El título de este post es el que me
hubiese gustado leer en la prensa estos días para encabezar la noticia sobre
los presuntos malos tratos psicológicos que Piqué ejerce sobre Shakira, según
las declaraciones de ella misma para la revista Smoda (El País). Pero no pido
tanto, me habría conformado con “Piqué prohíbe la aparición de hombres en los
vídeos de su compañera” o “Piqué, presunto maltratador psicológico” o “Piqué, presunto
acosador machista”. Por desgracia, la realidad ha sido bastante más triste, he
aquí algunos ejemplos:
-SMODA (El País):
“Shakira y el síndrome de la famosa
sumisa”, titula Noelia Ramírez, centrando la atención en la maltratada y, de
camino, haciéndola parecer una enferma.
-INFOBAE:
“Shakira ya no grabará videos con hombres
por pedido de Gerard Piqué” informa Carolina Croci, haciendo de nuevo el sujeto
de la acción a la maltratada y denominando “pedido” una situación de acoso.
No, querida Carolina, el maltrato psicológico y el control sobre las vidas de
las mujeres no se ejerce a través de “pedidos” sino a través de amenazas,
chantajes emocionales y gritos.
-EL MUNDO:
“Shakira: Piqué es celoso y territorial”. De nuevo es ella el sujeto activo,
que habla y afirma (coño, nunca nos dejan aparecer en la prensa ni ocupar
titulares y ahora parece que sí, que para mostrarnos sumisas sí que nos ceden todo
el espacio que sea necesario).
-GOAL:
“Shakira reconoce que Gerard Piqué no le
deja grabar vídeos con hombres” ¿Ella lo “reconoce”? A ver si lo he entendido:
él es el presunto agresor pero es ella la que “reconoce” la situación, como si
tuviese culpa de lo que ocurre. Y sí, porque la opinión pública de este país,
ante las violencias machistas, ha pasado del “algo habrá hecho” al “si está con
él es porque quiere, después que no se queje”. Las maltratadas siguen siento
culpables de las situaciones, ellas son las cuestionadas y ellos los invisibilizados.
Otro detalle escalofriante de este asunto
es la total ausencia de la palabra “presunto” en los titulares. No es que yo me
preocupe lo más mínimo por la imagen pública de un machirulo como Piqué, es más
bien que me alarma ver que esta situación en ningún caso nos ha sido planteada
como “delito”, sino más bien como “cotilleo de la vida personal de dos personas
famosas”. De ahí que la noticia no aparezca más que en secciones como “sociedad”,
“deportes” o “famosos” en lugar de “política”. Sí, he dicho “política”, porque
las violencias patriarcales son un asunto político, hostia, ya.
Por si todo esto fuera poco, las imágenes
que acompañaban estas noticias no eran fotografías en primer plano del presunto
agresor, no, eran imágenes de la maltratada en posiciones eróticas o abrazada a
Piqué o, peor aún, sonriente, brazos estirados, ofreciendo a su hijo-precioso-fruto-del-amor
(vestido de futbolista) al maromo (sudado y también vestido del Barça). Qué
asco todo.
Pero una de las cosas que más desolada me
ha dejado es la falta de sororidad que he presenciado en las redes. Las
mujeres… ¡También han centrado las críticas en Shakira! ¡Incluso en los
círculos feministas! Es como si, en el fondo, se pensase: “¿Esta Barbie qué
pretende? Primero se hace rica cumpliendo los cánones de belleza patriarcales,
tiene un hijo con un machirulo y además acaba de grabar un vídeo lesbófobo a
más no poder… ¡Que se apañe sola! Tiene recursos económicos suficientes para
dejar al gilipollas ese, si está con él es porque quiere”.
Esa es en realidad la historia, Shakira
es una colaboracionista del patriarcado y el capitalismo, una mujer famosa, rica
y poderosa (¡imperdonable!), delgada (¡imperdonable!) y encima rubia (no me
digas más). No, definitivamente no entra en los cánones de mujer maltratada
víctima del machismo que está en nuestro imaginario. Para que una mujer
maltratada dé pena primero tiene que llorar (y Shakira sonríe mucho… o pone
morritos y eso tampoco es llorar). Además, una mujer maltratada como Dios manda
no tiene que tener donde caerse muerta, a ser posible debe ser gorda, sin
estudios y, si además tiene la piel oscura, ya será una maltratada de pata
negra, high quality, maltratada deluxe. Es realmente perverso… no perdonamos el
éxito en las mujeres y nos volvemos implacables con las que lo consiguen.
No soy tonta, me doy cuenta de las
jugadas machistas de Shakira para escalar, pero es que no se me
ocurriría jamás
juzgar a una mujer por abrirse camino en una sociedad como esta ¿De
pronto nos
olvidamos de todas las imperfecciones que tenemos como feministas? Me
refiero a
que muchas nos depilamos, que otras se enganchan emocionalmente a sus
amantes
de forma constante, tienen hijxs con machirulos peores que Piqué, me
refiero a
que a menudo acaparamos los trabajos de cuidado y no dejamos participar a
los hombres
con el “deja que ya lo hago yo”, a que sentimos celos cuando nuestra
pareja (sea
hombre o mujer) folla con otras personas, aunque hayamos llegado a
acuerdos polyamorosos… Olvidamos todas esas cosas con las que, con
profunda humildad
(¿cristiana?), nos declaramos “feministas imperfectas”, con las que
reclamamos
tiempo para reeducarnos porque el patriarcado lo llevamos muy dentro y
no es
fácil superar ciertas cosas y nos lanzamos implacables al cuello de
Shakira
porque esta delgada y su vídeo es lesbófobo, como si su falta fuese peor
que la
nuestra.
¿Pero es esto coherente con nuestros
discursos? No me refiero ya al alegato de “soy feminista imperfecta y basta de
presiones, faltaría más, ni que ahora yo tuviese que sacarme el patriarcado de
encima en dos días”, aunque a eso también. Me refiero a que, mientras
criticamos a Shakira, las feministas prosex o proregulación defendemos a las
putas o actrices porno, cuyas webs están llenas de fotografías de mujeres en
lencería de encaje y sin pelos en las piernas que sonríen como Shakira.
Ellas
también sonríen a los machirulos, al patriarcado, como sonreímos todas, las
no-putas también, en una entrevista de trabajo a un jefe cincuentón o en la
barra de un bar al cliente plasta. Pero las cinturas estrechas, las sonrisas y los
sobacos lisos de las putas y los nuestros propios no nos molestan porque nosotras
somos las mujeres precarias de esta sociedad y las putas y actrices porno son las
estigmatizadas (aunque sean ricas muchas de ellas da igual, pagan el precio de
la misericordia con la exclusión social). Shakira en cambio no, Shakira no es
una mártir, no es ni pobre ni excluida, así que ella que se apañe sola. No
perdonamos que una mujer sea exitosa, rica y famosa, esa es la verdad.
Y por último… ¿Dónde están los/as
jueces/zas en este país? ¿Realmente la prensa puede hacerse eco de una
situación de acoso y violencia psicológica como esa sin que haya respuesta de
la ley? Eso es para meter un paquete a Piqué y otro a los medios, por apología
del terrorismo machista. Y ahora llamadme feminazi.
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