Arrasa, y cada vez hay más adeptos en España, principalmente en Madrid y Barcelona.
No hay apenas reglas, y el morbo de quedar 'impune' y hacer lo que a uno le plazca sin que nadie pida explicaciones no tiene para muchos parangón.
Se trata de romper con la rutina sin complejos, poner salsa al 'asunto' para alegría, sobre todo, de los voyeurs de turno y, cómo no, de los amantes de los intercambios de parejas.
A tal práctica se les llama dogging. Fue bautizada de tal guisa por los ingleses porque los voyeurs que acudían a estas orgías improvisadas se disculpaban diciendo que iban a pasear al perro: se trata, en suma, de practicar sexo con desconocidos o permitir que a uno le observen a o toquen en lugares públicos, principalmente en el interior de los coches.
Cuenta con fotos en portales de Internet, usado por los doggers para citarse, done cuentan sus experiencias con todo lujo de detalles.
Pero en España este término se ha castellanizado, se le llaman cancaneo
y explican simplemente que esto se debe a que mantener relaciones
sexuales en un coche es muy incómodo y por ello inevitablemente se
recurre a una posición.
La nueva práctica sexual que arrasa en Barcelona y Madrid
Tal y como da cuenta José Antonio López en 'Milenio', se practica mayoritariamente en Madrid y Barcelona."El
perfil del dogger: suelen tener entre 18 y 70 años, de todas las clases
sociales, desde un directivo hasta un desempleado de los casi 5
millones que hay en el país. Respecto a los voyeurs, se trata
principalmente de hombres maduros, de clase media y muchos casados.
Todos se definen como amantes del riesgo y la aventura que buscan nuevas
formas de conseguir placer y excitación".
Algunas de estas parejas suman a sus
sesiones el intercambio, lo cual añade al riesgo de esta práctica en sí,
el de la implicación emocional. Para practicar dogging hay que tener una gran confianza en la pareja y un "elevado grado de apertura mental",
según los asiduos a este tipo de aventuras sexuales.
Nunca debe
practicarse para satisfacer al otro o por miedo a perderlo si no se
accede a la petición del compañero de turno.
Hay muchos que acuden a estos lugares
con el único objetivo de ver a otros tener sexo. Los mirones, que a
veces son mayoría, acuden para saciar su morbo e incluso para tocar,
todo se vale en el dogging.
Como en todo, existe un lenguaje común entre los que practican dogging.
Se trata de normas muy básicas.
Por ejemplo, si se ve un coche en una zona oscura, cuyas luces exteriores se encienden y se apagan, puede que sea un coche de doggers.
Por ejemplo, si se ve un coche en una zona oscura, cuyas luces exteriores se encienden y se apagan, puede que sea un coche de doggers.
Si la luz interior del vehículo está
encendida, la pareja quiere ser observada mientras mantiene relaciones
sexuales. Si además la ventanilla está medio abierta o abierta del todo,
se puede mirar y tocar, y si la puerta está abierta se puede entrar
libremente a formar parte de la fiesta.
Este ritual se puede observar
muchas noches de verano en algunas playas de España.
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