Asesinadas ‘low cost’ La violencia machista no es solo muerte

Se imaginan una propaganda electoral que dijera explícitamente que gracias al gobierno hay sólo cincuenta asesinados por ETA? No. De ninguna manera, pero se ha hecho.

 Concretamente el PP con las asesinadas por violencia machista y en propaganda electoral. Debe ser que la carne de mujer sigue siendo barata y no les cuesta caro tamaño dislate. Veinticuatro horas tardaron en retirar el spot de la campaña porque afortunadamente hubo mucho ruido.


No jugar con las cifras de asesinadas ni usarlas en campaña, ya tenemos, pues, la primera medida de ese pacto de Estado contra la violencia de género que reclaman todas las asociaciones por la igualdad y asumen la mayor parte de los partidos de izquierda y centro izquierda. ¿Todos? Sí, porque he dicho centro izquierda y la centralidad de Ciudadanos, tan liberales y a veces juiciosos, patinan con la violencia de género cuando dicen equiparar a hombres y mujeres. Que Miguel Lorente les dé alguna clase, no es difícil la cuestión y no es cosa de hembristas, se lo aseguro. Hay mujeres asesinas y muy malas, quién lo niega, pero la violencia estructural responde a una forma de organizar la sociedad desde la discriminación, y por tanto, desde la situación de inferioridad de las mujeres. Si hay que explicarlo mil veces se explica, se trata de convencer y argumentarlo las veces que haga falta porque sin hombres y mujeres convencidos no hay leyes ni victorias que valgan.


Pero usar a las víctimas es algo que, seguro, ha alarmado a muchos militantes populares y responsables de igualdad de la derecha. No hay más que estar cerca del drama para dejarse de prejuicios y tratar con seriedad el maltrato a las mujeres.


 Aunque comparado con otros terrorismos haya que hacer un notable esfuerzo pedagógico porque, insisto, a nadie se le ocurriría mencionar a los asesinados de ETA, aunque fuera uno solo, como una victoria contra el terror. Tampoco se les ocurriría homologar el terrorismo con los homicidios o asesinatos comunes, se supone que responden a marcos y situaciones bien distintas.


 Dicho sea por la reaccionaria propuesta de dar un paso atrás en cuanto a las penas.


Otra cosa es que nos vayamos adaptando y que, por ejemplo, de la misma manera que se proponen medidas para proteger a los hijos se hable de víctimas colaterales como, sin ir más lejos, el párroco de san Isidoro en Sevilla al que asesinaron por proteger a una mujer de su exmarido.


Y ya puestos, y aunque la cuestión sea irrebatible, podríamos también pedir concreción en esa referencia permanente a la educación que la mayor parte de los partidos ofrecen como respuesta a la violencia machista. ¿Cómo negarlo? Sin duda la educación en valores y la cultura democrática nos hacen más fuertes para la convivencia y para asumir como propia la igualdad.


 La vida en igualdad.


Pero esa, que por cierto es un tema que se incluyó en la ley de violencia y en la depuesta asignatura de Educación para la ciudadanía, es una solución indispensable pero a largo plazo. A las victimas hay que darle respuestas inmediatas y precisas.


Y empezar por dotar de verdad los juzgados de violencia, reforzar los turnos de oficio, articular asistencia en diferentes niveles, formar y no solo con protocolos a los sanitarios y educadores y proveer de seguridad e incluso vivienda, cuando sea necesario, a las víctimas y sus familias.


 Y atacar las pequeñas violencias sin sangre: el acoso, el desprecio, la minusvaloración.


Porque es una lucha que nos salpica a todos.


 Y debe salirle caro, impagable incluso, a quien se atreva a tratarlas como víctimas low cost.


 http://elcorreoweb.es/opinion/columnas/asesinadas-low-cost-FC1127227