El del círculo es Jorge Fernández Diaz.
Jorge Fernández Díaz, católico próximo al Opus Dei, íntimo amigo del
presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio Rouco Varela, y enemigo
declarado del aborto y el matrimonio gay, milita en una orden consagrada
a la "glorificación de la Cruz", la "difusión de la Fe" y la "defensa
de la Santa Madre Iglesia" a la que el Papa Benedicto XVI no reconoce
legitimidad, según han asegurado fuentes eclesiásticas.
El Vaticano ha prohibido a la Sacra y Militar Orden Constantiniana de San Jorge el "uso indebido" de templos religiosos para sus "ceremonias de investidura", pero en la última, celebrada el pasado 25 de octubre en una iglesia de Madrid, participó el actual ministro del Interior.
Fernández Díaz, un político de la confianza de Mariano Rajoy y considerado el principal interlocutor del Gobierno con la cúpula de la Iglesia, fue investido caballero de la Sacra Orden Constantiniana en noviembre de 2008, siendo vicepresidente del Congreso, en la catedral castrense de Madrid. La ceremonia estuvo presidida por el infante Carlos de Borbón-Dos Sicilias, primo del rey Don Juan Carlos y gran maestre de la rama española de la orden, que el Vaticano no reconoce.
La disputa dinástica que enfrentó durante dos décadas a las ramas española e italiana de los Borbón fue resuelta en 1980 por Juan Pablo II en favor de esta última, encabezada por Fernando de Borbón, duque de Castro.
Pese a que el Vaticano no reconoce la Orden Constantiniana en la que militan Fernández Díaz y el propio Rouco Varela, el ministro del Interior asistió el pasado 25 de octubre en Madrid a la investidura de nuevos caballeros, una ceremonia presidida por el arzobispo castrense de España, Juan del Río, y autorizada por el cardenal Rouco. El acto, según las fuentes consultadas, fue un abierto desafío al Papa, que una semana antes había advertido, a través de un comunicado oficial difundido por la Secretaría de Estado del Vaticano, que esa orden "no es reconocida por la Santa Sede", y que ésta "no puede ser garante de su legitimidad histórica y jurídica".
Tarcisio Bertone, secretario de Estado y número dos del Vaticano, lanzaba también en ese comunicado otro claro aviso a ésa y otras órdenes no reconocidas por la Santa Sede: para "evitar equívocos y abusos" por el "uso indebido de lugares sagrados", el Papa prohibía la utilización de iglesias y capillas para "las llamadas ceremonias de investidura". Pero los constantinianos españoles no se dieron por aludidos, y nueve días después de la advertencia del Vaticano se congregaron en la iglesia madrileña del Sacramento para investir a nuevos caballeros y damas de la orden, en presencia del ministro Fernández Díaz.
El Vaticano solo reconoce y tutela a siete Órdenes de Caballería: Suprema de Cristo, Espuela de Oro, Piana, San Gregorio Magno, San Silvestre Papa, Militar de Malta y Santo Sepulcro de Jerusalén. "Todas las otras órdenes, sean de nueva institución o derivadas de las medievales", advierte Bertone, "no son reconocidas por la Santa Sede, no pudiendo ésta hacerse garante de su legitimidad histórica y jurídica, de sus finalidades y de sus sistemas organizativos". El secretario de Estado vaticano añade que el Papa "no atribuye ningún valor a los diplomas de caballería que sean expedidos por asociaciones no reconocidas", por lo que la investidura de Fernández Díaz carece de validez.
El pasado 22 de octubre, tres días antes de la ceremonia vetada por la Santa Sede, el ministro viajó al Vaticano para asistir, en compañía de Rouco Varela, a la canonización de la monja española Carmen Sallés. Por la noche, el titular de Interior ofreció una cena en la embajada a la que asistió, entre otros, el presidente de la Conferencia Episcopal. Las magníficas relaciones entre ambos vienen de lejos. En la segunda legislatura de José María Aznar (2000-2004), siendo Fernández Díaz secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Rouco le impuso la Gran Cruz de la Orden de San Gregorio Magno. Desde entonces, sus contactos son habituales y fluidos.
La Conferencia Episcopal y el Arzobispado Castrense evitaron ayer hacer cualquier comentario sobre la ceremonia de la Sacra Orden Constantiniana vetada por el Vaticano. Por su parte, un portavoz oficial del Ministerio del Interior minimizó la presencia de Fernández Díaz en el acto de investidura de nuevos caballeros de la orden, remarcando que en el mismo también estuvieron presentes el cardenal emérito Giovanni Battista Re y el arzobispo castrense Del Río. El mismo portavoz no quiso valorar, sin embargo, la firme oposición de la Santa Sede a que la orden utilice templos religiosos para sus ceremonias.
El confidencial
El Vaticano ha prohibido a la Sacra y Militar Orden Constantiniana de San Jorge el "uso indebido" de templos religiosos para sus "ceremonias de investidura", pero en la última, celebrada el pasado 25 de octubre en una iglesia de Madrid, participó el actual ministro del Interior.
Fernández Díaz, un político de la confianza de Mariano Rajoy y considerado el principal interlocutor del Gobierno con la cúpula de la Iglesia, fue investido caballero de la Sacra Orden Constantiniana en noviembre de 2008, siendo vicepresidente del Congreso, en la catedral castrense de Madrid. La ceremonia estuvo presidida por el infante Carlos de Borbón-Dos Sicilias, primo del rey Don Juan Carlos y gran maestre de la rama española de la orden, que el Vaticano no reconoce.
La disputa dinástica que enfrentó durante dos décadas a las ramas española e italiana de los Borbón fue resuelta en 1980 por Juan Pablo II en favor de esta última, encabezada por Fernando de Borbón, duque de Castro.
Pese a que el Vaticano no reconoce la Orden Constantiniana en la que militan Fernández Díaz y el propio Rouco Varela, el ministro del Interior asistió el pasado 25 de octubre en Madrid a la investidura de nuevos caballeros, una ceremonia presidida por el arzobispo castrense de España, Juan del Río, y autorizada por el cardenal Rouco. El acto, según las fuentes consultadas, fue un abierto desafío al Papa, que una semana antes había advertido, a través de un comunicado oficial difundido por la Secretaría de Estado del Vaticano, que esa orden "no es reconocida por la Santa Sede", y que ésta "no puede ser garante de su legitimidad histórica y jurídica".
Tarcisio Bertone, secretario de Estado y número dos del Vaticano, lanzaba también en ese comunicado otro claro aviso a ésa y otras órdenes no reconocidas por la Santa Sede: para "evitar equívocos y abusos" por el "uso indebido de lugares sagrados", el Papa prohibía la utilización de iglesias y capillas para "las llamadas ceremonias de investidura". Pero los constantinianos españoles no se dieron por aludidos, y nueve días después de la advertencia del Vaticano se congregaron en la iglesia madrileña del Sacramento para investir a nuevos caballeros y damas de la orden, en presencia del ministro Fernández Díaz.
El Vaticano solo reconoce y tutela a siete Órdenes de Caballería: Suprema de Cristo, Espuela de Oro, Piana, San Gregorio Magno, San Silvestre Papa, Militar de Malta y Santo Sepulcro de Jerusalén. "Todas las otras órdenes, sean de nueva institución o derivadas de las medievales", advierte Bertone, "no son reconocidas por la Santa Sede, no pudiendo ésta hacerse garante de su legitimidad histórica y jurídica, de sus finalidades y de sus sistemas organizativos". El secretario de Estado vaticano añade que el Papa "no atribuye ningún valor a los diplomas de caballería que sean expedidos por asociaciones no reconocidas", por lo que la investidura de Fernández Díaz carece de validez.
El pasado 22 de octubre, tres días antes de la ceremonia vetada por la Santa Sede, el ministro viajó al Vaticano para asistir, en compañía de Rouco Varela, a la canonización de la monja española Carmen Sallés. Por la noche, el titular de Interior ofreció una cena en la embajada a la que asistió, entre otros, el presidente de la Conferencia Episcopal. Las magníficas relaciones entre ambos vienen de lejos. En la segunda legislatura de José María Aznar (2000-2004), siendo Fernández Díaz secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Rouco le impuso la Gran Cruz de la Orden de San Gregorio Magno. Desde entonces, sus contactos son habituales y fluidos.
La Conferencia Episcopal y el Arzobispado Castrense evitaron ayer hacer cualquier comentario sobre la ceremonia de la Sacra Orden Constantiniana vetada por el Vaticano. Por su parte, un portavoz oficial del Ministerio del Interior minimizó la presencia de Fernández Díaz en el acto de investidura de nuevos caballeros de la orden, remarcando que en el mismo también estuvieron presentes el cardenal emérito Giovanni Battista Re y el arzobispo castrense Del Río. El mismo portavoz no quiso valorar, sin embargo, la firme oposición de la Santa Sede a que la orden utilice templos religiosos para sus ceremonias.
El confidencial
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