Están
fuera de sí. Desquiciados. Dimitido Rubalcaba, se ha desbordado el
dique de contención en el “aparato” del Partido Socialista (no), Obrero
(no), Español. En pleno desconcierto, el pope Felipe ha encarecido a
Susana Díaz para que acepte ser la salvadora “razonable” del partido. 8
barones lo han secundado. Detrás estará él, como siempre, como reina
regente.
Antes de aceptar, Díaz debería sopesar lo que significa estar
bajo la férula de Felipe González. Es un Saturno que ha devorado todos
los secretarios generales del PSOE, y ha salido triunfante como un hábil
capitán araña.
Siempre hay que
darle tiempo al tiempo para que se manifiesten las miasmas en toda su
magnitud. Han bastado unas elecciones, con ingredientes distintos a los
habituales, para que el castillo de naipes de las siglas vacías de
contenido se venga abajo. Eso es el PSOE.
Pero el hoy es hijo
o nieto del ayer. Todo lo que le ocurre ahora tuvo su origen en el
famoso Congreso de Suresnes de 1974, cuando el arrollador (sex-symbol)
“Isidoro” Felipe González soltó los perros de la demagogia y barrió las
señas de identidad del socialismo; por un exquisito plato de lentejas,
con muchos y sabrosos ingredientes. Llopis fue la víctima propiciatoria
de aquel vendaval llegado de Sevilla. Había que apuntalar al rey, el
hombre de los americanos, con sus bases logísticas en el Sur de España…
Y ya entonces fue
la arrogancia a raudales: “Marxismo o yo”. Y fue yo, siempre ha sido yo.
Felipe González ha utilizado el partido como una mucama a su servicio.
Se acabó el marxismo y llegó la OTAN. Se olvidaron de la pana.
Después de un
“pandemonium” de despropósitos y traiciones a la ética y al socialismo,
donde se mezclaba el cinismo maquiavélico con las cloacas del Estado y
las tertulias culturetas de la “Bodeguiya”, Felipe González Márquez,
hijo de un vaquero cántabro emigrante a Andalucía, ha recorrido mucho
camino en su exclusivo beneficio. No le importa pertenecer al Patronato
de Doñana y propiciar el letal “fracking” en el interior de ese espacio
natural, por ejemplo.
González ha sido
siempre un adalid de lo práctico, un entusiasta del estilo DengXiao
Ping, el desmantelador del maoísmo : “gato blanco o gato negro da igual,
lo que importa es que cace ratones”
Alfredo Pérez
Rubalcaba, un intrigante de menor calado, ha sido otra víctima del
encantador de serpientes a golpe de flauta patriarcal. Cuando el hasta
ahora secretario general del PSOE hizo algún amago de plantar oposición
dura al “trágala” incomestible del ultraliberal gobierno PP, Felipe
González lo disuadió y le convenció de usar guante de terciopelo sin
puño de hierro. La ciudadanía lo esta pasando muy mal, pero era
prioritaria la “estabilidad del sistema”. El sistema derivado del
consenso propagandístico y de la no menos mítica transición.
El caso es que, una
vez fallecidos los icónicos figurones Suárez, Fraga y Carrillo, de
aquellos “padres de la patria” solo queda El. Y su Fundación
Alternativas, cuya principal y única ocupación es la promoción de sí
mismo.
Rubalcaba no se
fijó en las fotos sepia del pasado apisonador de González. La
utilización de su “alter ego” Alfonso Guerra como espantajo de
discordancias en el partido y radicalismo oral. El falso dilema entre el
“guerrismo” y el “felipismo”, cuando en realidad todo era maquiavélico
cutre-pactismo y, sobre todo, cuestión de labrarse una agenda que le
garantizase el porvenir.
La naturaleza
egomaníaca del personaje le conduce a constantes diatribas. Tiene mala
lengua. Antes de las elecciones del 25-M días propició públicamente una
alianza entre supuestas fuerzas antagónicas PP y PSOE, las siglas de la
estafa política. Luego matizaría que “solo si el país lo necesitara”.
Patinazo y paso atrás, pero estuvo una vez más en candelero. La Prensa
se porta bien con él y siempre acude cuando la convoca. Nunca descuida
ofrecerles un llamativo titular. El Henry Kissinger carpetovetónico
sigue dándose la buena vida latifundista con sus amigos venezolanos como
Capriles, Cisneros, el ex presidente colombiano Alvaro Uribe o el
mexicano archimillonario Carlos Slim. Un personal ejemplar donde los
haya.Grandes sembradores de democracia y justicia social.
Ahora, con la
imprevista irrupción de “Ahora Podemos” en el panorama político, al
delirante embaucador Felipe González le ha sobrevenido un ataque de
cólera. Automáticamente ha clamado contra “la moda del bolivarismo”,
afirmando que eso no es solución y anunciando catástrofes. Acaso se
puede estar peor que ahora? De repente le han apeado del pedestal
cosmético, han pulverizado su partido y se ha visto como un trasto
viejo.
Suresnes queda muy
lejos, pero ahí empezó toda la una carrera al éxito. De “Isidoro” a
consejero del oligopolio eléctrico, el de mayor pedigrí franquista. Por
cierto, la solución a los graves problemas de España y todo el fango
acumulado no serán precisamente a causa de la política seguida hasta
ahora por el PSOE y el PP. Por consiguiente…
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