Por Sabino Cuadra Lasarte
En
un Estado como el español, monárquico, centralista y precopernicano, la
capital del reino trasciende con mucho el mero hecho de ser centro
político de aquel. Madrid es principio y fin, alfa y omega. Madrid es
centro y todo lo demás es pura periferia.
La derechona política, mediática, serranítica, clerical, castrense…, no
ha aceptado el cambio de tercio municipal. Sigue pensando que aquello
es suyo y no acepta lo que las elecciones municipales trajeron consigo. Y
aquí vale todo. La última, la criminalización política global (social,
mediática, judicial..), urdida en torno a la obra del grupo “Títeres
desde abajo”, es buena muestra de ello.
Mucho se ha hablado al respecto en las últimas horas. Por mi parte, me
sumo a las voces que han exigido la libertad inmediata para los
titiriteros Raúl y Alfonso, el archivo del expediente judicial abierto,
el respeto a la libertad de expresión y reubicar el debate en el ámbito
meramente administrativo, del que no debiera nunca haber salido. No
entro, por supuesto, a juzgar la actuación del Ayuntamiento de Madrid,
pues existen voces más cercanas y autorizadas que la mía para ello, si
bien señalo –lo que sigue es también aplicable a nuestra tierra- que no
podemos dejar que sea la derechona la que nos marque el paso del debate
político con sus marrullerías, sino que debemos ser nosotros y nosotras
los que hagamos bailar a ésta al ritmo de nuestras partituras.
Hay algo, sin embargo, que trasciende en buena medida el debate
anterior. El Estado español no es solo guinness europeo en materia de
paro y precariedad. Lo es también, junto con Turquía, en el terreno de
los recortes a las libertades democráticas y los derechos humanos.
Muchas y contrapuestas voces nos dicen hoy que “lo prioritario es lo
social”, como si esto pudiera diseccionarse gratuitamente del hecho de
que vivimos en un Estado cuya cualidad democrática es ínfima. Porque lo
sucedido en Madrid estos días tiene una relación directísima, no solo
con el bombardeo al que está sometido su Ayuntamiento, sino con la
permanencia de toda una legislación y tribunales de excepción que han
cuarteado en estas últimas décadas buena parte de las libertades
democráticas que arrancamos a la dictadura.
Leo en el “Programa progresista y de Gobierno” presentado hoy al resto
de partidos por el PSOE, que ha desaparecido del mismo la exigencia de
derogación de la Ley Mordaza que tanto cacareó en el momento de su
aprobación y que hasta ayer mismo figuraba en su programa electoral. Hoy
se pide ya únicamente su reforma; mañana…, ¡vaya Vd. a saber!. Del
partido de la Ley Corcuera y de quienes afirmaron que el “Estado de
Derecho se defiende también desde las alcantarillas”, se puede esperar
cualquier cosa.
Pero no olvidemos que ha sido la legislación sobre Seguridad Ciudadana
anterior a la Ley Mordaza y la normativa y tribunales de excepción
existentes, la base política que ha servido para perseguir y reprimir
(Alfon –Vallecas-, jornaleros del SAT andaluz, “harresiak” vascas,
desobedientes catalanes, militantes PAH,…) a base de prohibiciones,
porrazos, multas, procesamientos e, incluso, condenas, toda la
disidencia surgida en los últimos años contra la contrarreforma
político-social iniciada por el Gobierno de Zapatero y profundizada
después por el de Rajoy. Y es esa misma normativa, esa misma doctrina
del “todo es ETA” y ese mismo tribunal, heredero del TOP franquista, lo
que ha servido hoy para encarcelar a Alfonso y Raúl.
He leído estos días pasados como la justicia salvadoreña, atendiendo a
los requerimientos de la Audiencia Nacional española (A.N.), ha detenido
a cuatro militares responsables de los asesinatos del jesuita Ellacuria
y cinco compañeros más. La misma A.N. que negó y boicoteó la
extradición reclamada por la justicia argentina contra Billy el Niño, el
guardia civil Muñecas, los exministros franquistas Martín Villa, Utrera
Molina…, por crímenes contra la humanidad, es la que saca pecho ahora
en el caso de los jesuitas.
Curiosamente,
los mismos partidos que aplauden esta actuación son los mismos que
rechazan incluir en sus programas la exigencia de derogación de la Ley
de Amnistía de 1978 que permitió la transferencia íntegra de un poder
judicial, policial, militar y clerical, sostén de cuarenta años de
dictadura y de unos crímenes contra la humanidad reconocidos hasta por
el Comité de Derechos Humanos de la ONU. Así pues, pensar que la
conquista de nuestras demandas sociales podrá hacerse sin romper a la
vez el espinazo de este régimen de libertades cada vez más
capitidisminuidas es un inmenso error.
Pero volvamos al caso de nuestros titiriteros. La caverna se lleva mal
con la disidencia cultural. Es una de las cosas que peor tolera. A lo
más puede consentir alguna pegatina en la entrega de los Goya y hacerle
una broma al ministro, pero que después de lo sucedido Juan Diego Boto
se dirija a todo el glamurerío presente en la gala del año y a la
millonaria audiencia televisiva con un “¡Buenas noches, titiriteros!”,
eso es algo que no se puede consentir. Otro para la lista negra. Las
amenazas recibidas posteriormente por Boto y que ninguna policía
científica investigará es algo obligado a pagar. Luego vendrán los
boicots directos e indirectos. De esto saben mucho también Willy Toledo,
Fermín Muguruza, Soziedad Alkoholika, Los Chicos del Maiz,… O les ríes
las gracias y entras en su juego o se rompe la baraja.
Pues que la rompan. Lo decía al principio. Lo peor que nos puede pasar
es dejar que nos dibujen la hoja de ruta. Que nos marquen los tiempos.
Pasamos últimamente demasiado tiempo viendo la tele, siguiendo debates,
respondiendo a sus provocaciones, leyendo twitter y similares, hablando
de encuestas, futureando sobre hipotéticos gobiernos y elecciones…..
Así
es como nos quieren tener, pasivos, consumidores de política enlatada,
entendedores de todo y de nada, pendientes de sus últimas declaraciones y
propuestas,…
Y mientras tanto hemos dejado de ser titiriteros, de
escribir nuestros propios guiones, de interpretar nuestras genuinas
obras, de convertir de nuevo la calle en escenario y a la gente en
protagonista.
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