Vengo de comprar cuarto y mitad de gritos de placer, y estaban
carísimos.
Los gritos de dolor estaban "tiraos" de precio, pero está
claro que no hay demanda.
Esa tiendita que han abierto , hace unos días,
en mi barrio, tiene dos trabajadores, un viejito acordeonado y con
ojos pizpiretos, y una bella joven, que se adorna con dos largas trenzas
color azabache; el viejito se mueve con una increíble agilidad, la
bella, con excesiva parsimonia.
Hay cajitas tornasoladas de distintos
gemidos, las de gritos tienen un color indefinido.
Los gemidos de
disgusto los regalan con cualquier compra, los de alegría están tan
caros como el caviar iraní.
Ya os contaré cuando abra la
cajita..........


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