Sí, amigos. Según se encargan de airear los medios, las viviendas han subido un 0,8% en el segundo trimestre.
Las maniobras de los fondos buitre y el Banco Malo no han tenido nada
que ver, por supuesto.
Lo que pasa es que ya estamos en plena
recuperación, y esto va para arriba, y los precios ya nunca van a volver
a bajar, porque siempre lo podrás vender y alquilar es tirar el dinero.
Recuperamos una entrada fundamental de nuestro antiguo blog, por
aquello de comparar cómo eran salarios y precios allá por el año 1981, y
cómo son ahora, porque los sueldos no han bajado, simplemente “han
moderado su crecimiento”, y las raíces vigorosas impiden que caiga el
cemento.
En pleno barrio de Serrano (nada menos), un piso de 100 m2. salía por
cosa de 5.500.000 de pelas.
Nuevas construcciones y financiación a 6 años y medio (o sea, unas 70.000 al mes). No, no es ciencia ficción, sino la pura realidad. Ejemplos más asequibles, que no se diga:
- c/ Los Madrazo (centro), 92m2., 2.350.000.
- c/ Alcalá (centro), 4 dormitorios, 2.000.000.
- c/ Arturo Soria (residencial), 2, 3, 4 dormitorios, de 4.250.000 a 6.550.000.
A estas alturas nos preguntaremos: ¿cuánto se ganaba? ¿Cómo pagar éstas hipotecas de 4, 5 o 6 años? Aquí, unas ofertas de empleo cualificado:
En resumidas cuentas, unos salarios que rondaban entre las 90.000 y las 180.000 pesetas al mes (más o menos como ahora, sin cambiar un ápice, y más teniendo en cuenta el nuevo mantra de #nimileurista). O sea, que tener una sola cualificación era más que suficiente para comprar un piso en condiciones, y todo en unos años, incluso una persona sola.
Esto es lo natural, lo lógico, lo normal, porque la vivienda es un derecho fundamental, y esos que se curraban una licenciatura o una diplomatura se aseguraban con aquel esfuerzo el acceso a una vida digna.
Ahora estudiar se ha vuelto un problema. Lo llaman sobrecualificación, o licenciados que trabajan de teleoperadores. ¿A qué nos hemos ido acostumbrando? ¿Dónde estamos, si nuestras cualidades como organización social están muy por detrás de aquel año 1981?
Nos hemos habituado a llamar chollos a los atracos, pisos a los zulos, a trabajar para sobrevivir y a decir sonrientes: “es lo que hay”.
Pues esto es lo que hubo.
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