Una espiral sin salida * Ni olvido ni perdón para los genocidas fascistas de ayer y de hoy

Ni olvido ni perdón para los genocidas fascistas de ayer y de hoy

 

 

Mujeres de Negro es una organización que se define feminista-antimilitarista. Ese organización denuncia la militarización social de las ciudadanas y ciudadanos, lo cual supone, no sólo la pérdida de derechos y libertades, sino también, y mediante la utilización del miedo, "la culpabilización y otras estrategias propias de estados de preguerra, sin pasar por alto el aumento de la presencia y uso y abuso de las fuerzas de orden público, que constituye uno de sus aspectos más evidentes" según reza en su portal de Internet.

 

Mujeres de Negro ha reivindicado la memoria de todas aquellas mujeres que fueron represaliadas por el franquismo porque eran esposas o hijas de republicanos, por desafectas a la dictadura, a la religión o, simplemente, pensar diferente. Uno de los actos consistió en protestar ante una lápida, ubicada en la Catedral sevillana, que recuerda al general franquista, Queipo de Llano, un criminal, además de grosero machista.

Ni que decir tiene que apoyamos sus acciones pero, bajo nuestro punto de vista, y como les sucede a muchas otras organizaciones sociales, incurren en el error de no dar un paso más hacia delante, sobre todo considerando las circunstancias que atraviesa el régimen español. Denunciar sin ir un poco más lejos es, más que nunca, un grave error porque de manera inconsciente se está comparando el ayer dictatorial con un hoy “poco agradable” pero de ninguna manera igual que aquel, lo cual es falso. Hoy, como entonces se detiene a la gente por pensar diferente, hoy como entonces, se tortura, hoy como entonces existen desaparecidos.

Mientras este pueblo, se limite a rescatar la memoria histórica de la Guerra Civil (que obviamente apoyamos) y los crímenes de la dictadura que le siguió, pero siga olvidándose de hacer lo propio con los asesinados, torturados y desparecidos durante la "Transición democrática" y la década de los años 80 del siglo pasado, mientras este pueblo no reconozca y denuncie, la presencia en las cárceles y comisarías españolas de presos y detenidos políticos por pensar diferente, estará condenado a dar vueltas y más vueltas en una espiral contradictoria y sin salida.

 

Una espiral sin salida