Madrid tiene calles que celebran golpes
de estado o rememoran los lugares desde donde se bombardeó la ciudad, en
lo que parece una grave falta de sensibilidad por la elección de los
nombres de los espacios públicos. La comisión de Artes y Turismo del
Ayuntamiento de Madrid aprobó conceder una calle a Isidoro Álvarez,
presidente de El Corte Inglés, con los votos a favor de PP y UPyD y la
abstención de PSOE e IU (A la espera de aprobarse en Pleno). La polémica
sobre la concesión de la calle al empresario se une a la que tan sólo
hace unos días hubo sobre la plaza que se adjudicó a Margaret Thatcher,
donde incluso hubo una acción de Juventud Sin Futuro, cambiándole el
nombre por Plaza de la Juventud Exiliada.
Las concesiones de calles a personalidades y entidades dependen de las
filias de cada mayoría parlamentaria y en multitud de ocasiones siguen
unos procesos de selección totalmente partidistas y que no cuentan con
la opinión de la ciudadanía.
La calle a Isidoro Álvarez no será la primera que tenga un presidente del Corte Inglés, ya que Ramón Areces, tío del recientemente fallecido y que también fuera dueño de los grandes almacenes, posee una con su mismo nombre en el barrio de Moratalaz. Otros empresarios como Alfredo Mahou,
sí, el de la cerveza, también cuentan con su propia plaza. Pero existen
multitud de calles que sobrepasan los límites de lo tolerable.
Las calles de la vergüenza
La calle del Cerro de Garabitas
tomó su nombre en el año 1952, en sustitución de la Calle Gerona, en el
obrero barrio de Puente de Vallecas. El nombre era un homenaje al cerro
de la Casa de Campo desde el cual, en la Guerra Civil, las tropas
nacionales comandadas por el General Varela ubicaron una posición
artillera desde la que bombardearon la ciudad causando multitud de
muertos entre los habitantes. Es decir, Madrid tiene una calle que
conmemora un lugar desde donde de mataron madrileños y se destruyó la
ciudad.
Otra de las calles que esconde una historia mas terrible es la del Doctor Vallejo Nágera, el Mengele español,
que también tiene una placa en el distrito de Arganzuela. En ella, se
recuerda la figura del principal promotor de la eugenesia política en el
régimen de Franco. Vallejo Nágera es el ideólogo de la teoría de la
inferioridad de los rojos y las mujeres que consolidó en el Gabinete de
Investigaciones Psicológicas, una institución creada en 1938 para dotar
de carácter científico la represión contra los comunistas y donde
estudió para ello a presas y soldados republicanos en el campo de
concentración de San Pedro de Cardeña en Burgos. La placa que asoma en
el callejero de Madrid recuerda al hombre que escribió: “A la mujer se
le atrofia la inteligencia como las alas de la mariposa de la isla de
Kerguelen, ya que su misión en el mundo no es la de luchar en la vida,
sino acunar la descendencia de quien tiene que luchar por ella”.
Son muchas las calles que están en
Madrid dedicadas a reverenciar el “glorioso alzamiento nacional” de 1936
y a sus protagonistas. El 28 de marzo de 1939 las tropas franquistas
entraron en Madrid y acabaron con el asedio al que venían sometiendo a
la cuidad desde noviembre de 1937. La hazaña de las tropas nacionales de
haber destruido Madrid y entrar victoriosos fue premiada con una plaza
en el año 1939 en el madrileño distrito de El Pardo, conmemorando dicha
fecha, y que todavía allí continúa. Un distrito, el de El Pardo, donde
no podía faltar la Plaza del Caudillo.
El lema de Falange, el Arriba España que
Jose Antonio Primo de Rivera usó para conformar su ideario fascista, y
del que se apropió el franquismo tras el fin de la guerra posee una
calle en el distrito madrileño de Ciudad Lineal. También Agustín De Foxa y Torroba, el creador de “El cara al sol”, el otro emblema del franquismo, tiene su placa en una calle de Madrid.
Las calles que todos los madrileños comparten
La historia de Madrid posee una historia
granada y valiosa suficiente para que el nombre de los lugares públicos
que son de todos representen a cada uno de los madrileños. Las calles
que se recogen en Las calles de Madrid, la magna obra del
cronista de la ciudad Pedro de Répide, recoge la inmensa historia que
subyace en cada espacio del callejero que acabó intoxicado tras la
Guerra Civil y que perdura hoy en día. Ejemplos de estas calles hay
muchos, uno de ellos es la de Álvarez Gato, o también
llamada calle del Gato, el linaje que da nombre a todos los madrileños y
que tiene su origen en la conquista de la ciudad. Un avezado asaltante
comenzó a trepar las murallas que dominaban los “moros” hincando su daga
en las rendijas de las piedras provocando asombro entre sus compañeros
de asedio que aclamaron que “parecía gato”.
Es muy censurable que existan
personajes, lugares o sucesos tan oscuros con un calle que recuerde su
memoria y existan historias del Madrid más auténtico que sólo se
recuerde en los libros de los cronistas. Como la historia del Perro
Paco. En la década de 1880 en la Calle Alcalá, en el mismo local donde
ahora hay un Starbucks, existía el Café de Fornos. Solía morar el local
un perro vagabundo que al colarse en el café hizo amistad con el Marqués
de Bogaraya. El aristócrata le puso el nombre de Francisco, y desde
aquel día el Perro Paco empezó a hacerse famoso entre los asistentes al
café, ya que prácticamente fue acogido como la mascota de los asistentes
al que era uno de los lugares de encuentro de la sociedad madrileña de
la época.
Tal era la fama del Perro Paco que acudía con Frascuelo en su
calesa a las corridas de toros de forma habitual. Un día que el can
decidió acudir por su cuenta a una plaza de toros en el año 1882 ocurrió
una tragedia. El novillero que ese día estaba en la plaza fue
abucheado, entonces el Perro Paco saltó al ruedo a ladrar al torero como
el resto de ciudadanos. El novillero, herido en el orgullo, asestó una
estocada al pobre animal que acabó con la vida del insigne perro
madrileño. Si no llega a ser por la rápida intervención de la policía el
torero hubiera sido linchado por los madrileños al ver cómo el Perro
Paco no volvería a comer las sobras bajo sus mesas del Café de Fornos.
El Perro Paco no tiene calle en Madrid, aunque fuese mucho más llorado
por los madrileños que Margaret Thatcher.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR TU OPINION-THANKS FOR YOUR OPINION