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El galardón, obtenido en la categoría de documental, premia una serie de ocho imágenes tomadas en una montería. Ver fotogalería
Campo bañado de sangre, extremidades y visceras tras una monteria.
Foto serie de un documental fotografico que gana el Lux de Oro.
Junto a fotos de perros llenos de sangre, visceras, animales decapitados y todo la escenografía típica tras el paso de los cazadores:
Una colección de ocho fotografías tomadas en el transcurso de una montería de caza mayor en Andalucía le ha servido al tarraconense Ferran Aguilar para ganar uno de los premios más prestigiosos al que puede optar un fotógrafo en España, el Lux Oro (también existen el Lux Plata y el Lux Bronce), en este caso en la categoría de documental.
Y, aunque el premio en cuestión no está dotado económicamente –«todo lo contrario, debes pagar para concursar», dice Ferran–, el tarraconense está exultante: «Es que ganar este galardón supone un prestigio enorme; yo lo comparo con una estrella Michelín para un restaurante», apunta feliz.
No es para menos. A los Premios Lux concurrieron este año más de 2.000 imágenes procedentes de toda España. El galardón, creado en 1993 por la Asociación de Fotógrafos Profesionales de España, se ha consolidado como el referente de la fotografía profesional, hasta el punto de que ya se ha convertido en un patrimonio cultural muy importante que potencia la innovación, la aportación de nuevas ideas y la capacidad comunicativa de las obras fotográficas.
Las fotos que han hecho a Ferran Aguilar a creedor a este premio pueden herir la sensibilidad de algunas personas, por la crudeza con que reflejan lo que sucede en una montería. Él lo admite: «Sí, es una visión un poco dura de la caza, pero no se trata de un trabajo en contra de la caza. De hecho, yo me considero también un cazador, aunque en mi caso yo disparo con una cámara y un teleobjetivo, en lugar de con un rifle o una escopeta».
En efecto, las fotos logradas por Ferran no son producto de la casualidad, sino de una caza concienzuda, de perseguirlas como se sigue a una presa. «La colección de fotos con las que he ganado el Lux Oro forma parte de un trabajo realizado durante cuatro años, en los que he tenido que utilizar mis mejores dotes seductoras con personas a las que necesitas caer bien para que te dejen entrar en lugares prohibidos, pues las monterías no son precisamente de libre acceso, mucho menos si vas con una cámara. De hecho, tenía terminantemente prohibido fotografiar a los cazadores. Por el camino recibí muchos ‘noes’ hasta que por fin me llegó mi oportunidad».
Le llegó y la aprovechó. Como ya hizo el año pasado, cuando una foto de un lince ibérico estirándose sobre una roca le hizo merecedor del premio Foto Nikon 2012 Naturaleza.
Y es que este tarraconense no es un advenedizo en el mundo de la fotografía, una pasión que le picó cuando era un niño y tuvo a los 12 años su primera cámara, una Werlisa Color. Desde entonces ha llovido mucho y hoy Ferran, con 44 años, arrastra un bagaje de más de 15 años como fotógrafo profesional y guarda en su vitrina importantes premios que hacen justo definirle como un «fotógrafo estrella Michelín»
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