"No existe consenso en torno a este proyecto, y si no se logra un acuerdo, cosa que parece muy difícil, la ley no se aprueba y en paz. Esa ley nunca llegará al Parlamento". Así de contundentes han sido las declaraciones de fuentes del Gobierno y del Partido Popular sobre el futuro de la reforma de la ley del aborto.
El anteproyecto, aprobado por el Consejo de Ministros el pasado mes de diciembre, ha levantado el rechazo de buena parte del PP, que considera que la reforma puede restarle votos al partido, por lo que ha habido dudas sobre su futuro que ahora parecen despejarse: La reforma de Alberto Ruiz Gallardón se aparca definitivamente.
El texto no suponía un retorno a la ley socialista del 85, como esperaba todo el mundo, ni se limitaba a eliminar el plazo en el que la mujer podía abortar sin necesidad de alegar ningún motivo, además de cambiar uno de los aspectos más controvertido de la ley de Zapatero, como es la posibilidad de que las menores de 16 años se sometieran a un aborto sin el permiso paterno.
El anteproyecto suponía la vuelta a la ley de supuestos, aunque eliminaba la malformación del feto como una de las circunstancias en las que la mujer podría abortar de forma legal, lo que situaba a España muy por detrás de los países de su entorno respecto a a este asunto.
El Gobierno también ha tenido en cuenta el coste electoral que le iba a suponer la presencia de miles de mujeres en las calles protestando por una ley tan retrógrada como la presentada por Gallardón, al dictamen de los sectores más oscuros de la Iglesia, cuya reacción también puede dañar al PP.
El ministro de Justicia no ha recibido aún una comunicación formal por parte de Presidencia del Gobierno sobre la retirada del proyecto, y Mariano Rajoy tiene cierto temor a la reacción de Gallardón cuando reciba la negativa a llevar adelante su proyecto por parte del Ejecutivo.
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