En las altas esferas abunda un
estereotipo de individuos que simulan tener conciencia social pero sólo se
mueven por sus ansias de acumular dinero y poder. Mentirosos y narcisistas, son
unos manipuladores con gran encanto en apariencia aunque por dentro sean
gélidos y ajenos a los afectos que fingen mientras causan dolor sin sentir
compasión.
Adictos al poder y al dinero, son
impacientes, buscan recompensas inmediata a sus anhelos, se creen inmunes a las
consecuencias de sus tropelías, rechazan las normas, carecen de ética y moral,
consideran a las leyes como obstáculos salvables y ajenos a su persona,
delinquen con facilidad, no dan muestras de vergüenza, o arrepentimiento, carecen de emociones (que no obstante fingen),
muestran una nula ansiedad ante el peligro (circunstancia que les impele a
actuar con frialdad, premeditación y una falsa valentía que no es mas que irresponsabilidad debida a su
incapacidad para sentir temor) y eluden con frecuencia a la justicia falseando
creíblemente la realidad y negando por sistema aquello que se les imputa.
Psicópatas que no matan
La psiquiatría llama a estos
individuos psicópatas, no obstante, aunque sea corriente identificar tal denominación con
los asesinos en serie que aparecen en la ficción, la
inmensa mayoría de los psicópatas nunca matan (al menos directamente) ni acaban sus
días en prisión o instituciones psiquiátricas.
Mas
bien son personas plenamente integradas en la sociedad, seres aparentemente
inocentes que no despiertan sospechas sobre su condición, interpretan muy bien
su papel de individuos encantadores, inteligentes y seductores y, sobre todo,
fingen una empatía que no sienten mientras ejercen su poder a costa de infligir
daño a los demás.
Psicopatía, capitalismo y poder
Hay
estadísticas que consideran que la psicopatía
es cuatro veces mas frecuente en los estamentos sociales que ostentan el
poder, circunstancia que para muchos indica que el capitalismo se está convirtiendo en una fuente de psicopatía social cuando es el propio sistema quien premia
ciertas características de la personalidad
psicopática y propicia que gente sin escrúpulos actúen como
psicópatas sin en verdad serlo. La realidad pone en evidencia que
también el
comunismo y otros totalitarismos dan cobijo a líderes, altos cargos y a
funcionarios cuya única meta es su enriquecimiento personal.
Psicópatas políticos y psicópatas de cuello blanco
Aunque hay muchos tipos de psicópatas, vamos a
centrarnos en dos de ellos:
(a) Los “políticos
con rasgos psicopáticos”, unos presuntos servidores públicos que sólo trabajan para sí mismos (a pesar de
fingir un interés social) y que se aferran patológicamente al poder, tanto que
les cuesta delegar, les es casi imposible abandonarlo y aun mas dimitir si son
descubiertos en una ilegalidad.
(b) Los “psicópatas de cuello blanco”,
individuos no muy distintos a los anteriores (con quienes suelen relacionarse)
que desde sus bancos, empresas y organizaciones sin ánimo de lucro, actúan con la
obsesión de amasar fortunas personales y son capaces de perjudicar desde
pequeños ahorradores (a quienes pueden incitar al suicidio tras arruinarlos con
engañosas inversiones o el desahucio de sus viviendas) hasta organismos
oficiales donde corrompen a sus gestores mas proclives al cohecho con
tentadoras ofertas.
Conclusiones
Nuestro
país sufre hoy las consecuencias de los
desmanes perpetrados por muchos de estos personajes (políticos de
distintas ideologías, empresarios, banqueros, representantes sindicales,
miembros de una
familia aparentemente intocable), y la culpa de que así sea la tienen
quienes lo han permitido con su
pasiva apatía y también quienes los han
protegido (a los presuntos psicópatas) considerándolos ciudadanos
ejemplares y
un modelo a seguir, circunstancia esta última que hace chirriar los
engranajes
del sistema democrático
Es
deber de todos no elegir en las urnas a
quienes exhiban unos comportamientos compatibles con los descritos ni
tolerar su presencia en las instituciones públicas y/o privadas,
tarea harto difícil habida cuenta de que los especímenes de esta calaña,
una vez acceden al poder es muy
difícil arrebatárselo.
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