(Juan y Junior (este Torquemada también era ‘curioso’)
En ciertos aspectos, cada día que pasa
se muestra más acertada la distopía imaginada por Orwell en su 1984. Y
no sé si será porque era un analista casi visionario, o porque a los que
gestionan el aparato político y a sus jefes les encanta el autor o la
obra. El caso es que sin tintes novelescos ‘disfrutamos’ en la
actualidad de aquella prospectiva que algunos vieron como una crítica al
socialismo soviético y otros como un adelanto de lo que se estaba
construyendo en el occidente libre y mercantil.
Al margen de similitudes más o menos
realistas y de retrospectivas descafeinadas, con lo que sí contamos en
el Estado español es con un auténtico adalid del crimental… y yo
que pensaba que este hombre solo era un alumno aventajado de Torquemada,
y que lo que sabía lo había adquirido por transmisión oral de sus
ascendientes; y ahora los últimos acontecimientos me inducen a creer que
sabe leer, ‘cachis en la mar. Pues la fastidió, porque ya no tiene
disculpa.
Y es que este Jorge está lleno de
sorpresas. Casi como su tocayo el que mataba dragones (sic bíblico).
Tanto, tanto, como para deslumbrarnos al comparar la opinión libre de
aquellos que no sienten la muerte de su compañera leonesa (aunque
desconozco si lo era) con el yihadismo. Esto sí es un visionario
vanguardista, y no los garruletes de Aldous y George. Seguro que entra
en trance como su adorada Santa Teresa para alcanzar semejantes
deducciones. Aunque este tipo de paralelismo no es demasiado llamativo
viniendo de un personaje que concede medallas al mérito policial a
muñecas de madera. Y hablando de esto, ¿de verdad es normal que un
hombretón de orden hecho y derecho como él, ministro de Interior para
más señas, confíe nuestro futuro y sus decisiones a figuras
antropomorfas de madera, yeso o cartón? Yo no acabo de verlo,
sinceramente.
Aunque supongo que los que más se tienen que reír serán
los imagineros cuando vean a dignos de capirote y a manolas ensobrecidas
y emperladas arrodillarse ante sus creaciones. Tampoco me hagáis mucho
caso. Será por mi condición de descreído que no solo me parece
desubicado él, sino también aquellos que depositan su confianza en
alguien así. Aunque es el signo de los tiempos (que ya va cambiando,
poco a poco). En cualquier caso esto no quiere decir que tenga razón.
Igual el pokemon de peluche de mi hijo tiene poderes y yo no sé verlos.
Esta noche le pediré de rodillas que Rajoy se convierta al islam, a ver
qué cara se le queda al fracaso de numerario cuando lo vea (seguro que
lo envía a un CIE).
El ministro (al centro con gesto napoleónico), rodeado de las fuerzas vivas y los poderes fácticos. Año 2014
Advierto que esto no es una crítica a
los creyentes, porque me consta que también hay muy buena gente incluso
dentro de la Iglesia. Solo me descolocan ciertas costumbres, y más lo
anacrónicas que resultan ciertas devociones, tan públicas, en aquellas
personas que solo se representan a sí mismas pero deciden sobre la vida
del resto.
Hablando de la vida. Jamás aprobaré la
violencia, no creo en ella porque nos conduce al último escalón de la
existencia, al más bajo, al más despreciable, al más absurdo. Pero no
siento decir que no sentí la muerte de esta persona que ha hecho parar
la campaña electoral y poner en marcha las rotativas. Ni para bien ni
para mal. ¿O es que debo decir que sí para que al matadragones le guste?
No era buena gente en vida, y el hecho de haber muerto asesinada por
compañeras de partido no cambia eso (incluso quizá en este caso lo
confirma).
La justicia debe actuar y los culpables deben pagar, como en
cualquier otro delito; como en el caso de un político que fomenta o
decide la violencia. Pero ni un ministro ni su dios harán que yo no
pueda expresar mi opinión, porque solo se trata de eso: opinión. Y
aunque legislen para condenar lo que se piensa y se siente, el único
delito seguirá siendo intentar coaccionar y condicionar con ello las
ideas. Delincuente y criminal es el que intenta imponer su voluntad y el
pensamiento único.
Pero que sepa que irá al infierno, y hay un chiste
que al respecto habla de sodomía y cadenas, y de un negro fuertote y
torturas, y… y a él, sabiendo de sus filias, todo ese panorama no le
gustará.
O… mmm, esto… no. Nada, nada.
Paco Bello
No hay comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR TU OPINION-THANKS FOR YOUR OPINION