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domingo, 23 de marzo de 2014

22M: EL ÉXITO DE LAS MARCHAS POR LA DIGNIDAD, LA AUSENCIA DE UGT Y CC.OO, Y EL PAPEL DE LOS MEDIOS DEL RÉGIMEN



Las Marchas por la Dignidad y las manifestaciones del 22 de marzo en Madrid fueron un rotundo éxito. Las clases trabajadoras empobrecidas por las políticas neoliberales y los excluidos por el régimen español dieron en las últimas semanas una lección de dignidad y de conciencia ciudadana y política al gobierno Rajoy y la burocracia europea al servicio del capital. Pero no sólo eso. Hay que tener en cuenta un hecho muy importante: estas movilizaciones se organizaron al margen de los dos grandes sindicatos españoles UGT y CC.OO (aunque miles de sus militantes de base participaran en estas marchas y movilizaciones), que a pesar de su imparable desprestigio entre las clases populares siguen teniendo una enorme capacidad de movilización.
 
 
 
 El hecho de que diversos movimientos y organizaciones políticas y sociales, decenas de miles de personas de todos los lugares, de todas las edades, profesiones, razas, y sensibilidades políticas fueran capaces de colapsar la capital española al margen de quienes parecían tener el monopolio de las grandes manifestaciones en España marca sin duda un antes y un después en la forma de enfrentar la movilización social. Cada día son más las personas que entienden que existe una forma de organizarse y defender sus derechos al margen de los grandes sindicatos socialdemócratas.
 
 
 
 La foto de Toxo y Méndez la pasada semana junto al gobierno y la patronal y su ausencia en las Marchas por la Dignidad es un nuevo mazazo a la credibilidad de estas grandes organizaciones sindicales que son vistas por una parte muy importante de la clase trabajadora como un mero instrumento del régimen español para canalizar la indignación social y evitar una revuelta popular; o incluso son vistos como un mecanismo par el lucro personal de sus dirigentes y una agencia de colocación para amigos y familiares. Las bases de estos sindicatos que tienen verdadera conciencia de clase deberían reflexionar seriamente sobre esto si no quieren quedarse al margen de este nuevo escenario transversal de lucha social. A las burocracias dirigentes de estos sindicatos, obviamente, las doy ya por perdidas.
 
Por desgracia, al igual que ocurre en la inmensa mayoría de los casos, las masivas y pacíficas manifestaciones del sábado 22M en Madrid fueron reprimidas finalmente con extrema dureza por las fuerzas de seguridad del Estado. El procedimiento siempre es el mismo y ya es bien conocido: las élites políticas en el gobierno realizan días antes de las manifestaciones declaraciones insultantes y descalificantes sobre los organizadores y participantes en dichas manifestaciones tratando de incrementar la indignación social y provocar algún tipo de reacción violenta de los manifestantes. 
 
 
 
En esta ocasión fue el presidente de la Comunidad de Madrid Ignacio González el que ejerció ese papel de agitador cuando comparó a los convocantes en las Marchas por la Dignidad con los fascistas neonazis griegos de Amanecer Dorado. Pero si a pesar de todo las movilizaciones transcurren pacíficamente, entonces es la Policía del régimen la que provoca y arremete contra los pacíficos manifestantes. En cualquier caso el objetivo es el mismo: desviar el foco de atención de las legítimas reivindicaciones de los ciudadanos y colocarlo sobre los hechos violentos ocurridos provocados supuestamente por los manifestantes; hablar de los sucesos violentos - aunque sea la Policía quien los provoque - para no hablar de los derechos robados a las clases trabajadoras y populares. 
 
 
 
Y esto fue lo que ocurrió el pasado sábado, cuando la Policía, por orden claro está de la Delegación del Gobierno, decidió poner fin a la manifestación del 22M. La periodista Olga Rodríguez, que también participó en la lectura de los manifiestos reivindicativos al final de la manifestación del 22M y disponía de una vista privilegiada desde el escenario, lo cuenta muy bien en su artículo Canto de la Libertad con disparos de fondo:
 
 
 
(...) La gente, mirando al escenario, cantaba o tarareaba. Eran las ocho y media de la tarde. Fue entonces cuando los antidisturbios entraron en escena y se produjo la primera carga policial. Los agentes irrumpieron en la concentración, avanzaron hasta la mitad de la plaza y ahuyentaron a parte de los manifestantes. Visto desde lo alto, su intervención se asemejó a la entrada de una mancha oscura, debido al color de sus uniformes, que fue apagando el ambiente colorido creado por las camisetas y chalecos reflectantes de muchos participantes en las marchas (...). 
 
 
 
Claro que para que toda esta estrategia del gobierno sea exitosa necesita contar con la imprescindible manipulación de los grandes medios de comunicación del régimen. Estos medios de desinformación masiva han vuelto a ejercer un papelón escandaloso en esta ocasión. Primero, ocultando las Marchas por la Dignidad que durante tres semanas marchaban a pie desde varias ciudades de la geografía española; después, manipulando las cifras de los asistentes a la manifestación del sábado 22 en Madrid; y por último poniendo todo el acento sobre los disturbios violentos, elevando la anécdota a categoría, y ocultando las reivindicaciones y los motivos por los que cientos de miles de ciudadanos llenaron las calles de Madrid el día 22 de marzo.
 
 
 Resulta también pasmoso e indignante la hipocresía y el doble rasero que exhiben estos medios. Las violentas manifestaciones producidas recientemente en países como Ucrania o actualmente en Venezuela (patrocinadas ambas por EE.UU y sus "aliados")  llevadas a cabo por grupos neonazis y fascistas que incendian las calles y los edificios públicos y que utilizan armas de fuego e incluso francotiradores para disparar contra la Policía y los propios manifestantes, son consideradas por estos medios como "manifestaciones pacíficas", y los participantes son considerados como luchadores por la democracia y la libertad. Por el contrario, los manifestantes totalmente pacíficos de Madrid que exigen derechos y dignidad como personas son calificados como fascistas y violentos de la "izquierda radical" que tratan de romper la convivencia y orden constitucional y democrático vigente. 
 
 
 
Más cinismo, hipocresía y manipulación es imposible. Tal y como escribía en un artículo el pasado 19 de febrero me pregunto: ¿apoyarían estos mismos sectores políticos y mediáticos que apoyan las "manifestaciones pacíficas" en Ucrania y Venezuela una acción violenta similar de los ciudadanos españoles contra el gobierno de Mariano Rajoy? Si los parados, trabajadores explotados, desahuciados, jóvenes sin futuro, estudiantes excluidos por falta de recursos, pensionistas, campesinos, autónomos, mujeres despojadas de sus derechos, etc. decidiéramos organizarnos y salir a las calles a causar el caos, la muerte y la desestabilización del país, ¿encontraríamos también el apoyo y la comprensión de los periodistas y grandes medios de comunicación en España como ocurre cuando apoyan a los "pacíficos" manifestantes de Venezuela y Ucrania?     
 
 
 
 
Todos los que estuvimos en Madrid el día 22 de marzo - y cualquier otro observador mínimamente objetivo - sabemos que a lo largo de todo el día se produjeron muchas manifestaciones totalmente pacíficas y multitudinarias en las que cientos de miles de personas exigían Pan, trabajo, derechos y democracia. Por desgracia el gobierno y su mayoría absoluta y los grandes medios del régimen siguen teniendo la capacidad de dirigir la agenda política en España y manipular u ocultar los hechos en función de sus intereses particulares y los intereses del poder económico nacional e internacional. 
 
 
El lado positivo es que acciones como las Marchas por la Dignidad no pueden ser frenadas y manejadas por el gobierno a través de "pactos de Estado" o la "concertación social", como ocurre con los dos grandes sindicatos. Sólo les queda la represión y la manipulación mediática para combatir la respuesta del pueblo ante la desesperación que sufre. Las Marchas por la Dignidad sirvieron para elevar la autoestima de las víctimas del neoliberalismo y nos muestran el camino a seguir reforzando la cooperación entre todos los movimientos y organizaciones sociales y políticas e incrementando la unidad y la conciencia de clase entre todos los trabajadores y excluidos por el régimen neoliberal español. Avancemos, sigamos por ese camino.
 
 

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