"Orgullosos de ser de
derechas" es un lema que ha salido torcido en Intereconomía. Todo huele
a derribo en lo que iba a ser el gran imperio mediático que estaba
creando Julio Ariza. Una frecuencia en alquiler al Real Madrid, despido
con policías de su máxima estrella y, sobre todo, trabajadores al borde
de una huelga porque no consiguen cobrar sus sueldos. A esto se une lo
que la plantilla califica como un campo de concentración. Así lo explica
un periodista del grupo: "Cada vez que voy a trabajar me creo que voy a Auchswitz". Por eso tienen decidido votar el próximo lunes por una huelga de diez días, del 15 al 25 de diciembre.
Nóminas impagadas contrastan con ínfulas de grandeza de abrir "platós impresionantes" para abarcar cuatro escenarios diferentes y que, de momento, están parados porque los que los construyen se niegan a continuar su labor hasta que no cobren. Personal desencantado y cada vez más resignado a su suerte contrasta con la llegada de nuevos trabajadores al grupo. Contratación de helicópteros para cubrir la retransmisión de la ceremonia de la elección de la sede olímpica de 2020 contrasta con los "pufos" que dicen los trabajadores van dejando en todos sitios.
En total, Intereconomía acumula pérdidas operativas de más de medio millón de euros al mes, que se suman a los 60 millones de euros en deudas que tiene la cadena, según los últimos balances públicos enviados al Registro Mercantil correspondientes a 2011. Ese año tuvo pérdidas por valor de 11 millones de euros, tras reducir drásticamente sus ingresos por la huida de anunciantes.
Sólo en nóminas, Julia Ariza debería abonar a sus trabajadores cada mes cerca de un millón de euros. Debería, porque sólo hasta el pasado mes de agosto no se empezó a abonarles con regularidad su nómina, y "regularidad" en cuanto a que se les iba a pagar una vez al mes, aunque el ingreso lo mismo se podría realizar el día 1, que el 9, el 20 o el 30. Desde septiembre se ha vuelto romper con esta promesa.
Nóminas y deudas impagadas
Nadie, salvo los últimos fichajes, como el nuevo director general editorial de Intereconomía, Melchor Miralles, parece estar satisfecho de la situación que se vive en una casa de la que acaba de ser expulsado Josep Pedrerol, uno de sus principales baluartes, si no el que más (su Punto Pelota, no el de Carlos García Hirschfeld, era el espacio que más audiencia tenía).
Ariza le había prometido a Pedrerol, como éste confesó a Estrella Digital, que iba a saldar todas sus deudas y pagar todo que se debía a los trabajadores, no parece que eso se esté produciendo a pie juntillas.
Ni tan siquiera el “logro” que se había conseguido desde agosto, de ir cobrando cada mes una nómina, se ha podido mantener, ya que en septiembre nadie vio un euro de su salario. En octubre, a finales, se pagó lo que se debía de septiembre, y a finales de noviembre el personal ha cobrado octubre, con excepción de los nuevos en llegar, que, a diferencia de lo que ocurrió el mes anterior, cuando cobraron antes que los antiguos, todavía no han visto en esta ocasión un euro. Por todo ello, lo que la gente se pregunta si antes de que lleguen las navidades habrán recibido en sus cuentas la nómina de noviembre.
No es de extrañar que cada vez los ánimos estén más soliviantados y que haya personas, sobre todo las que ya han salido de la casa, que hayan decidido dar un paso más e iniciar concentraciones frente a las oficinas de los directivos exigiendo su dinero. Así ocurrió el pasado 14 de noviembre, cuando la Plataforma de Afectaddos por los impagos de Intereconomía pidió con gritos, pitos y pancartas que se les pagara, no ya las horas extras, “porque hacíamos noches por cuatro euros”, sino nóminas adeudadas desde marzo.
Esa misma Plataforma ha instado a la Inspección de Trabajo a que, “sin menoscabo de las acciones judiciales emprendidas individualmente para reclamar la deuda salarial”, investigue las irregularidades que, a su juicio, “constituyen un bochornoso ejercicio de sustitución de trabajadores impagados por otros nuevos a los que posteriormente también se deja de pagar”.
El personal no clama contra los nuevos, contra gente como Luis Sans y Álvaro Pérez 'El Bigotes', porque saben que el que les debe el dinero es el administrador, Julio Ariza, y el director general financiero, Juan Andrés Corrochano, que les propuso pagar antes de que finalizara noviembre todo lo adeudado si aceptaban que esas cantidades se rebajaran en una quita del 20%.
Más de un centenar de trabajadores podrían encontrarse en esa situación, incluido algún nombre famoso como el de Agustín Bravo, que todavía sigue clamando en balde por cobrar lo pactado por su espacio Bravo y su gente. También, por supuesto, Pedrerol, que no parece que les vaya a regalar nada, y más después de que la dirección haya justificado su despido asegurando que se negó a bajarse a 30.000 los 180.000 euros que dicen cobraba al mes.
ERES y despidos
Los que ya quisieran incluso cobrar una tercera parte de esa cifra, la más baja de las dos, son los 184 trabajadores que han salido en el último año de Intereconomía (87 de Intereconomía TV, 42 del primer ERE de La Gaceta y 55 del segundo).
A principios de abril se produjo ese primer ERE de su periódico, por el cual salían del mismo más de la mitad de sus 98 trabajadores, incluyendo secciones enteras, como las de Madrid o Economía. No es de extrañar que con tanta baja las ventas también fueran cayendo de manera paulatina.
Tras cerrarse el de La Gaceta, el Grupo puso en marcha otro en Intereconomía TV, que pretendía acabar en un principio con 130 empleados y suspender el contrato a otros 34. Al final, se llegó al acuerdo que afectase a 87 trabajadores: 66 de Intereconomía Corp. Y 21 de otras empresas relacionadas con la cadena de TV, el 35% de la plantilla de 246 personas. Todo a razón de 24 días por año trabajado y con un tope de 60.000 euros.
Mientras todos los afectados por ese ERE ya han cobrado sus indemnizaciones no se puede decir lo mismo de las casi 40 personas que han ido saliendo de manera paulatina de Intereconomía desde entonces, en un goteo constante que no parece tener fin, ni tampoco los que, de manera voluntaria, decidieron acogerse con posterioridad al ERE, prometiéndoles las mismas condiciones que a aquellos. Éstos, todavía no han visto ni un euro, mientras que a los que echaron, reconociéndoles por carta que el despido era improcedente, se les prometió pagarles la indemnización y el finiquito en seis plazos y ya han visto cómo se incumplía el primero.
El objetivo del Grupo era dejar las 140 personas que tenía en su canal de TV en poco más de la mitad. Por eso precisamente se decidió crear Inter TV. El mismo día que se anunciaba su lanzamiento, en octubre, salían por la puerta de atrás diez personas de la casa, entre técnicos y periodistas, sumándose a los otros veinte que habían cogido también sus bártulos en las dos semanas precedentes. La maniobra de cambiar Intereconomía TV por Inter TV era algo ya muy manido por Luis Sans en anteriores empresas en las que había trabajado, cerrar primero una empresa en quiebra y abrir otra con las mismas funciones pero sin historial de crédito ni de deudas.
Así, con esa sencilla maniobra, Intereconomía TV podría eludir sus obligaciones, para que su plantilla tuviera que ser indemnizada por el FOGASA. Por eso sacaron a la luz ofertas de trabajo a razón de los 18.000 a los 24.000 euros, sin tener en cuenta que a los que seguían formando parte de su plantilla todavía se les adeudaba dinero. Casi mes y medio después de anunciarse, no sólo no se ha producido el cambio sino que no va a ser tal y como se anunció, ya que este mismo miércoles la plantilla ha recibido los nuevos logos de una cadena que se va a llamar igual, pero con las letras INTER en mayúscula y el resto en minúscula.
Platós parados y nuevos contratos
Por todas estas cosas la plantilla ya no aguanta más y está dispuesta a dar el siguiente paso, la huelga, pese a ser consciente de las posibles represalias. De momento, el miércoles por fin (cuando se intentó con anterioridad la empresa dijo que la reunión para hacer la votación era ilegal, porque no se había advertido de ella a la misma con 48 horas de antelación) se votó si la gente estaba de acuerdo en votar a favor de hacer huelga, y todo el mundo, 90 personas, votaron que sí. El lunes se votará si van o no, y todo apunta a que saldrá adelante la propuesta, que sería del 15 al 25 del presente mes.
Pocos entienden tampoco, por ejemplo, cómo se ha echado ahora a Pedrerol, el mayor activo de la cadena, ni las formas en las que se le ha despedido, no dejándole entrar siquiera en la casa. Sustituir a su equipo es ahora la principal preocupación de la dirección de la casa, y el director de Informativos ya está tirando de currículum para completar el cupo necesario de personal para poder hacer el programa con las mismas garantías que antes, ya que los únicos que han quedado son el productor y el que hacía la escaleta.
Eso les ocupa el tiempo tanto como la posible venta del activo de Net TV para poder cobrar el dinero que ofrece el Real Madrid. Precisamente ese dinero era con el que ya contaba Julio Ariza desde hace un mes para poder saldar la deuda con los bancos, pagar todas las nóminas atrasadas y poder continuar con la construcción del “megaplató” en el que se iban a construir cuatro decorados, tanto para los dos programas adalides de la cadena, El gato al agua y Punto Pelota, como para los informativos.
Al no haber llegado todavía ese dinero todo está paralizado, pero mientras que los trabajadores es ahora cuando parece que van a reaccionar, la empresa que se estaba encargando de su construcción ya se puso en otra de brazos cruzados hace ya tiempo, negándose a seguir hasta no recibir parte de lo que se les adeudaba.
Así las cosas, los trabajadores de los informativos de Intereconomía tienen que trasladarse todos los días de las instalaciones del grupo a las de La Sexta ,también en la Ciudad de la Imagen, donde se trasladaron los de Ariza cuando el casero del edificio en el que estaban en la Castellana les echó. De momento, de donde están tardarán algo más en sacarles, ya que cuando se mudaron tuvieron que pagar seis meses de adelanto y otros seis de fianza.
De político a “magnate”
Lo cierto es que ni el propio Julio Ariza quizás podía imaginar en 1995, cuando puso en marcha Radio Intereconomía, que el imperioque quería crear se fuera a desmoronar tan pronto y que su afán expansionista iba a provocar más deudas que ingresos, más quejas que alegrías y hasta más despidos que contrataciones.
Y es que hasta entonces él había vivido muy tranquilo como diputado autonómico catalán por el Partido Popular, durante la etapa de Vidal-Quadras. Fue después de abandonar la política cuando comenzó a adquirir varios medios en su meta de construir un pequeño imperio mediático con una clara línea conservadora.
En los tres años anteriores a ese, Intereconomía acumuló otros16 millones de euros de pérdidas de los que ocho se concentraron en 2010.
Todo parecía salirle mal a Ariza hasta que en 2012 decidió apostar por invertir en la producción de Las aventuras de Tadeo Jones, película de animación que ha recaudado mas de 13 millones de euros y que fue de las pocas alegrías que han tenido las cuentas bancarias del grupo.
Esa y, quizás, la operación que tiene en marcha con Florentino Pérez para que éste pueda utilizar su frecuencia en la puesta en marcha de Real Madrid TV. Migajas para lo que tenía que ser un gran imperio.
Nóminas impagadas contrastan con ínfulas de grandeza de abrir "platós impresionantes" para abarcar cuatro escenarios diferentes y que, de momento, están parados porque los que los construyen se niegan a continuar su labor hasta que no cobren. Personal desencantado y cada vez más resignado a su suerte contrasta con la llegada de nuevos trabajadores al grupo. Contratación de helicópteros para cubrir la retransmisión de la ceremonia de la elección de la sede olímpica de 2020 contrasta con los "pufos" que dicen los trabajadores van dejando en todos sitios.
En total, Intereconomía acumula pérdidas operativas de más de medio millón de euros al mes, que se suman a los 60 millones de euros en deudas que tiene la cadena, según los últimos balances públicos enviados al Registro Mercantil correspondientes a 2011. Ese año tuvo pérdidas por valor de 11 millones de euros, tras reducir drásticamente sus ingresos por la huida de anunciantes.
Sólo en nóminas, Julia Ariza debería abonar a sus trabajadores cada mes cerca de un millón de euros. Debería, porque sólo hasta el pasado mes de agosto no se empezó a abonarles con regularidad su nómina, y "regularidad" en cuanto a que se les iba a pagar una vez al mes, aunque el ingreso lo mismo se podría realizar el día 1, que el 9, el 20 o el 30. Desde septiembre se ha vuelto romper con esta promesa.
Nóminas y deudas impagadas
Nadie, salvo los últimos fichajes, como el nuevo director general editorial de Intereconomía, Melchor Miralles, parece estar satisfecho de la situación que se vive en una casa de la que acaba de ser expulsado Josep Pedrerol, uno de sus principales baluartes, si no el que más (su Punto Pelota, no el de Carlos García Hirschfeld, era el espacio que más audiencia tenía).
Ariza le había prometido a Pedrerol, como éste confesó a Estrella Digital, que iba a saldar todas sus deudas y pagar todo que se debía a los trabajadores, no parece que eso se esté produciendo a pie juntillas.
Ni tan siquiera el “logro” que se había conseguido desde agosto, de ir cobrando cada mes una nómina, se ha podido mantener, ya que en septiembre nadie vio un euro de su salario. En octubre, a finales, se pagó lo que se debía de septiembre, y a finales de noviembre el personal ha cobrado octubre, con excepción de los nuevos en llegar, que, a diferencia de lo que ocurrió el mes anterior, cuando cobraron antes que los antiguos, todavía no han visto en esta ocasión un euro. Por todo ello, lo que la gente se pregunta si antes de que lleguen las navidades habrán recibido en sus cuentas la nómina de noviembre.
No es de extrañar que cada vez los ánimos estén más soliviantados y que haya personas, sobre todo las que ya han salido de la casa, que hayan decidido dar un paso más e iniciar concentraciones frente a las oficinas de los directivos exigiendo su dinero. Así ocurrió el pasado 14 de noviembre, cuando la Plataforma de Afectaddos por los impagos de Intereconomía pidió con gritos, pitos y pancartas que se les pagara, no ya las horas extras, “porque hacíamos noches por cuatro euros”, sino nóminas adeudadas desde marzo.
Esa misma Plataforma ha instado a la Inspección de Trabajo a que, “sin menoscabo de las acciones judiciales emprendidas individualmente para reclamar la deuda salarial”, investigue las irregularidades que, a su juicio, “constituyen un bochornoso ejercicio de sustitución de trabajadores impagados por otros nuevos a los que posteriormente también se deja de pagar”.
El personal no clama contra los nuevos, contra gente como Luis Sans y Álvaro Pérez 'El Bigotes', porque saben que el que les debe el dinero es el administrador, Julio Ariza, y el director general financiero, Juan Andrés Corrochano, que les propuso pagar antes de que finalizara noviembre todo lo adeudado si aceptaban que esas cantidades se rebajaran en una quita del 20%.
Más de un centenar de trabajadores podrían encontrarse en esa situación, incluido algún nombre famoso como el de Agustín Bravo, que todavía sigue clamando en balde por cobrar lo pactado por su espacio Bravo y su gente. También, por supuesto, Pedrerol, que no parece que les vaya a regalar nada, y más después de que la dirección haya justificado su despido asegurando que se negó a bajarse a 30.000 los 180.000 euros que dicen cobraba al mes.
ERES y despidos
Los que ya quisieran incluso cobrar una tercera parte de esa cifra, la más baja de las dos, son los 184 trabajadores que han salido en el último año de Intereconomía (87 de Intereconomía TV, 42 del primer ERE de La Gaceta y 55 del segundo).
A principios de abril se produjo ese primer ERE de su periódico, por el cual salían del mismo más de la mitad de sus 98 trabajadores, incluyendo secciones enteras, como las de Madrid o Economía. No es de extrañar que con tanta baja las ventas también fueran cayendo de manera paulatina.
Tras cerrarse el de La Gaceta, el Grupo puso en marcha otro en Intereconomía TV, que pretendía acabar en un principio con 130 empleados y suspender el contrato a otros 34. Al final, se llegó al acuerdo que afectase a 87 trabajadores: 66 de Intereconomía Corp. Y 21 de otras empresas relacionadas con la cadena de TV, el 35% de la plantilla de 246 personas. Todo a razón de 24 días por año trabajado y con un tope de 60.000 euros.
Mientras todos los afectados por ese ERE ya han cobrado sus indemnizaciones no se puede decir lo mismo de las casi 40 personas que han ido saliendo de manera paulatina de Intereconomía desde entonces, en un goteo constante que no parece tener fin, ni tampoco los que, de manera voluntaria, decidieron acogerse con posterioridad al ERE, prometiéndoles las mismas condiciones que a aquellos. Éstos, todavía no han visto ni un euro, mientras que a los que echaron, reconociéndoles por carta que el despido era improcedente, se les prometió pagarles la indemnización y el finiquito en seis plazos y ya han visto cómo se incumplía el primero.
El objetivo del Grupo era dejar las 140 personas que tenía en su canal de TV en poco más de la mitad. Por eso precisamente se decidió crear Inter TV. El mismo día que se anunciaba su lanzamiento, en octubre, salían por la puerta de atrás diez personas de la casa, entre técnicos y periodistas, sumándose a los otros veinte que habían cogido también sus bártulos en las dos semanas precedentes. La maniobra de cambiar Intereconomía TV por Inter TV era algo ya muy manido por Luis Sans en anteriores empresas en las que había trabajado, cerrar primero una empresa en quiebra y abrir otra con las mismas funciones pero sin historial de crédito ni de deudas.
Así, con esa sencilla maniobra, Intereconomía TV podría eludir sus obligaciones, para que su plantilla tuviera que ser indemnizada por el FOGASA. Por eso sacaron a la luz ofertas de trabajo a razón de los 18.000 a los 24.000 euros, sin tener en cuenta que a los que seguían formando parte de su plantilla todavía se les adeudaba dinero. Casi mes y medio después de anunciarse, no sólo no se ha producido el cambio sino que no va a ser tal y como se anunció, ya que este mismo miércoles la plantilla ha recibido los nuevos logos de una cadena que se va a llamar igual, pero con las letras INTER en mayúscula y el resto en minúscula.
Platós parados y nuevos contratos
Por todas estas cosas la plantilla ya no aguanta más y está dispuesta a dar el siguiente paso, la huelga, pese a ser consciente de las posibles represalias. De momento, el miércoles por fin (cuando se intentó con anterioridad la empresa dijo que la reunión para hacer la votación era ilegal, porque no se había advertido de ella a la misma con 48 horas de antelación) se votó si la gente estaba de acuerdo en votar a favor de hacer huelga, y todo el mundo, 90 personas, votaron que sí. El lunes se votará si van o no, y todo apunta a que saldrá adelante la propuesta, que sería del 15 al 25 del presente mes.
Pocos entienden tampoco, por ejemplo, cómo se ha echado ahora a Pedrerol, el mayor activo de la cadena, ni las formas en las que se le ha despedido, no dejándole entrar siquiera en la casa. Sustituir a su equipo es ahora la principal preocupación de la dirección de la casa, y el director de Informativos ya está tirando de currículum para completar el cupo necesario de personal para poder hacer el programa con las mismas garantías que antes, ya que los únicos que han quedado son el productor y el que hacía la escaleta.
Eso les ocupa el tiempo tanto como la posible venta del activo de Net TV para poder cobrar el dinero que ofrece el Real Madrid. Precisamente ese dinero era con el que ya contaba Julio Ariza desde hace un mes para poder saldar la deuda con los bancos, pagar todas las nóminas atrasadas y poder continuar con la construcción del “megaplató” en el que se iban a construir cuatro decorados, tanto para los dos programas adalides de la cadena, El gato al agua y Punto Pelota, como para los informativos.
Al no haber llegado todavía ese dinero todo está paralizado, pero mientras que los trabajadores es ahora cuando parece que van a reaccionar, la empresa que se estaba encargando de su construcción ya se puso en otra de brazos cruzados hace ya tiempo, negándose a seguir hasta no recibir parte de lo que se les adeudaba.
Así las cosas, los trabajadores de los informativos de Intereconomía tienen que trasladarse todos los días de las instalaciones del grupo a las de La Sexta ,también en la Ciudad de la Imagen, donde se trasladaron los de Ariza cuando el casero del edificio en el que estaban en la Castellana les echó. De momento, de donde están tardarán algo más en sacarles, ya que cuando se mudaron tuvieron que pagar seis meses de adelanto y otros seis de fianza.
De político a “magnate”
Lo cierto es que ni el propio Julio Ariza quizás podía imaginar en 1995, cuando puso en marcha Radio Intereconomía, que el imperioque quería crear se fuera a desmoronar tan pronto y que su afán expansionista iba a provocar más deudas que ingresos, más quejas que alegrías y hasta más despidos que contrataciones.
Y es que hasta entonces él había vivido muy tranquilo como diputado autonómico catalán por el Partido Popular, durante la etapa de Vidal-Quadras. Fue después de abandonar la política cuando comenzó a adquirir varios medios en su meta de construir un pequeño imperio mediático con una clara línea conservadora.
En los tres años anteriores a ese, Intereconomía acumuló otros16 millones de euros de pérdidas de los que ocho se concentraron en 2010.
Todo parecía salirle mal a Ariza hasta que en 2012 decidió apostar por invertir en la producción de Las aventuras de Tadeo Jones, película de animación que ha recaudado mas de 13 millones de euros y que fue de las pocas alegrías que han tenido las cuentas bancarias del grupo.
Esa y, quizás, la operación que tiene en marcha con Florentino Pérez para que éste pueda utilizar su frecuencia en la puesta en marcha de Real Madrid TV. Migajas para lo que tenía que ser un gran imperio.
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