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viernes, 1 de noviembre de 2013

La falsa mitología de los supermercados



supermercados, dinero
Imagen El País






Volver a los orígenes. Eso quiere hacer Mercadona con los productos frescos para evitar una fuga de clientes a los puestos tradicionales,  según indica  El País. Estas grandes cadenas de alimentación han revolucionado el sector alimentario. Lo mismo que lo han hecho los teléfonos móviles, la informática y los centros comerciales.
Todo a lo grande. Supermercados, telefonía móvil, ordenadores, comida rápida en restaurantes, gasolineras. ¿Van a volver a los orígenes todos estos gigantes de la economía? ¿Qué orígenes? Estas corporaciones del sector alimenticio despliegan una falsa mitología capaz de confundir al consumidor. Veamos unos ejemplos.



Mito 1: Son más baratos. La realidad es que cada semana se ocupan de hacer ofertas concretas de algunos productos, estando el resto de `productos a precios que superan los de muchos comercios pequeños. La media de precios de la compra diaria supera muchas veces a la de los puestos tradicionales. Además fomentan la compra compulsiva con mensajes publicitarios masivos.


Mito 2: Ajustan sus márgenes. Es falso. Muy al contrario son tan importantes sus compras que atenazan y exprimen a sus proveedores para que les bajen los precios y aumente su beneficio. Los productores de la cadena alimentaria: agricultores, ganaderos y pescadores venden cada vez más barato pero el precio final del supermercado no baja.


Mito 3: Hay más variedad. Totalmente falso. Los supermercados son los templos de la uniformidad. Por ejemplo en España hay más de 50 tipos de quesos artesanos y en los supermercados solo encontraremos algunas marcas industriales que se venden por toda Europa. Lo mismo ocurre con melones y tomates. En España hay una variedad de cientos de melones y tomates pero en los súper solo encontramos tres o cuatro referencias.



Mito 4: Favorecen la economía local. La realidad es bien distinta. Cada vez más alimentos básicos de nuestra dieta provienen de otros países. Por ejemplo, Mercadona importa aceite de marruecos y lo envasa en Portugal. También importa todo el año las naranjas de Argentina, saltándose la temporada de naranjas valencianas. (Recordemos que el dueño de Mercadona es valenciano.)


En definitiva, si volver a los orígenes es crear falsos mitos para obtener el máximo beneficio lo mejor es que no vuelvan y se queden donde estén. O mejor aún, si regresan todos ustedes a los orígenes dejen que la economía local se desarrolle y se enriquezca.


Seguro que entonces no habría tanto desempleo, los sueldos serían más dignos, los horarios comerciales volverían a conciliar la vida familiar y hasta los cines de barrio volverían a precios económicos vendiendo altramuces y chufas para disfrute del consumidor y su bolsillo.


Por favor sí, vuelvan a los orígenes y déjennos en paz.


 GRANDES CADENAS DE DISTRIBUCIÓN: NO GRACIAS










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