Pedro Zerolo nació un 20 de julio de 1960 en Venezuela, a donde tuvo que exiliarse su padre por cuestiones políticas. Su activismo en favor de los derechos civiles los llevó a la política a través del PSOE con una bandera multicolor e internacional con la que fue quitando las telarañas que envolvían el Ayuntamiento de Madrid, donde se casó con Jesús Santos, por amor y por militancia.
En enero de 2004 anunció su cáncer de páncreas, contra el que ha luchado con las mismas fuerzas que lo ha venido haciendo contra las desigualdades. El último Día del Orgullo, el 5 del pasado julio, Zerolo cantó el 'A quién le importa' en la cama y con fiebre, pero con la misma alegría de siempre. Su vida ha sido un compromiso, y siempre ha creído que el amor es el mejor de los activismos.
El dirigente socialista fue muy crítico con algunas medidas de su partido, pero reconoció el empujón de Zapatero en materia de igualdad. "Jamás llegó España puntual a la cita con la igualdad; no fuimos los primeros en abolir la esclavitud, ni en reconocer el derecho al voto de la mujer... Y esa vez sí, llegamos. Eso es motivo de orgullo".
Se lo decía a Juan Cruz en El País en julio pasado, en una breve charla en la que Zerolo dejó algunas reflexiones sobre la vida, el amor, la democracia, la generosidad o la enfermedad...
"No hay mejor construcción intelectual que la poesía y las Constituciones. La poesía nos ayuda a querernos, a entendernos... Y las Constituciones generan un espacio de respeto y dignidad. Parecía imposible, e hicimos posible lo imposible".
"¿Qué hemos perdido? Afecto. Me preocupa el desafecto a la democracia. Somos corresponsables partidos, sindicatos, medios de comunicación... La democracia es algo que funciona. Creo que debe recuperar su magia con reformas constitucionales profundas, poniendo a la ciudadanía en el centro de la acción política".
"En las europeas, aparte de nuestra debacle, irrumpió una fuerza, Podemos; me parece bien. La izquierda es plural. Pasaron muchas cosas (la gente indignada en la calle) y miramos para otro lado. Al 15-M se le trató con soberbia; se les dijo: 'Díganlo en las urnas'. Pues ahí están: más de un millón de votos".
"¿Generosidad aquí? No hay tanta. Yo la aprendí de las mujeres; han marcado mi vida intelectualmente y en el día a día. De mi padre, el pintor Pedro González, aprendí a proclamar las ideas socialistas; de mi madre, Chicha Zerolo, aprendí a llevarlas a la práctica y a participar en red".
"De la enfermedad aprendí que quien siembra recoge. Me ha sorprendido el cariño anónimo. Creo que para vencer esto no hay que tener miedo. El miedo se vence con tranquilidad, estando tranquilo con uno mismo. Sin miedo sientes que la vida está contigo..."
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