Conflictos mundiales * Blog La cordura emprende la batalla


domingo, 25 de mayo de 2014

Dos delitos, dos.

Artículo y viñeta para salamancartvaldia.com
Dos delitos, dos.

Con el periódico abierto sobre la barra del bar, Emilio me hizo esperar unos minutos mientras terminaba de leer la noticia de que Hacienda achaca dos delitos al yerno del rey. Después, casi sin palabras, me sirvió un chato de vino mientras farfullaba algo ininteligible.

Emilio nunca ha sido monárquico, lo que le honra en mi criterio. Yo tampoco, lo que me honra, según el parecer de Emilio. Es uno de los pocos puntos de coincidencia que nos unen.

Al cabo de un rato me preguntó “¿Se saldrán con la suya?”. “Mitad y mitad”, respondí. “Él, no creo. Ella, sí”, dije yo. “Si es que no hay Justicia”, sentenció el camarero.

Dos pensamientos acudieron a mi mente. El primero, que tiene razón, que la Justicia parece agazapada, en ocasiones, como cuando de niños jugábamos al escondite. El segundo, que con condena o sin ella, para ellos tienen, convertidos en centro de miradas y en diana de comentarios más o menos despiadados ganados a pulso. No me cambiaba yo por su ducado.

Don Iñaki, el plebeyo que jugó a ser duque; el plebeyo que se destapó como embutido. Doña Cristina, la princesa que jugó a bajar de los altares; la infanta que, por evitar los barrotes, se presenta ante nosotros como ciega, sorda y un poco tonta.

“¿Se saldrán con la suya? El uno, volverá al foso en el que nació. A la otra le protegerá la cuna en la que nació”, pensé sin decirlo.

Emilio me sirvió otro vino. “La casa invita” afirmó mientras unas cuantas gotas formaban un pequeño charco en la barra.
 
 
 
 

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