Salvador Sostres, conocido por sus garruladas |
"Cuando mi mujer tiene una cena y me quedo en casa con la niña son las noches más amables. La niña juega a lo suyo y de vez en cuando me dice que me quiere mucho... No se despierta hasta la mañana siguiente... Cuando soy yo el que salgo recibo mensajes de la más grotesca naturaleza sobre que la niña no hay manera de que se duerma, o insólitas crónicas de despertares repentinos...".
Salvador Sostres no ha dudado en utilizar su columna en El Mundo del pasado jueves para denigrar a las mujeres criticando a su mujer por la forma en que ha educado a la hija de ambos. "Los hombres tenemos que aprender a llevar nuestra propia contabilidad y no dejarnos impresionar por la propaganda enemiga. Ni somos culpables por ser felices ni peores padres por tener amigos y mesa segura en los buenos restaurantes", escribe.
Pero lo que más le irrita es que su mujer le fastidie la noche que sale con sus amigotes a base de mensajes sobre el comportamiento de la pequeña. "Y esa euforia de fin de cena que de repente se interrumpe, y ese gin-tonic que se vuelve amargo a medio trago. Todo se ensombrece cuando asoma el tanque devastador de tu esposa haciéndote sentir culpable".
Refiriéndose a los hombres, el polémico articulista afirma que "somos la luz que alumbra el pesimismo. Somos ternura contra el resentimiento. Cualquier artefacto de felicidad es un invento masculino. Si fuera por nosotros todavía retozaríamos en el Paraíso, inocentes y estupendos. No os ganamos porque seamos más fuertes, sino porque estamos más contentos".
Sostres añade que "en ninguno de los textos [de su mujer] se me culpa directamente de nada pero son claramente acusatorios. Cosas que mi hija nunca hace cuando está conmigo acaban siendo culpa mía", afirma.
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