Lo que hay frente a ellos no es un fardo arrojado a la orilla por un naufragio, es un ser humano que huía de injusticias, hambrunas o matanzas

Ahí los tienen. Lo que hay frente a ellos no es un fardo arrojado a la orilla por un naufragio, es un ser humano que huía de injusticias, hambrunas o matanzas, alguien como ellos, con una vida irrepetible y exclusiva, con el estómago, el miedo y los sueños en el mismo lugar que todos. Alguien con hijos, padres, amigos… 

En cualquier caso, uno más, ya estamos acostumbrados.

Pero habituarnos a la infamia y a la barbarie nos despoja de humanidad, nos aleja de la evolución y nos acerca a la caverna.


 A la misma velocidad que avanzamos tecnológicamente, retrocedemos humanamente. La sociedad del consumismo, del individualismo salvaje, del materialismo a ultranza, nos hace concebir el mundo como primates y no como hombres.

Ahí nos están llevando. Ahí les interesa llevarnos. Sin principios, sin valores morales, incapacitados para identificarnos mental y afectivamente con el prójimo, embrutecidos por el egoísmo y empáticamente anulados, solo somos primates consumistas en manos de mercaderes y ladrones sin escrúpulos. Triunfa, disfruta, gasta, posee, sé feliz por menos dinero, y no reflexiones, no cuestiones. 

Esos deben ser tus valores, tus metas y tus dioses.

Disfruta, te lo mereces, no permitas que nada enturbie tus soleadas vacaciones a crédito. Lo que hay en la orilla es solo el cadáver de un ingenuo que soñó con llegar a un continente solidario y próspero, con una hermosa bandera azul festoneada de estrellas.

 Auschwitz, 1940? No. Europa

 Disfruta de tu selva, de tu árbol, de tu rama, de tu baya, y no te compliques la vida. Sigue mirando al horizonte y no pienses.