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sábado, 26 de abril de 2014

Ximi, el peligroso delincuente que Cifuentes quiere encarcelar, es un humorista gráfico. Esta es una viñeta que hizo para Iniciativa Debate en 2012.

Ximi, el peligroso delincuente que Cifuentes quiere encarcelar, es un humorista gráfico. Esta es una viñeta que hizo para Iniciativa Debate en 2012. Es tremendo lo de esta 'señora'. Si solo en este modestísimo medio de cuatro gatos ya ha intentado encarcelar a dos colaboradores, ¿de cuántos será la lista general?

Ximi, el peligroso delincuente que Cifuentes quiere encarcelar, es un humorista gráfico. 
Esta es una viñeta que hizo para Iniciativa Debate en 2012. 
 
Es tremendo lo de esta 'señora'. 
Si solo en este modestísimo medio de cuatro gatos ya ha intentado encarcelar a dos colaboradores, ¿de cuántos será la lista general?
 

Puta

Ximi Comix | El Blog de Ximi | 25/04/2014

Como es natural, al salir la noticia de que Cristina Cifuentes me pide cuatro años de cárcel por insultarla en Twitter, se ha generado cierto revuelo, no sólo alrededor de lo ridícula que resulta la situación, también sobre el hecho en sí. Seamos claros, al margen de toda la carga política que pueda contener la acción en sí, llamé puta a una mujer. Y eso no está bien.
 
 “Calla puta que no tienes dignidad” es una expresión que, para bien o para mal, uso a menudo de forma sarcástica. La expresión se acuñó hace años durante el rodaje de un cortometraje y me pareció tan lapidaria y de mal gusto que la incluí en la lista de “expresiones a usar cuando quieres molestar a alguien”. Eso no es excusa de nada, pero os pongo en antecedentes para que se pueda comprender mejor que la intención no fue menoscabar el valor de Cristina Cifuentes como mujer, ni mucho menos. De eso ya se encargan las políticas ultraconservadoras del partido al que representa, negando derechos fundamentales e intrínsecos a la libertad individual como el poder de elegir sobre el propio cuerpo.


Me gustaría que quedara claro que yo no pretendía insultar a una mujer. Es la figura lo que me interesaba. En medio de una acción política es conveniente elegir cuidadosamente las palabras que se usan porque, aunque no es muy probable por desgracia, puede llegar a trascender, y entonces nos convertimos en esclavos de nuestras acciones. Supongo que si cualquiera de los que me han tachado de machista me conociera lo más mínimo sabría que no es el caso, que la mayor parte del tiempo casi rozo el hembrismo y que soy completamente intolerante con cualquier forma de machismo, patriarcado y, si nos ponemos épicos, falocracia.


 Cualquiera que haya leído este blog puede comprobar que, aunque la corrección política no es mi campo, el componente, ya no feminista, sino directamente antipatriarcal está presente, aunque sea de forma un tanto cínica. Cualquiera que me haya seguido en Twitter durante algún tiempo sabe que jamás he tolerado, y mucho menos promovido, comportamientos machistas en mi TL. Al parecer, con una excepción, cuando llamamos puta a la delegada del Gobierno.


Supongo que en un mundo dónde la información vuela no podemos simplemente saberlo todo. Lo cierto es que para la semana siguiente a la acción contra la delegada del Gobierno Cristina Cifuentes, o para la otra, ahora no lo recuerdo exactamente, se estaba gestando la idea de realizar exactamente la misma acción contra Hermann Tertsch, que es un hombre, al parecer. Y le íbamos a llamar “puta”. me pregunto cuál hubiera sido la reacción de cualquiera de los y las que han acusado la acción de machista. Probablemente ninguna. Y sí, comparo ambos casos porque son (o hubieran sido) exactamente lo mismo, exactamente la misma acción a dos personajes por los que no siento la más mínima simpatía y que, al parecer, la única diferencia que vamos a hacer entre la una y el otro va a ser distinguir su género. Como si eso importara lo más mínimo.


Me jode, porque “puta” es un insulto cojonudo. Sé que no lo debería haber usado, es totalmente inapropiado y precisamente yo, que no llevo poco en estas movidas, podría haber pensado que podría llegar a resultar contraproducente para mi causa. De todos modos, reflexionemos un momento sobre el valor de las palabras. El que tienen y el que les damos. No es el mismo, desde luego, y creo que podemos llegar a estar de acuerdo en que una palabra en sí, sin intención alguna detrás, no es ni machista ni feminista, es simplemente una palabra. La intención puede dotar a las palabras de un poder asombroso y, siendo consciente de que es extremadamente fácil (incluso demasiado simple) relacionar mi acción con un acto machista, debemos admitir que está claro que no era la intención de todo esto, y si damos más importancia a las formas que al mensaje nos vamos a quedar sin tiempo para valorar lo que realmente es importante y debería trascender.


Sé que fue un error. No hay que llamar “puta” a nadie. podemos ser más imaginativos que todo esto, podemos hacer cosas más importantes, más llenas de contenido. Pero generar un debate paralelo alrededor de esto me parece una pérdida de tiempo y recursos y creo que debía dejar clara mi postura. Me disculpo con el movimiento feminista, del que siempre me he sentido parte, me disculpo ante cualquiera que se haya podido sentir ofendido u ofendida, y me disculpo antes las pertenecientes al gremio, porque no tienen culpa de nada y siempre acaban recibiendo.


De todos modos, también llamo a la abolición de tabúes y restricciones éticas que nos hacen más débiles. Tal vez, sólo tal vez, y esto es mi llana opinión, deberíamos ir más allá y plantear exactamente cuales son los problemas que hay tras los prejuicios de género, limitarnos al lenguaje nos hace, en mi opinión, estúpidos (y yo también soy culpable de eso), y tenemos que ser capaces de leer entre líneas y ser más inteligentes que aquellos que se limitan solamente a etiquetar e izar banderas de múltiples colores pero carentes de sentido.

Fuente: http://blogdeximi.blogspot.com.es/2014/04/puta.html?spref=fb
 
 
 
 

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