Conflictos mundiales * Blog La cordura emprende la batalla


viernes, 24 de octubre de 2014

España, imputada Ruz y Alaya tienen imputada a media España. Y la otra media está en lista de espera.




España, imputada


Ruz y Alaya tienen imputada a media España. Y la otra media está en lista de espera. Aquí no se salva nadie. Hemos pasado de la presunción de inocencia a la presunción de culpabilidad, importante retroceso en el avance de la Humanidad.

 Ya vivimos en la cultura de la sospecha. 





Y eso sin contar las ‘irregularidades legales’, los abusos conocidos, las prebendas permitidas, las rentas políticas vitalicias, los cargos y sueldos a dedo y capricho. Con todo ello se podría llenar una enciclopedia voluminosa. Se podría decir que el que no está imputado no es nadie, al igual que el que no sale en televisión. La imputación como prestigio social y de riqueza.


 El engaño como uso y costumbre. El que no está imputado es porque es pobre o va por otra vía de imputación.


España ocupa, de menos a más, el puesto 40 en el índice de corrupción sobre 177 países. O sea que ¡cómo estarán los 137bpaíses que la superan! Pero entre los países avanzados y en especial los europeos, España ocupa lugar preferente. Y es pionera en la tardanza de sus esclarecimientos políticos y judiciales. A las siete de la mañana no va el lechero a tu casa, va la policía.


Esto, claro es, conduce a la desmoralización del país y a la risa que produce cuando nos hablan de regeneración democrática. La regeneración comienza, por lo visto, por la exculpación y defensa de los implicados en tu organización o partido. Nadie, nadie, cree en España en esa regeneración.


 El cargo público sigue siendo un apestado. Quitan a un imputado y ponen a otro. Ya no vale el argumento de que en su mayoría son honrados. Está por ver, es la respuesta. Ni un solo partido, a ningún nivel, está libre de la plaga. Ahora van por oleadas, por ristras, en tacadas. 


Todos huyendo de las cámaras y las muñecas esposadas y cubiertas con la chaqueta para el disimule.


 Es tremendo que la corrupción sea el segundo problema que más preocupa a los españoles, tras, lógicamente, el paro. Las noticias de las citaciones y detenciones se han convertido en un divertimiento de periódicos y televisiones.


 Pero es terrible que los españoles piensen que son muchos más, muchísimos más, los que deberían estar que los que están.


Deberían construirse cárceles especiales para corruptos y reunirlos a todos como en un gran lazareto de la culpa y la vergüenza y tratarlos de esta enfermedad infecciosa, y que les impidiesen salir hasta que hubieran devuelto el último céntimo, sin doctrinas redentoras ni normas legales de equidad y benevolencia.


 Solo así se podría desimputar España. Pero apenas habrá reclusos.


 Hasta en eso es corrupto el sistema.


 Arturo González



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