Conflictos mundiales * Blog La cordura emprende la batalla


lunes, 28 de octubre de 2013

Ellos eran obreros * Letras de negro (in memoriam)

 

 

Ellos eran obreros

Ni se sabe cuántos muertos por intoxicación en una mina de León provocada por un escape de gas. Ha sucedido en el Pozo Emilio del Valle del pueblo Llombera de Gordón. Familiares esperan a las puertas de la mina porque aún no saben nada de la suerte que han corrido otros trabajadores.

Reforma Laboral igual a trabaja como puedas. Pero no pasa nada, estamos ante "un triste y desgraciado accidente" y en pocos días todo tapado, todo olvidado. "Gracias" anticipadas, reporteros del régimen.

Nunca sabremos toda la verdad. No sólo es  suficiente tener detectores de gas, es de lógica pensar que debe formar parte del equipo de seguridad del minero otras herramientas protectoras porque no se puede aguantar la respiración más de 2 minutos, eso si eres joven.

Nuestras condolencias a las familias de los obreros fallecidos. Ahora aparecerá el ministrillo de turno. No permitan que se asome por allí y se vaya de rositas. Para los trabajadores nuestro recuerdo, para sus asesinos, mejor nos lo callamos.

Crimen de Estado como casi todos los accidentes laborales. A este terrorismo "bueno" no se le dedicarán homenajes, no se harán saraos como los del domingo en Madrid ni las viudas recibirán pensiones de 4.000 euros. Ellos eran obreros.








De la mina salgo, amigo, de la mina compañero.
Soy minero, barrenero.
Ven conmigo.

Como ayer contigo fui,
hoy contigo también voy,
que no sería quien soy
si no te siguiera a ti.

Mi mano y mi corazón,
¡contigo!, que Asturias grita,
como ayer:¡Viva el Nalón
y viva la dinamita!

Rafael Alberti, 1934


Ahí viene el hombre, ahí viene 
embarrado, enrabiado contra la desventura, furioso 
contra la explotación, muerto de hambre, allí viene 
debajo de su poncho de Castilla.

Ah, minero inmortal, ésta es tu casa 
de roble, que tú mismo construiste. Adelante: 
te he venido a esperar, yo soy el séptimo de tus hijos. 

No importa que hayan pasado tantas estrellas por el cielo de estos años, 
que hayamos enterrado a tu mujer en un terrible agosto, 
porque tú y ella estáis multiplicados. 
No importa que la noche nos haya sido negra por igual a los dos.

Pasa, no estés ahí 
mirándome, sin verme, 
debajo de la lluvia.

Gonzalo Rojas, 1964


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