En ellas han sido abandonadas personas enfermas de VIH y tuberculosis, adictos y huérfanos que se apilan en invierno sobre las cañerías calientes para mantenerse abrigados.
Estos hechos salieron a la luz gracias a un reportaje del canal 4 de Bucarest. Los periodistas Paraic O’Brien, Jim Wickens y Radu Ciornicuc se adentraron en esta ciudad subterránea. La entrada es un hueco en el pavimento al frente de una estación de tren.
Al frente de esta “ciudad” subterránea se encuentra un hombre al que llaman Bruce Lee, por su pasado de peleas callejeras. Él es considerado un padre o mentor y brinda seguridad para sus “niños del drenaje” de Bucarest. Al ser consultado por los periodistas, Bruce Lee expresó: “La mayoría de la gente viene de los orfanatos. Trato de organizarlos. Queremos probar que no somos lo que ellos creen que somos, la escoria de la sociedad, ratas o prisioneros”. Agregó que se acercan a él por protección, comida y una charla amena. “Somos una familia, queremos ser una familia” sentenció.
Los túneles fueron creados como parte del gran sistema de calefacción central para la ciudad.
La entrada al mundo subterráneo es un agujero en el pavimento / Foto: Radu Ciornicuc
Los periodistas declararon en su crónica que “El calor es lo que te golpea primero, (…) después el olor, una pintura metálica llamada Aurolac, que es aspirada por los adictos en pequeñas bolsas negras. A continuación la música”. A pesar de ser precario, todo el lugar tiene electricidad.
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