Como es habitual, este gobierno confunde las palabras. Supongo que lo que ha prometido Rajoy, si es sincero, no es la regeneración, sino la degeneración. Porque lo que está ocurriendo es que el peperío está degenerando la democracia de este país, que de seguir así otra legislatura puede terminar en algo más parecido a Marruecos que a los países occidentales.
¿Cómo se puede hablar de regeneración cuando en los últimos tiempos, sin ir más lejos –que podríamos— se han conocido casos claros de degeneración democrática?
¿Qué es si no el caso del Alcalde de Brunete? Un pepero que promete a una concejala lo que quiera a cambio de su voto sin que ni Esperanza Aguirre ni Ignacio González le insten a dimitir?
¿Acaso es regenerar lo que ha ocurrido en la Comunidad Valenciana? Hablo de los escándalos del empresario Ortíz con la alcaldesa alicantina, que todavía sigue sin dimitir y sin que Alberto Fabra la obligue a ello, a pesar de haber salido a la luz unas conversaciones de corrupción pura. O del caso de Rafael Blasco, condenado a ocho años de cárcel por quedarse con dinero público destinado al Tercer Mundo. O el de Cotino, que quiso comprar a las víctimas del metro de Valencia para que callaran ante aquel accidente que costo la vida a 43 personas. O el mismo Cotino que por medio de su sobrino desviaba fondos de los discapacitados a residencias de su familia.
¿Podemos hablar de regeneración cuando las sedes del PP, tanto en Madrid (Génova) como en La Rioja han sido pagadas en negro y con dinero cuya procedencia se desconoce?
¿Se puede hablar de regeneración cuando el PP niega la mayor en el caso Bárcenas y en el caso Gürtel, queriéndonos hacer creer que pasaba por allí?
¿Es regeneración tratar a un tipo como Bárcenas, como lo hizo Rajoy, cuando se sabía de sus delitos y le escribió un SMS, casi amoroso?
¿Se refieren a regenerar cuando se descubre que hay imputados en el PP de Castilla La Mancha por un posible cohecho?
Podría seguir con ejemplos que nos hacen sentir vergüenza ajena, rabia, indignación y desprecio ante un gobierno y un partido que en vez de agachar la cabeza, pedir perdón y marcharse a su casa, insiste en hacer de sus fechorías una forma normal de actuación en política y, además, se permite, pretender hablar de regeneración.
¿No habrá que limpiar primero la casa propia antes de querer dar lecciones de regeneración? Porque quien puede dar lecciones de ejemplaridad no es precisamente el poderoso –ese debe darlas—, sino quien está capacitado, es honesto y tiene una historia intachable. ¿Acaso es éste el caso de Rajoy y sus muchachos?
Pero claro, de nuevo se les vuelve a ver el plumero. Ahora resulta que lo que sabemos de su fingida “regeneración” es que quieren ver lo de los aforados y por otro lado que el alcalde que gobierne en los municipios sea el de la lista más votada.
Naturalmente esto para Rajoy y Cía son medidas de regeneración. De la corrupción mejor no hablar, para qué. ¡No se van a privar de sus mañas y mamandurrias!
Claro que se cree que somos idiotas y nos trata como tales. Ya verán ustedes en qué consiste las correcciones sobre el aforamiento. Seguro que tratará de quitárselo a jueces y a instituciones de segundo grado, mientras que acaban de conceder un aforamiento especial al ex-rey, por cierto, un aforamiento total por el que sólo podrá ser juzgado por el Tribunal Supremo, independientemente del tipo de delito. O sea, supongamos que un día bebe más de lo normal –no me hagan caso, ya sabemos que el rey es “abstemio”—, y resulta que no puede ser juzgado por un juez de a pie, tienen que hacerlo los jueces del Tribunal Supremo, que como todo el mundo sabe ‘no tienen ninguna contaminación partidista’.
Y qué decir de que sea alcalde el cabeza de la lista más votada. Responde, sin ningún otro aspecto moral, a una cuestión de poder y no de regeneración.
Porque el PP, según las últimas encuestas perdería la mayoría absoluta en unas cuantas grandes ciudades, lo que le podría llevar a perder la alcaldía ante alianzas de los demás partidos. Y hasta ahí podíamos llegar. Porque, recuérdenlo quienes hayan votado al PP, este partido es simplemente una empresa que debe mantener el poder para subsistir, y perder alcaldías importantes es perder poder. Y, claro, dejar a muchos peperos en la sombra política. Y eso no lo quieren permitir.
Total, democracia hasta cierto punto. cuando se trata de que las corporaciones locales, como representantes legales de los vecinos, puedan votar al alcalde, no es conveniente. Sobre todo cuando quien se encuentra más sólo que la una, sin apenas posibilidad de hacer pactos es el PP.
Sr. Rajoy, Sra. Cospedal, aprendan un poco de Francia. Y miren qué ha pasado con el Jefe del Estado anterior: Sarkozy. Y ustedes, por el caso de Génova y de los 200.000 euros de Castilla La Mancha deberían hacer lo mismo. Pero claro, una vez más, vemos que Francia no es España, para desgracia nuestra.
Salud y República
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