Cuando en mayo de 2012 el "socialista" Francois Hollande
ganaba las elecciones francesas, los periodistas y medios españoles que
se autodefinen como "progresistas", principalmente los del grupo PRISA,
lo celebraban por todo lo alto y pronosticaban un giro radical en las
políticas de austeridad que se estaban implementando desde Europa,
principalmente en los países del sur, incluida España. Se difundía la
idea de que el nuevo presidente francés forzaría a Ángela Merkel
a cambiar las políticas neoliberales que se estaban imponiendo y que
estaban profundizando en la recesión de esos países y causando un gran
dolor a sus clases populares.
Es decir, que se trataba una vez más de
presentar a la socialdemocracia como una alternativa
frente a "la derecha", tal y como ocurre en España cuando el PSOE se
presenta como la alternativa al PP. Pues bien, la llegada de Hollande no
sólo no supuso ningún cambio en la deriva neoliberal europea sino que
el presidente Hollande está aplicando en Francia el libreto neoliberal
impuesto por las élites económicas y financieras europeas, tal y como
explica el profesor Salim Lamrani en un reciente artículo titulado ¿Es socialista el Presidente Francois Hollande?
Obviamente ni Hollande en Francia ni el PSOE y sus dirigentes en España
son socialistas. Más allá de las siglas y el marketing político, son los
hechos los que definen la ideología de un partido o dirigente político.
Una de las evidencias que nos está dejando la "crisis" - por si todavía
no estuviese bien claro desde hace décadas - es que la socialdemocracia
no es más que la otra cara de una misma moneda, el capitalismo, y que las políticas que aplican los gobiernos socialdemócratas son las políticas neoliberales
que el propio sistema exige, aunque perjudiquen a las clases
trabajadoras.
La socialdemocracia privatizadora, desreguladora, que se
pliega al dios mercado, que es obediente y servil ante el gran
capital, no puede presentarse como la alternativa a si misma, como la
alternativa a un sistema y un modelo político y económico que ellos
mismos defienden y asumen como propio. Son "socialistas" enemigos del
Socialismo; todo un sinsentido y un engaño que no puede tener mucho más
recorrido.
Al actual sistema salvaje y depredador es imposible domarlo,
humanizarlo, reformarlo o suavizarlo, como pretenden o dicen pretender
estos falsos socialistas, como los miembros del PSOE en el caso español. A este criminal sistema hay que eliminarlo, y esto sólo puede llegar a través de una izquierda revolucionaria, valiente y transformadora
que rompa radicalmente con el actual modelo hegemónico y se enfrente
cara a cara y con todas las consecuencias a los poderes económicos,
políticos y mediáticos que lo sustentan.
Esa izquierda mayoritaria tan
necesaria todavía está en construcción en España. Los burócratas de la
política a las órdenes del capital financiero y la burguesía
empresarial, aunque se disfracen de "socialistas" para seguir engañando a
las clases populares, quedan totalmente descartados. Hay que quitarles
las caretas antes de que millones de trabajadores y víctimas del
sistema vuelvan a caer en la misma trampa socialdemócrata de siempre que
el propio sistema nos pone como cebo.
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