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sábado, 3 de agosto de 2013

La lucha del Pueblo Vasco por su independencia

La lucha del Pueblo Vasco por su independencia  
Essa matéria foi publicada na Edição 434 do Jornal Inverta, em 31/03/2009  
 Entrevista exclusiva con Walter Wendelin, delegado para América de la Izquierda Independista Vasca, en que él hace un esclarecedor histórico acerca de la lucha del pueblo vasco por su independencia.  

La lucha del Pueblo Vasco por su independencia  
 

El militante busca romper el silencio sobre su organización, que no pretende imponer un modelo y una independencia por encima de la voluntad del pueblo, pues en los momentos en que los caminos se abren para conseguir un marco democrático mínimo, la organización armada se retira incondicionalmente. Walter denuncia las prisiones de los militantes de Batasuna y las torturas a que son sometidos sistemáticamente por el Reino español, que no prescinde de la tortura como herramienta de dominación para frenar el avance, “pues la única cosa que pueden hacer al no entrar en un proceso negociador de creación de un marco democrático mínimo es aumentar el sufrimiento de todos, sabiendo que tendrán que eliminarnos completamente, como hicieron en la Palestina, o entraremos y lograremos con que la ciudadanía en el territorio del País Vasco pueda decidir libremente y democráticamente”, afirma Walter.

INV - ¿Walter, usted podría explicarnos el conflicto que existe hoy envolviendo el País Vasco?
WW – Para empezar, vamos a situar lo que es el País Vasco. Geográficamente está situado entre lo que es el Reinado Español y la República Francesa, o sea, está ocupado entre ambos Estados. Podemos decir que Euskal Herria, que es el país de los que hablan el idioma vasco, está ocupado, perdió su independencia, prácticamente en la misma época que la América fue colonizada, con el Rey Fernando e Isabel. Desde entonces, es que luchamos. Con acuerdos, algunos mejores y otros peores, dependiendo de quienes estaban en el poder era posible conseguir más o menos derechos autonómicos, entre otros. Podemos decir que la peor época para nosotros fue durante la dictadura de Franco, donde fue prohibido, bajo pena de prisión y muerte, cualquier expresión de la identidad vasca, cualquier organización en nivel organizativo y cultural. En la escuela, si usted hablaba el idioma vasco, usted recibía un anillo que te identificaba como alguien “castigable” hasta que pudiera pasar ese anillo para otra persona. O sea, el propio idioma quedó prohibido e ilegal durante los 40 años de dictadura, lo que evidentemente colocó toda la sociedad vasca en una situación muy difícil, sobre todo, porque a la vez hubo inmigraciones, inclusive inmigraciones forzadas del sur de España, donde poblados enteros fueron llevados en vagones de ganado del sur de España para nuestra tierra, donde tenían que prácticamente crear un pueblo propio y trabajar y rehacer su vida ahí. En la parte francesa la historia es un poco diferente, menos violenta, pero el centralismo francés, así como el centralismo español, es un centralismo que afecta la esencia del pueblo vasco como tal, y sólo habla del pueblo francés. No existe el pueblo, la nación vasca. Ella es negada. Podemos decir que tras la muerte de Franco lo que aconteció es lo que se denominó en la historia oficial de transición democrática española, pero que para nosotros el término traición democrática española sería preferible. Porque la traición fue cambiar el modelo de estado, readecuándolo de tal forma que sólo cambiando algunas cosas, todo seguió igual. Entonces, en esa traición democrática española debemos incluir el Partido Socialista Español, actualmente en el poder, al Partido Comunista Español, que no forma parte del gobierno y tiene cada vez menos relevancia en la política española; ya que ellos, como socialistas y comunistas, aceptaron una constitución, y un sistema monárquico que niega rotundamente la existencia de la nación vasca y también coloca el ejército como garantía para la unidad constitucional de España. O sea, si existir algún peligro de separatismo, como ellos llaman, si un pueblo, una nación, los gallegos, los catalanes o los vascos, decidan se auto determinar y ser independientes, el ejército español tiene la obligación constitucional de intervenir y evidentemente de bombardear si necesario. En esa situación, principalmente en la época franquista, en la década de 50, los jóvenes comenzaron a percibir que la esencia vasca estaba siendo perdida, su cultura, su idioma, y comenzaron a organizarse clandestinamente. Los trabajadores comenzaron a organizarse, el mismo aconteció en el ámbito cultural, escuelas clandestinas fueron creadas para enseñar a los niños el idioma vasco, para que eso no se perdiera. Lo que en aquel momento era considerado como el Partido Nacionalista Vasco, existente hasta hoy, era un partido derechista, pero que de alguna manera no ofrecía desde el exilio una opción de lucha real para recuperar la independencia, la libertad, y garantizar la existencia del pueblo vasco como tal. En los años 50, hubieron organizaciones clandestinas aquí y allá, y es cuando surge la organización Euskadi Te la Askatasuna, conocida como ETA, hoy considerada como organización terrorista, como organización, movimiento social que intentaba coordinar y organizar todos esos movimientos clandestinos culturales, sindicales, políticos, entre otros, ya que era necesario defender ese movimiento a través de las armas, porque ahí estaba la Guardia Civil española tuteando en búsqueda de los núcleos clandestinos de aprendizaje del idioma vasco. Entonces, para defenderse, eso fue necesario. El ETA, a lo largo del tiempo, fue concentrándose en su tarea de lucha armada y juntamente con otras organizaciones, como el Partido Herri Batasuna, fue construyendo lo que es el pueblo y la sociedad vasca. En el inicio, la actividad de la policía española era casi exclusivamente contra la organización armada, utilizando los años 80, los años del gobierno de Felipe Gonzales, a partir de 1982 hasta 1994, lo que llamamos de guerra sucia. Como no pudieron eliminarnos a través de la represión policial y militar, utilizaron mercenarios y finalmente, en 1994, perdieron las elecciones presidenciales en España, a favor de Aznar, porque el Partido Popular de España, de extrema derecha, hizo una campaña terrible contra el Partido “llamado” de socialista y obrero español, precisamente llamándolo de no democrático por haber utilizado fondos reservados, hundiendo el mismo y llegando a la presidencia. Después que el pueblo vasco dijo claramente No a la constitución española, en 1978, y gracias a aceptarla, lo que fue hecho fue proponer en una parte del país vasco ocupado por España en el sur, el Estatuto de Guernica, que es un estatuto en el cual se propone las cualificaciones (en el área de salud, educación, etc.) que el gobierno de Madrid confiere a la comunidad autónoma vasca (3 provincias).

INV - Y, infelizmente, ese referéndum fue aprobado por el Partido Nacionalista Vasco.
WW – Sí, y este partido derechista, que se llama de independentista, pero se va desenmascarando como autonomista y como partido derechista. De esa forma, establecen acuerdos con el PNV de que este mantuviera reprimido y limitado el avance de la izquierda independentista vasca en cambio de ir, poco a poco, recibiendo esas cualificaciones económicas, a través de las cuales fueron fortaleciéndose económicamente y políticamente, al gestar varios negocios en virtud de sus propios bolsillos, para mantenerse en el poder. Cuando gana Aznar, el Partido Socialista Obrero Español, comete el error de retirar del PNV ciertas cualificaciones que habían sido cedidas por Felipe González. Y el PNV reacciona y amenaza aliarse con la izquierda, y es en ese momento que aprovechamos para proponer un Frente Nacionalista Vasca interclasista y toda una serie de movimientos sociales que apoyan este Frente pueden negociar con España. Existen puntos mínimos, acuerdos mínimos entre todos. Con eso el gobierno de Aznar, en 1994, comenzó a presionar el PNV y a ilegalizar el partido político, movimientos, organizaciones de jóvenes, creando una filosofía pseudo judicial a través del juez Baltazar Garzón que decía que como la organización armada tenía como objetivo socialismo e independencia, otra organización que tuviera en su ideario político y filosófico los objetivos de independencia y socialismo, es automáticamente terrorista o colaboradora. En 1998, es cuando conseguimos firmar el acuerdo de Lizarra, en el cual la organización armada se retiraba y ofrecía una tregua y decía que a través de ese Frente Nacionalista es que nosotros iríamos a cumplir nuestra tarea a través de la sociedad civil, política, sindical y seguir en la lucha ya que existían caminos muy pequeños para llegarse a una comprensión sobre la autodeterminación. En aquel momento la lucha armada no tenía razón de existir, porque el camino estaba abierto, lo que no acontecía antes. En las elecciones que sucedieron, tras 3 meses de la firma del acuerdo, la izquierda independentista vasca pasó a ser prácticamente la segunda fuerza electoral. Eso causó pánico al Partido Nacionalista Vasco y este comenzó a decir que se eso aconteciera no tendrían como capitalizar el proceso de paz, la tregua, ya que quién la capitalizaba era la izquierda independentista vasca, y que iban a perder su hegemonía y, por lo tanto, comenzaron a no cumplir con los acuerdos mínimos, a volver a negociar con Madrid para ver si podían volver a llegar a un correcto acuerdo sobre las cualificaciones, lo que hizo con que la organización armada los alertara sobre el no cumplimiento del acuerdo durante prácticamente un año y medio y, finalmente, la organización armada tuvo que tomar la decisión de que al no ser cumplidos los acuerdos por parte del Partido Nacionalista Vasco, el acuerdo había sido roto y la organización armada libre también de su acuerdo unilateral e incondicional de tregua sin contrapartida, simplemente por esa opción que había tomado, y volvió a la lucha armada. Debo añadir que tras eso, el golpe para la izquierda independentista fue muy fuerte, había cuestiones que no fueron bien trabajadas, como la cuestión internacional y algunas cuestiones del trabajo de base en el sentido que gran parte de la misma sentía que la resolución del conflicto estaba en el camino y que la presión en las calles podría terminar. El golpe fue muy fuerte, nuestra fuerza política decayó, el Partido Nacionalista Vasco capitalizó la actuación.

INV – ¿Cuál era la principal estrategia en los años 90?
WW - Si volvemos a 1994, hasta este momento, la estrategia principal era la de resistencia, de llevar el pueblo a la calles para presionar en dirección al clásico, que era la negociación entre la organización armada como vanguardia revolucionaria inequívoca con los poderes correspondientes (ejército, policía, ejecutivo). En ese momento había caído la URSS, habían sido iniciados procesos de pacificación en América Central, del Sur, los sandinistas habían perdido las elecciones, el neoliberalismo había si instaurado y, sobre todo, entraba en juego en la sociedad vasca una generación que no había vivido la época del franquismo, una generación nueva, joven, que no entendía muy bien los motivos por los cuales deberían salir a la calles para enfrentarse con la policía, arriesgar su futuro, para conseguir una negociación. Tenemos que considerar y situar el Euskal Herria en la Europa, entre los países desarrollados, enriquecidos con base en el robo, con un nivel de consumo muy alto y una facilidad de tener una vida cómoda y accesible. Entonces esa generación no sabía muy bien como y para que tenía que luchar. En vista de todo eso, nosotros pensamos en un cambio de estrategia, a través de un debate interno que duró 3 años, llegamos a la conclusión que la estrategia de la resistencia para presionar al ejecutivo, para entrar en una negociación con la organización armada revolucionaria inequívoca, tendría que pasar la otra estrategia o ser al menos añadida por otra estrategia que es la que nosotros llamamos de construcción nacional y social que es la que decía que el pueblo vasco era quién debería tomar el control del proceso de negociación, ya no una organización de vanguardia. Por lo tanto, teníamos que comenzar en aquel momento la construcción social de la nueva sociedad, lo que implicaba demostrar prácticamente y no teóricamente, lo que nosotros íbamos a hacer y para que era necesaria la resolución del conflicto y lo que nos ocurriría si no lográramos la independencia, que claramente era la destrucción de todo lo que habíamos construido por parte del ejecutivo español. Con esta construcción nacional y social, esa nueva generación comenzó a trabajar porque necesitábamos de esa negociación y de esa independencia. Con eso conseguimos una grande fuerza a la cual añadimos lo que era la cuestión territorial de todos los organismos sociales y sindicales que antes estaban divididos entre la parte ocupada por Francia y la parte ocupada por España. Hubo una fusión de los organismos juveniles, de mujeres, ecológicos, políticos, etc., del norte y del sur. Se comenzó a trabajar en el sentido de que fueran una sola, a pesar de que no se puede negar que en la parte norte su desarrollo fue mucho mayor. Hubo más represión y violencia. En el norte, la estrategia del gobierno francés era de asimilación suave. De eliminación a través de la asimilación suave, sin represión, pero de eliminación de lo que es el pueblo vasco. Ese cambio de estrategia y con la territorialidad de todos los frentes de lucha se fueron dando frutos. El acuerdo de Lizarra terminó y se comenzó a trabajar con el Partido Socialista Obrero Español para ver cómo era posible desde la oposición trabajar un proceso negociador, a través del partido, de los movimientos sociales, de los sindicatos. Y, realmente, se puedo, tras la violenta posesión de Zapatero, gracias al ataque realizado por lo que ellos llaman de terrorismo islámico, iniciar este último proceso, de 2004-2005-2006, que también tuvo su historia y terminó truncado. En ese proceso hubo una tregua declarada debido a la disposición de este gobierno de iniciar las conversaciones. O sea, se realizó una especie de declaración muy deslavada, y realmente se consiguió comenzar a negociar. Inicialmente, a través de una propuesta de método de resolución del conflicto, fue hecha la propuesta que desde la ilegalidad, en un auditorio para 20 mil personas, fue presentada una propuesta de negociación en dos vías paralelas.

INV – ¿Que usted podría rescatar como consecuencia de ese cambio en la estrategia?
WW - Una consecuencia de este cambio de estrategia es la consecuencia del cambio de concepción de lo que es la organización armada y todo lo que es el poder político, sindical y movimiento social. Fue propuesta de negociación con el gobierno español en dos mesas, una la mesa militar, en la cual estaría de un lado la organización armada y del otro los poderes fácticos del gobierno español, que trataría exclusivamente de la cuestión armada, del desarme tanto policial, militar del país vasco (que en la Europa es el país donde existe una mayor concentración policial) como de la organización armada, de las víctimas y de los presos políticos. Y la negociación política sería realizada exclusivamente en una mesa de partidos políticos, pero de partidos vascos, en los cuales se incluye evidentemente el Partido Socialista Español afincado en Euskal Herria. El Partido Popular también participaría, ya que tiene su representación allá, el Partido Comunista Español también e inmediatamente también el Partido Nacionalista Vasco (socialdemócrata vasco) y Batasuna (ilegalizado). Esa sería la mesa de partidos, juntamente con otros menores con menos representatividad real, pero que podrían participar ahí. Eso es determinar en la práctica el principio de la territorialidad y el de la autodeterminación, ya que para nosotros todos los ciudadanos que están en el territorio de Euskal Herria tienen que se autodeterminar. Eso no incluye militares, policías, delegados directos del gobierno, pero sí a los partidos y organizaciones españolas que están allá. Entonces, realmente nunca se logró conformar la mesa de partidos, estuvieron negociando en la otra mesa hasta llegar a un punto en el cual faltaba la concretización de algunos puntos para entrar ya en la fase del desarme de la organización armada, que estaba dispuesta. Uno de los puntos, evidentemente, era el de la conformación de la otra mesa, siempre hubo un direccionamiento de Madrid para no conformarla. Eso no quiere decir que no hubo diálogo o conversaciones previas principalmente entre el Partido Socialista Español Euskadi, el Partido Nacionalista Vasco y Batasuna, que de alguna manera intentaron conformar esa mesa de negociación. Hoy estamos en una situación absurda de que acabamos de ver la realización de un juicio en el cual fueron acusados el presidente de la comunidad autónoma vasca del PNV, máximos dirigentes del Partido Socialista e integrantes de la mesa negociadora de Batasuna por haber hablado con colaboradores del terrorismo. Finalmente, fue suspendido por razones técnicas. Pero la cuestión de fondo es que llegan hasta tal punto de juzgar a sus propios dirigentes por haber hablado con un partido ilegalizado y los acusan de ser colaboradores del terrorismo. O sea, violan los principios básicos de cualquier democracia e instrumentalizan la justicia de tal forma que llegan a situaciones tan absurdas cómo esas, lo que desenmascara completamente esa democracia española y enfatiza nuestra decisión de no ir a la clandestinidad y de seguir luchando públicamente porque tenemos este derecho. Esto tiene un costo altísimo que son los 765 presos políticos que tenemos, y 200 personas más esperando por un juicio, simplemente por hacer política o por trabajar en los movimientos sociales, que dicen que son practicantes del terrorismo desarmado. Ese es el costo que tenemos. En los años 70 y 80 prácticamente cien por ciento de los presos políticos eran miembros de la organización armada, hoy podemos decir que esa cifra llega a 60 por ciento, el restante son personas que se dedicaron a la política, a los medios de comunicación, a los movimientos de mujeres, ecológicos, contra la pobreza, movimientos sociales, entre otros y también de todos los tipos de partidos políticos. Desde 2003, cuando Batasuna fue ilegalizado definitivamente, creamos organismos partidarios para poder realizar un trabajo institucional. En los años 80 nosotros participábamos de las instituciones españolas sólo en cuestiones muy concretas que podrían llevarnos adelante en el objetivo de conseguir el derecho de autodeterminación, en aquel momento nos decían que teníamos que aceptar trabajar institucionalmente en toda amplitud, que eso era democrático y, claro, nos llamaban de no democráticos porque trabajábamos muy puntualmente. En el momento de conseguir aprovechar esos resquicios gramscinianos de la democracia burguesa, para darnos poder, ellos cambian todo el discurso y nos excluyen de cualquier trabajo político, lo que desenmascara el engaño previo y su democracia. Estamos, entonces, en esa situación. Cuando hablamos de los presos políticos tenemos que destacar que a parte de los presos existen detenciones, de 3 a 4 personas por semana, algunas inmediatamente vuelven a la libertad, pero la mayoría pasa por un periodo sin comunicación de 5 días, ¡en el cual la tortura es sistemática! Y aquí podemos mencionar lo que ha dicho un general francés acerca de Argelia, es que cuando se quiere ocupar un pueblo que no quiere ser dominado, no se puede ser hipócrita ya que la herramienta de la tortura es imprescindible. Sin la tortura no es posible controlar, ocupar y colonizar un pueblo. En esa situación estamos en el Reinado Español, que se utiliza de esa herramienta para frenar el avance y la única cosa que pueden hacer al no entrar en un proceso negociador de creación de un marco democrático mínimo es aumentar el sufrimiento de todos, sabiendo que tendrán que eliminarnos completamente, como hicieron en la Palestina, o entraremos y lograremos con que la ciudadanía en el territorio del País Vasco pueda decidir libremente y democráticamente.

INV – ¿Cómo podemos a partir de la América Latina apoyar concretamente la lucha del pueblo vasco?
WW - ¡Con ternura! Con solidaridad, que es la ternura de los pueblos. Bueno, primero rompiendo el bloqueo informativo y su manipulación. Mostrar que nosotros, los vascos, no somos los violentos de Europa, los terroristas, pero que en la realidad, se verificamos las estadísticas de la policía de Madrid, nuestro país y Canarias somos los más pacíficos. La sociedad en Madrid y otras grandes ciudades son mucho más violentas. Romper con eso, con la mentira de que una organización armada quiere imponer un modelo y una independencia por encima de la voluntad del pueblo. La organización armada ha demostrado pasivamente y activamente que en los momentos en que los caminos se abren para conseguir un marco democrático mínimo, ella se retira incondicionalmente, y mientras el camino esté en las manos de la sociedad civil se mantiene así. Evidentemente cuando ese camino se cierra, ya no existen herramientas prácticas, no hay condiciones democráticas mínimas, la organización reconoce que no existe posibilidad de la sociedad civil asumir esa tarea y ahí actúa. Además de la cuestión de la información, está la solidaridad y la presión internacional para que el gobierno español efectivamente busque la resolución del conflicto, negocie y cumpla con los acuerdos establecidos, lo que nunca fue hecho en la historia. La comunidad internacional puede tener un papel muy relevante en este sentido.

Tânia Castro

La lucha del Pueblo Vasco por su independencia
Essa matéria foi publicada na Edição 434 do Jornal Inverta, em 31/03/2009
Entrevista exclusiva con Walter Wendelin, delegado para América de la Izquierda Independista Vasca, en que él hace un esclarecedor histórico acerca de la lucha del pueblo vasco por su independencia.

La lucha del Pueblo Vasco por su independencia


El militante busca romper el silencio sobre su organización, que no pretende imponer un modelo y una independencia por encima de la voluntad del pueblo, pues en los momentos en que los caminos se abren para conseguir un marco democrático mínimo, la organización armada se retira incondicionalmente. Walter denuncia las prisiones de los militantes de Batasuna y las torturas a que son sometidos sistemáticamente por el Reino español, que no prescinde de la tortura como herramienta de dominación para frenar el avance, “pues la única cosa que pueden hacer al no entrar en un proceso negociador de creación de un marco democrático mínimo es aumentar el sufrimiento de todos, sabiendo que tendrán que eliminarnos completamente, como hicieron en la Palestina, o entraremos y lograremos con que la ciudadanía en el territorio del País Vasco pueda decidir libremente y democráticamente”, afirma Walter.

INV - ¿Walter, usted podría explicarnos el conflicto que existe hoy envolviendo el País Vasco?
WW – Para empezar, vamos a situar lo que es el País Vasco. Geográficamente está situado entre lo que es el Reinado Español y la República Francesa, o sea, está ocupado entre ambos Estados. Podemos decir que Euskal Herria, que es el país de los que hablan el idioma vasco, está ocupado, perdió su independencia, prácticamente en la misma época que la América fue colonizada, con el Rey Fernando e Isabel. Desde entonces, es que luchamos. Con acuerdos, algunos mejores y otros peores, dependiendo de quienes estaban en el poder era posible conseguir más o menos derechos autonómicos, entre otros. Podemos decir que la peor época para nosotros fue durante la dictadura de Franco, donde fue prohibido, bajo pena de prisión y muerte, cualquier expresión de la identidad vasca, cualquier organización en nivel organizativo y cultural. 

En la escuela, si usted hablaba el idioma vasco, usted recibía un anillo que te identificaba como alguien “castigable” hasta que pudiera pasar ese anillo para otra persona. O sea, el propio idioma quedó prohibido e ilegal durante los 40 años de dictadura, lo que evidentemente colocó toda la sociedad vasca en una situación muy difícil, sobre todo, porque a la vez hubo inmigraciones, inclusive inmigraciones forzadas del sur de España, donde poblados enteros fueron llevados en vagones de ganado del sur de España para nuestra tierra, donde tenían que prácticamente crear un pueblo propio y trabajar y rehacer su vida ahí.

 En la parte francesa la historia es un poco diferente, menos violenta, pero el centralismo francés, así como el centralismo español, es un centralismo que afecta la esencia del pueblo vasco como tal, y sólo habla del pueblo francés. No existe el pueblo, la nación vasca. Ella es negada. Podemos decir que tras la muerte de Franco lo que aconteció es lo que se denominó en la historia oficial de transición democrática española, pero que para nosotros el término traición democrática española sería preferible. Porque la traición fue cambiar el modelo de estado, readecuándolo de tal forma que sólo cambiando algunas cosas, todo seguió igual. 


Entonces, en esa traición democrática española debemos incluir el Partido Socialista Español, actualmente en el poder, al Partido Comunista Español, que no forma parte del gobierno y tiene cada vez menos relevancia en la política española; ya que ellos, como socialistas y comunistas, aceptaron una constitución, y un sistema monárquico que niega rotundamente la existencia de la nación vasca y también coloca el ejército como garantía para la unidad constitucional de España. O sea, si existir algún peligro de separatismo, como ellos llaman, si un pueblo, una nación, los gallegos, los catalanes o los vascos, decidan se auto determinar y ser independientes, el ejército español tiene la obligación constitucional de intervenir y evidentemente de bombardear si necesario.


 En esa situación, principalmente en la época franquista, en la década de 50, los jóvenes comenzaron a percibir que la esencia vasca estaba siendo perdida, su cultura, su idioma, y comenzaron a organizarse clandestinamente. Los trabajadores comenzaron a organizarse, el mismo aconteció en el ámbito cultural, escuelas clandestinas fueron creadas para enseñar a los niños el idioma vasco, para que eso no se perdiera. Lo que en aquel momento era considerado como el Partido Nacionalista Vasco, existente hasta hoy, era un partido derechista, pero que de alguna manera no ofrecía desde el exilio una opción de lucha real para recuperar la independencia, la libertad, y garantizar la existencia del pueblo vasco como tal. En los años 50, hubieron organizaciones clandestinas aquí y allá, y es cuando surge la organización Euskadi  la Askatasuna, conocida como ETA, hoy considerada como organización terrorista, como organización, movimiento social que intentaba coordinar y organizar todos esos movimientos clandestinos culturales, sindicales, políticos, entre otros, ya que era necesario defender ese movimiento a través de las armas, porque ahí estaba la Guardia Civil española tuteando en búsqueda de los núcleos clandestinos de aprendizaje del idioma vasco. 


Entonces, para defenderse, eso fue necesario. ETA, a lo largo del tiempo, fue concentrándose en su tarea de lucha armada y juntamente con otras organizaciones, como el Partido Herri Batasuna, fue construyendo lo que es el pueblo y la sociedad vasca. En el inicio, la actividad de la policía española era casi exclusivamente contra la organización armada, utilizando los años 80, los años del gobierno de Felipe Gonzales, a partir de 1982 hasta 1994, lo que llamamos de guerra sucia. Como no pudieron eliminarnos a través de la represión policial y militar, utilizaron mercenarios y finalmente, en 1994, perdieron las elecciones presidenciales en España, a favor de Aznar, porque el Partido Popular de España, de extrema derecha, hizo una campaña terrible contra el Partido “llamado” de socialista y obrero español, precisamente llamándolo de no democrático por haber utilizado fondos reservados, hundiendo el mismo y llegando a la presidencia. 


Después que el pueblo vasco dijo claramente No a la constitución española, en 1978, y gracias a aceptarla, lo que fue hecho fue proponer en una parte del país vasco ocupado por España en el sur, el Estatuto de Guernica, que es un estatuto en el cual se propone las cualificaciones (en el área de salud, educación, etc.) que el gobierno de Madrid confiere a la comunidad autónoma vasca (3 provincias).


INV - Y, infelizmente, ese referéndum fue aprobado por el Partido Nacionalista Vasco.
WW – Sí, y este partido derechista, que se llama de independentista, pero se va desenmascarando como autonomista y como partido derechista. De esa forma, establecen acuerdos con el PNV de que este mantuviera reprimido y limitado el avance de la izquierda independentista vasca en cambio de ir, poco a poco, recibiendo esas cualificaciones económicas, a través de las cuales fueron fortaleciéndose económicamente y políticamente, al gestar varios negocios en virtud de sus propios bolsillos, para mantenerse en el poder. Cuando gana Aznar, el Partido Socialista Obrero Español, comete el error de retirar del PNV ciertas cualificaciones que habían sido cedidas por Felipe González. Y el PNV reacciona y amenaza aliarse con la izquierda, y es en ese momento que aprovechamos para proponer un Frente Nacionalista Vasca interclasista y toda una serie de movimientos sociales que apoyan este Frente pueden negociar con España. Existen puntos mínimos, acuerdos mínimos entre todos.



 Con eso el gobierno de Aznar, en 1994, comenzó a presionar el PNV y a ilegalizar el partido político, movimientos, organizaciones de jóvenes, creando una filosofía pseudo judicial a través del juez Baltazar Garzón que decía que como la organización armada tenía como objetivo socialismo e independencia, otra organización que tuviera en su ideario político y filosófico los objetivos de independencia y socialismo, es automáticamente terrorista o colaboradora. En 1998, es cuando conseguimos firmar el acuerdo de Lizarra, en el cual la organización armada se retiraba y ofrecía una tregua y decía que a través de ese Frente Nacionalista es que nosotros iríamos a cumplir nuestra tarea a través de la sociedad civil, política, sindical y seguir en la lucha ya que existían caminos muy pequeños para llegarse a una comprensión sobre la autodeterminación.


 En aquel momento la lucha armada no tenía razón de existir, porque el camino estaba abierto, lo que no acontecía antes. En las elecciones que sucedieron, tras 3 meses de la firma del acuerdo, la izquierda independentista vasca pasó a ser prácticamente la segunda fuerza electoral. Eso causó pánico al Partido Nacionalista Vasco y este comenzó a decir que se eso aconteciera no tendrían como capitalizar el proceso de paz, la tregua, ya que quién la capitalizaba era la izquierda independentista vasca, y que iban a perder su hegemonía y, por lo tanto, comenzaron a no cumplir con los acuerdos mínimos, a volver a negociar con Madrid para ver si podían volver a llegar a un correcto acuerdo sobre las cualificaciones, lo que hizo con que la organización armada los alertara sobre el no cumplimiento del acuerdo durante prácticamente un año y medio y, finalmente, la organización armada tuvo que tomar la decisión de que al no ser cumplidos los acuerdos por parte del Partido Nacionalista Vasco, el acuerdo había sido roto y la organización armada libre también de su acuerdo unilateral e incondicional de tregua sin contrapartida, simplemente por esa opción que había tomado, y volvió a la lucha armada.


 Debo añadir que tras eso, el golpe para la izquierda independentista fue muy fuerte, había cuestiones que no fueron bien trabajadas, como la cuestión internacional y algunas cuestiones del trabajo de base en el sentido que gran parte de la misma sentía que la resolución del conflicto estaba en el camino y que la presión en las calles podría terminar. El golpe fue muy fuerte, nuestra fuerza política decayó, el Partido Nacionalista Vasco capitalizó la actuación.


INV – ¿Cuál era la principal estrategia en los años 90?
WW - Si volvemos a 1994, hasta este momento, la estrategia principal era la de resistencia, de llevar el pueblo a la calles para presionar en dirección al clásico, que era la negociación entre la organización armada como vanguardia revolucionaria inequívoca con los poderes correspondientes (ejército, policía, ejecutivo). En ese momento había caído la URSS, habían sido iniciados procesos de pacificación en América Central, del Sur, los sandinistas habían perdido las elecciones, el neoliberalismo había si instaurado y, sobre todo, entraba en juego en la sociedad vasca una generación que no había vivido la época del franquismo, una generación nueva, joven, que no entendía muy bien los motivos por los cuales deberían salir a la calles para enfrentarse con la policía, arriesgar su futuro, para conseguir una negociación. 


Tenemos que considerar y situar el Euskal Herria en la Europa, entre los países desarrollados, enriquecidos con base en el robo, con un nivel de consumo muy alto y una facilidad de tener una vida cómoda y accesible. Entonces esa generación no sabía muy bien como y para que tenía que luchar. En vista de todo eso, nosotros pensamos en un cambio de estrategia, a través de un debate interno que duró 3 años, llegamos a la conclusión que la estrategia de la resistencia para presionar al ejecutivo, para entrar en una negociación con la organización armada revolucionaria inequívoca, tendría que pasar la otra estrategia o ser al menos añadida por otra estrategia que es la que nosotros llamamos de construcción nacional y social que es la que decía que el pueblo vasco era quién debería tomar el control del proceso de negociación, ya no una organización de vanguardia.


 Por lo tanto, teníamos que comenzar en aquel momento la construcción social de la nueva sociedad, lo que implicaba demostrar prácticamente y no teóricamente, lo que nosotros íbamos a hacer y para que era necesaria la resolución del conflicto y lo que nos ocurriría si no lográramos la independencia, que claramente era la destrucción de todo lo que habíamos construido por parte del ejecutivo español. Con esta construcción nacional y social, esa nueva generación comenzó a trabajar porque necesitábamos de esa negociación y de esa independencia. Con eso conseguimos una grande fuerza a la cual añadimos lo que era la cuestión territorial de todos los organismos sociales y sindicales que antes estaban divididos entre la parte ocupada por Francia y la parte ocupada por España. Hubo una fusión de los organismos juveniles, de mujeres, ecológicos, políticos, etc., del norte y del sur. Se comenzó a trabajar en el sentido de que fueran una sola, a pesar de que no se puede negar que en la parte norte su desarrollo fue mucho mayor.


 Hubo más represión y violencia. En el norte, la estrategia del gobierno francés era de asimilación suave. De eliminación a través de la asimilación suave, sin represión, pero de eliminación de lo que es el pueblo vasco. Ese cambio de estrategia y con la territorialidad de todos los frentes de lucha se fueron dando frutos. El acuerdo de Lizarra terminó y se comenzó a trabajar con el Partido Socialista Obrero Español para ver cómo era posible desde la oposición trabajar un proceso negociador, a través del partido, de los movimientos sociales, de los sindicatos. Y, realmente, se puedo, tras la violenta posesión de Zapatero, gracias al ataque realizado por lo que ellos llaman de terrorismo islámico, iniciar este último proceso, de 2004-2005-2006, que también tuvo su historia y terminó truncado.


 En ese proceso hubo una tregua declarada debido a la disposición de este gobierno de iniciar las conversaciones. O sea, se realizó una especie de declaración muy deslavada, y realmente se consiguió comenzar a negociar. Inicialmente, a través de una propuesta de método de resolución del conflicto, fue hecha la propuesta que desde la ilegalidad, en un auditorio para 20 mil personas, fue presentada una propuesta de negociación en dos vías paralelas.

INV – ¿Que usted podría rescatar como consecuencia de ese cambio en la estrategia?
WW - Una consecuencia de este cambio de estrategia es la consecuencia del cambio de concepción de lo que es la organización armada y todo lo que es el poder político, sindical y movimiento social. Fue propuesta de negociación con el gobierno español en dos mesas, una la mesa militar, en la cual estaría de un lado la organización armada y del otro los poderes fácticos del gobierno español, que trataría exclusivamente de la cuestión armada, del desarme tanto policial, militar del país vasco (que en la Europa es el país donde existe una mayor concentración policial) como de la organización armada, de las víctimas y de los presos políticos.



 Y la negociación política sería realizada exclusivamente en una mesa de partidos políticos, pero de partidos vascos, en los cuales se incluye evidentemente el Partido Socialista Español afincado en Euskal Herria. El Partido Popular también participaría, ya que tiene su representación allá, el Partido Comunista Español también e inmediatamente también el Partido Nacionalista Vasco (socialdemócrata vasco) y Batasuna (ilegalizado). Esa sería la mesa de partidos, juntamente con otros menores con menos representatividad real, pero que podrían participar ahí. Eso es determinar en la práctica el principio de la territorialidad y el de la autodeterminación, ya que para nosotros todos los ciudadanos que están en el territorio de Euskal Herria tienen que se autodeterminar.


 Eso no incluye militares, policías, delegados directos del gobierno, pero sí a los partidos y organizaciones españolas que están allá. Entonces, realmente nunca se logró conformar la mesa de partidos, estuvieron negociando en la otra mesa hasta llegar a un punto en el cual faltaba la concretización de algunos puntos para entrar ya en la fase del desarme de la organización armada, que estaba dispuesta. Uno de los puntos, evidentemente, era el de la conformación de la otra mesa, siempre hubo un direccionamiento de Madrid para no conformarla. Eso no quiere decir que no hubo diálogo o conversaciones previas principalmente entre el Partido Socialista Español Euskadi, el Partido Nacionalista Vasco y Batasuna, que de alguna manera intentaron conformar esa mesa de negociación. Hoy estamos en una situación absurda de que acabamos de ver la realización de un juicio en el cual fueron acusados el presidente de la comunidad autónoma vasca del PNV, máximos dirigentes del Partido Socialista e integrantes de la mesa negociadora de Batasuna por haber hablado con colaboradores del terrorismo. Finalmente, fue suspendido por razones técnicas.



 Pero la cuestión de fondo es que llegan hasta tal punto de juzgar a sus propios dirigentes por haber hablado con un partido ilegalizado y los acusan de ser colaboradores del terrorismo. O sea, violan los principios básicos de cualquier democracia e instrumentalizan la justicia de tal forma que llegan a situaciones tan absurdas cómo esas, lo que desenmascara completamente esa democracia española y enfatiza nuestra decisión de no ir a la clandestinidad y de seguir luchando públicamente porque tenemos este derecho. Esto tiene un costo altísimo que son los 765 presos políticos que tenemos, y 200 personas más esperando por un juicio, simplemente por hacer política o por trabajar en los movimientos sociales, que dicen que son practicantes del terrorismo desarmado. Ese es el costo que tenemos.



 En los años 70 y 80 prácticamente cien por ciento de los presos políticos eran miembros de la organización armada, hoy podemos decir que esa cifra llega a 60 por ciento, el restante son personas que se dedicaron a la política, a los medios de comunicación, a los movimientos de mujeres, ecológicos, contra la pobreza, movimientos sociales, entre otros y también de todos los tipos de partidos políticos. Desde 2003, cuando Batasuna fue ilegalizado definitivamente, creamos organismos partidarios para poder realizar un trabajo institucional. En los años 80 nosotros participábamos de las instituciones españolas sólo en cuestiones muy concretas que podrían llevarnos adelante en el objetivo de conseguir el derecho de autodeterminación, en aquel momento nos decían que teníamos que aceptar trabajar institucionalmente en toda amplitud, que eso era democrático y, claro, nos llamaban de no democráticos porque trabajábamos muy puntualmente. En el momento de conseguir aprovechar esos resquicios gramscinianos de la democracia burguesa, para darnos poder, ellos cambian todo el discurso y nos excluyen de cualquier trabajo político, lo que desenmascara el engaño previo y su democracia. Estamos, entonces, en esa situación.


 Cuando hablamos de los presos políticos tenemos que destacar que a parte de los presos existen detenciones, de 3 a 4 personas por semana, algunas inmediatamente vuelven a la libertad, pero la mayoría pasa por un periodo sin comunicación de 5 días, ¡en el cual la tortura es sistemática! Y aquí podemos mencionar lo que ha dicho un general francés acerca de Argelia, es que cuando se quiere ocupar un pueblo que no quiere ser dominado, no se puede ser hipócrita ya que la herramienta de la tortura es imprescindible. Sin la tortura no es posible controlar, ocupar y colonizar un pueblo. En esa situación estamos en el Reinado Español, que se utiliza de esa herramienta para frenar el avance y la única cosa que pueden hacer al no entrar en un proceso negociador de creación de un marco democrático mínimo es aumentar el sufrimiento de todos, sabiendo que tendrán que eliminarnos completamente, como hicieron en la Palestina, o entraremos y lograremos con que la ciudadanía en el territorio del País Vasco pueda decidir libremente y democráticamente.



INV – ¿Cómo podemos a partir de la América Latina apoyar concretamente la lucha del pueblo vasco?
WW - ¡Con ternura! Con solidaridad, que es la ternura de los pueblos. Bueno, primero rompiendo el bloqueo informativo y su manipulación. Mostrar que nosotros, los vascos, no somos los violentos de Europa, los terroristas, pero que en la realidad, se verificamos las estadísticas de la policía de Madrid, nuestro país y Canarias somos los más pacíficos. La sociedad en Madrid y otras grandes ciudades son mucho más violentas. Romper con eso, con la mentira de que una organización armada quiere imponer un modelo y una independencia por encima de la voluntad del pueblo.



 La organización armada ha demostrado pasivamente y activamente que en los momentos en que los caminos se abren para conseguir un marco democrático mínimo, ella se retira incondicionalmente, y mientras el camino esté en las manos de la sociedad civil se mantiene así. Evidentemente cuando ese camino se cierra, ya no existen herramientas prácticas, no hay condiciones democráticas mínimas, la organización reconoce que no existe posibilidad de la sociedad civil asumir esa tarea y ahí actúa. Además de la cuestión de la información, está la solidaridad y la presión internacional para que el gobierno español efectivamente busque la resolución del conflicto, negocie y cumpla con los acuerdos establecidos, lo que nunca fue hecho en la historia. La comunidad internacional puede tener un papel muy relevante en este sentido.

Tânia Castro




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