También pidió una pensión por discapacidad que el TSJA le negó al tener un 39% y no el 65% exigido
Un hombre de 36 años resultó ayer herido de gravedad después de quemarse a lo bonzo ante la sede de la Delegación de Salud y Bienestar Social de la Junta en Málaga. El joven, que se roció con acelerante y se prendió fuego en la avenida Manuel Agustín Heredia, entró envuelto en llamas en el edificio, pero la intervención con extintores de los empleados de seguridad le salvó la vida.
Sin embargo, el herido ingresó en Carlos Haya con quemaduras de segundo y tercer grado en el 63% de su cuerpo, concretamente en tronco, cabeza y brazos. Aunque fue inicialmente ingresado en la zona de Críticos de Urgencias del centro sanitario, finalmente fue trasladado a la Unidad de Quemados del hospital Virgen del Rocío de Sevilla.
Los hechos ocurrieron poco antes de las 12.47 horas, cuando un testigo alertó al 061 de la presencia de un hombre con graves quemaduras. Junto a los sanitarios acudieron efectivos de la Policía Local y Bomberos, aunque fue la Policía Nacional quien se hizo cargo del caso.
Los investigadores identificaron pronto a la víctima como Leandro C. M. G., natural de Vizcaya y vecino de La Trinidad que ha protagonizado una larga batalla con la Junta de Andalucía por diversos motivos. Según explicó el propio delegado territorial de Salud y Bienestar Social, Daniel Pérez, Leandro no tiene abierto actualmente ningún expediente relacionado con su departamento, pero sí lo tuvo en el pasado.
«En 2008 solicitó para su madre un Programa Individual de Atención (PIA) que fue valorado como grado dos de dependencia severa, y se le requirió hasta en dos ocasiones una documentación que no presentó y, por tanto, se desestimó este procedimiento porque no completó la información que tenía que presentar», explicó Pérez, antes de insistir en que tienen constancia de que se le entregó esa documentación a través de sus familiares. En todo caso, el delegado concluyó que el expediente se cerró en marzo de 2011, tras el fallecimiento de la madre del herido, y dijo que desconocía los motivos que han llevado a este hombre a quemarse vivo.
Fuentes de la Junta de Andalucía confirmaron que hubo otros desencuentros con la administración regional y que actualmente vivía de los 420 euros que el INEM le daba de Renta Básica de Inserción. Según esta versión, su penúltima decepción es de noviembre del año pasado, cuando una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía le comunicaba que no tenía derecho a una pensión no contributiva por discapacidad física, ya que tras varias pruebas su discapacidad fue establecida en un 39%, muy lejos del 65% necesario. Ahora cobraba la Renta Básica de Inserción.
De esta bofetada da cuenta en sus últimas entradas en Facebook (cuyo avatar es una llama de fuego) y en su blog personal. En el primer caso, el herido subió el día antes de prenderse fuego un documento en el que la Junta de Andalucía, a través del Juzgado Decano, le denegó el 24 de abril asistencia jurídica gratuita, que inicialmente aconsejó el Colegio de Abogados de Málaga, al considerar «insostenible» su petición. En su blog, por su parte, en la última entrada fechada el pasado sábado, Leandro lamenta que se le trate de forma diferente por ser un ciudadano «pobre», «de segunda clase» al que el Gobierno andaluz le ha quitado el derecho «a defenderme judicialmente» ante lo que el define como el abandono de su madre desde 2008 hasta su muerte.
«Creo que me moriré esperando justicia como se murió mi madre esperando años la Ley de Dependencia estando ya aprobada», escribió el 15 de mayo en una entrada en la que, tras explicar cómo dejó de lado su vida laboral, personal y sentimental para cuidar a su progenitora, aparece la palabra suicidio.
Dos días antes, el 13 de mayo, el autor del blog asegura que hace años, cuando vivía en la calle Marqués de Cádiz junto a su madre y su abuelo, fueron desahuciados por el Ayuntamiento de Málaga bajo la premisa de que éste «tenía planeado construir en esa zona viviendas de protección oficial para personas con pocos recursos» y bajo la promesa de darles a cambio «un piso en el nuevo edificio, pero no fue así». Eso, según Leandro, supuso la separación de la familia, puesto que su madre tuvo que irse a vivir con su tía y él con un hermano, e incluso que su madre tuviera que vivir de okupa en un corralón abandonado antes de que el «Ministerio de la Vivienda» les buscara una casa definitiva tras varios intentos.
En el blog, el autor, que asegura estar muy marcado por la prematura y accidental muerte de su padre y un hermano cuando él tenía 12 años, y la de su madre hace dos, también dedica escritos a su psiquiatra y a la consejera de Bienestar Social en referencia a su solicitud para la Ley de Dependencia.
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