"Había un cura en la facultad de sociología o eso decían porque si aparecía por allí, lo debía hacer prudentemente disfrazado, que estaba haciendo una tesis sobre la limosna y su efecto redistributivo de riqueza.
Anoche, esta tesis, si es que alguna vez se llegó a escribir, tomó cuerpo en el palacio de correos de Madrid (ahora ayuntamiento). Doscientos pobres fueron llevados a cenar.
Tomaron marisco, cordero o dorada (que las dos cosas juntas ya sería gula) y brindaron con la alcaldesa que pidió paz donde había hambre.
Luego fueron devueltos a la puta calle porque ese es el lugar de "los más desfavorecidos" como si ese disfavor fuera cosa de la providencia, de la voluntad de Dios, de Fortuna, imperatrix mundi, o de la naturaleza y no la periferia, siempre ensanchada del capitalismo.
La grotesca comedia de anoche, con la que la alcaldesa y no sé qué cura llamado Angel, escenificaron, con doscientos pordioseros elegidos como símbolo, el valor redistributivo de la limosna, es inquietante y, antes que inquietante, un escupitajo más proyectado a la cara de la condición humana.
A esto llega nuestra "izquierda transformadora", limosnera, franciscana e hipócrita, a practicar la caridad en Nochebuena."
Copiado del Muro del camarada Julio García Brun.
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