Conflictos mundiales * Blog La cordura emprende la batalla


sábado, 30 de enero de 2016

Verle y escucharle me estaba provocando náuseas, así que aquí está el vómito.


Verle y escucharle me estaba provocando náuseas, así que aquí está el vómito.

Recuerdo que lo vi en la plaza de toros de Valencia, una plaza de toros a rebosar, estuvo a punto de convencerme con su dialéctica de encantador de serpientes. Mi madre con más experiencia que yo, estaba seria, no aplaudía, era el "Pablo Iglesias" de aquellos tiempos, pensaba yo, imaginándome a otro Pablo Iglesias que mi madre me había enseñado a amar, ahora otro Pablo Iglesias me recuerda a aquel falso Pablo Iglesias.



Entonces necesitaba creer en las palabras de aquel joven andaluz vestido con chaqueta de lana, hoy me cuesta mucho confiar en otro joven madrileño que me recuerda tanto a aquel joven andaluz. 



No le vote, mi madre, me dijo que su experiencia le decía que aquel joven andaluz no era de fiar. Aun así, cuando el 28 de octubre de 1982 ganó las elecciones, me alegré un montón, pensé en acercarme a la Plaza del País Valenciano a celebrarlo. 



-Espera, no celebres tan pronto. -dijo mi madre -espera. 



Sentí envidia de mi primo José Antonio, que estaba en Madrid celebrando, y salió por la televisión, lo que me hubiese gustado estar a su lado, para celebrar esa victoria, que a pesar de no haberle votado, sentía como propia.




Comenzó a modernizar España, pero también pronto llegaron las primeras traiciones, los primeros casos de corrupción , que él se enteraba por los periódicos...



Su ¡OTAN DE ENTRADA NO! Por OTAN de salida tampoco...



- Te lo dije - me dijo mi madre. Aun así, hizo cosas y pudo hacer otras muchas que impidió. Me puse en su contra, mi pacifismo se enfrentó a aquel demagogo. Pudo haber sido el mejor primer ministro del Corrupto Reino de España, y tal vez lo fue, porque los otros nunca pudieron serlo, por falta de capacidad, pero él tenía una gran capacidad, la pena es que muy pronto dejase de ser de izquierdas, dejase de ser demócrata. 



Para convertirse en lo que es ahora, un lameculos de un gobierno de ladrones y corruptos, un anciano multimillonario harto de viagra, que piensa que está en posesión de la verdad, que sigue siendo, o al menos eso creé, el amo del cortijo. 


Lamentable imagen la de esos multimillonarios que ayer se reunieron en Madrid, que un día dijeron ser socialistas y de izquierdas, para aconsejar al secretario general del PSOE, que apoye a un gobierno de ladrones y fascistas. De pena. 




Reconozco que no me fió ni de Pedro Sánchez, ni de Pablo Iglesias, que tanto me recuerda al personaje en cuestión. La verdad es que me cuesta mucho fiarme de cualquier político de primera fila (conozco a muchos que son muy honbrados y luchadores), tal vez por ello, sigo huérfano de partido, pero no de ideas.



 Pero apoyo, como mal menor, un gobierno formado por las fuerzas progresistas, porque lo que jamás apoyaré es que gobiernen ladrones declarados. Y si quienes entren lo fuesen en el futuro, también me tendrán enfrente. Ahora todo menos que gobierne la mafia.



 
 
 
 
 

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