Ramón y Cajal coordinado por la Secretaría de Estado de Investigación para facilitar el regreso a España de los mejores científicos españoles: rechazaron su solicitud por no tener el nivel necesario.
Martínez Santos asegura a Público desde Suiza que aunque sabe que es un programa que suelen reservar a gente de más edad lo que más le sorprendió fue no estar ni siquiera en la lista de espera, y los motivos que le dieron. "Lo peor es que en la evaluación dicen que el candidato tiene un nivel de reconocimiento internacional y de liderazgo por debajo de la media de la gente de su edad, algo que evidentemente no es cierto porque, aunque no había recibido aún el premio, ya era uno de los nominados. Estaba bastante claro que sí tenía un reconocimiento internacional".
El coordinador del Grupo de Altas Enerxías de la Universidad de Santiago, Juan José Saborido -donde Martínez Santos realizó su tesis-, considera que el caso es "un error". "Quizá los evaluadores no han tenido acceso a toda la información. Es un trabajo difícil", dice Saborido que, en cualquier caso, cree que es "una pena".
Un caso llamativo en un país con continuos recortes en los presupuestos de educación e investigación y con un problema de fuga de cerebros. En el que los ministros ignoran este problema, mientras siguen aplicando recortes e desoyendo el llamamiento de la comunidad educativa e investigadora.
"Lo que más me sorprendió fue que dijeran que estaba por debajo de la media"
"Es fácil de explicar", argumenta, "en una economía global un país puede tener tres cosas: o recursos naturales, que tampoco es que tengamos demasiadados, o gente capacitada con un nivel educativo alto que pueda generar valor añadido, o si no sólo te queda tener mano de obra barata. No hay más. Un país que no tiene recursos y no tiene personal formado ¿Qué puede ofrecer?".
Sin embargo, defiende el alto nivel de la ciencia que se hace en España pese a tener menos recursos. "Por ejemplo, en el caso de mi universidad la presencia que tenemos en el CERN sí es bastante importante. Tenemos capacidad de producir buenos investigadores, pero en recursos está claro que estamos por debajo".
Entre las cosas que echa de menos en la universidad española destaca la colaboración con empresas privadas: "Una cosa positiva que he visto en Amsterdam y no en Galicia es una relación profunda con la industria. Tenemos estudiantes que vienen de empresas y lo contrario. Aquí hay mucha relación con grandes empresas como Philips, Shell, etc. lo que es muy positivo. Y esta relación en Santiago es mucho menor".
Sin embargo, no se resigna a no regresar a España y piensa volver a intentar acceder al programa Ramón y Cajal "dentro de uno o dos años". Confía en que para entonces los premios y la experiencia obtenida durante su etapa expatriado le sirvan para encontrar un sitio en su tierra
Por DAVID TORRES
Hasta que no le empezaron a dar papeles serios, como el del detective Germán Areta en El crack de Garci, Landa no pudo sacar al animal cinematográfico que llevaba dentro. Se dedicaba a hacer reír en esas comedias de pelo en pecho del mismo modo que Diego Martínez Santos, si regresara a España, tendría que ponerse a trabajar de camarero, y eso con suerte. Y no es que esas películas tengan nada malo, lo mismo que tampoco lo tiene hacer reír ni el curro de camarero, al contrario, pero digamos, por decirlo suavemente, que tanto Landa como Martínez Santos aspiraban a otra cosa. No por casualidad fue a Landa a quien le tocó interpretar a Paco el Bajo, el símbolo de todos los explotados en el drama más magnífico y terrible del cine español: Los santos inocentes. Eso sí que era un rústico de pelo en pecho, esclavizado por el eterno señorito español, un paleto como Dios manda. En Europa se frotaban los ojos porque, aunque la película parecía ambientada en los años treinta, si uno se fijaba bien, parecía que la habían hecho ayer o pasado mañana.
Con Mariano el landismo ha vuelto por sus fueros, no sólo el cateto a babor y el vente a Alemania, Pepe, sino también la España de los Pacos y las Régulas, la España de los Azarías y del señorito Iván, que mata a la milana porque estaba quemado, coño, entiéndelo, y porque le sale de los cojones. Un científico premiado en Europa por su trabajo en el colisionador de hadrones quiere regresar a su país y le dicen que se pire, que aquí colisionar, lo que se dice colisionar, coleccionamos ladrones. Que aquí lo que se llevan son obispos, cortijos y peinetas, de Cospedal y de Bárcenas. Que para físico ya tenemos bastante con el de la señorita Verónica Hernández, Miss Baleares 2009, que además cuenta con un currículum periodístico que va de Interviú a la Cope, aunque su principal baza, está claro, es el bikini.
En esta España de charanga y pandereta, devota de Frascuelo y de María, nunca hubo sitio para nada que no fuesen culos, lameculos, Carromeros, tontos de pueblo, hijos de papá y señoritos con escopeta. El talento nunca tuvo mucho que hacer. Pero ojo, que mira cómo acaba el hijo de la gran puta del señorito Iván, que aquí tarde o temprano hasta los tontos de pueblo terminan por hartarse.
http://astillasderealidad.blogspot.com.es/2013/05/id-en-espana-ineptitud-mas-disparate.html
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