Un estudio realizado por investigadores del Instituto
de Salud M&K de Ako, en Japón, permitió descubrir que los fetos de
sexo masculino pueden verse afectados por el cambio climático.
Las inusuales fluctuaciones de temperatura se acompañan de un aumento de
las muertes de fetos masculinos en relación con los de sexo femenino,
según el estudio del equipo del japonés Instituto de Salud M&K
citado por el periódico 'International Business Times'.
El doctor Misao Fukuda, líder de la investigación, explicó que desde la década de 1970 la temperatura anual en Japón ha cambiado significativamente y, al mismo tiempo, durante este tiempo han nacido cada vez menos hombres que mujeres.
Su equipo se centró en dos eventos meteorológicos extremos para realizar el análisis: el verano extremadamente caluroso de 2010 y el invierno anormalmente frío de 2011. Los científicos analizaron la temperatura registrada por la Agencia Meteorológica de Japón y la compararon con el número de abortos naturales en la base de datos de las Estadísticas Vitales de Japón.
Los resultados mostraron que durante aquel verano se produjo un aumento en el número de abortos naturales y, nueve meses más tarde, hubo una disminución en el número de niños nacidos en proporción con el de niñas. Durante el invierno de 2011 también aumentaron las muertes fetales y disminuyó el número de bebés varones.
Los estudios previos sobre la relación entre la temperatura y los nacimientos llevados a cabo en Finlandia y Nueva Zelanda no lograron identificar un posible vínculo. Fukuda considera que en esos países los mismos estudios no permitieron llegar a ninguna conclusión porque Finlandia y Nueva Zelanda, a diferencia de Japón, no están expuestos a temperaturas extremas.
El doctor Misao Fukuda, líder de la investigación, explicó que desde la década de 1970 la temperatura anual en Japón ha cambiado significativamente y, al mismo tiempo, durante este tiempo han nacido cada vez menos hombres que mujeres.
Su equipo se centró en dos eventos meteorológicos extremos para realizar el análisis: el verano extremadamente caluroso de 2010 y el invierno anormalmente frío de 2011. Los científicos analizaron la temperatura registrada por la Agencia Meteorológica de Japón y la compararon con el número de abortos naturales en la base de datos de las Estadísticas Vitales de Japón.
Los resultados mostraron que durante aquel verano se produjo un aumento en el número de abortos naturales y, nueve meses más tarde, hubo una disminución en el número de niños nacidos en proporción con el de niñas. Durante el invierno de 2011 también aumentaron las muertes fetales y disminuyó el número de bebés varones.
Los estudios previos sobre la relación entre la temperatura y los nacimientos llevados a cabo en Finlandia y Nueva Zelanda no lograron identificar un posible vínculo. Fukuda considera que en esos países los mismos estudios no permitieron llegar a ninguna conclusión porque Finlandia y Nueva Zelanda, a diferencia de Japón, no están expuestos a temperaturas extremas.
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