El líder socialista ya no insiste en la derogación de la reforma laboral y dejó sin concretar los hitos de su programa económico, pese a protagonizar un discurso de hora y media con 42 folios. Se limitó a defender sin apenas detalle su pacto con Ciudadanos sin intentar nuevas propuestas. No quiso correr nuevos riesgos ni adentrarse en nuevos jardines. Ésta es su respuesta a tres grandes problemas de la economía española:
El paro. Pedro Sánchez ya no insistió en su discurso de apenas 24 horas antes en el que aseguraba que el acuerdo con Ciudadanos “deroga de facto la reforma laboral” y que el que no lo reconociera “está mintiendo”. En su discurso de investidura corrigió así el tiro. Dijo que la reforma laboral de Rajoy tiene “cuatro aspectos nocivos” entre los que no incluye el abaratamiento del despido. Son éstos, según ha afirmado: “la supremacía absoluta del convenio de empresa; la supresión de la ultraactividad de los convenios colectivos; la capacidad del empresario para abordar alteraciones sustanciales del contrato laboral de manera unilateral; y la permisiva regulación del contrato temporal”.
El acuerdo con Ciudadanos no acaba con ninguno de ellos, pero sí los suaviza. Sánchez ha preferido decir que los “deroga y sustituye por nuevas disposiciones donde se recuperan los derechos de negociación colectiva de los trabajadores; se limitan a dos años la contratación por tiempo determinado, a la vez que se aumenta la indemnización por despido el segundo año; y se establecen mejores incentivos a la conversión de contratos temporales, en indefinidos”.
Reiteró que su acuerdo con Ciudadanos incluye “un plan de choque con cargo a los Presupuestos del Estado” para ayudar a los parados. Y también “un plan de Emergencia social” que incluye “Ingreso Mínimo Vital para atender la situación de necesidad de los 750.000 hogares que carecen de todo ingreso económico y el Complemento Salarial Garantizado”. No se atrevió a repetir en la tribuna que su pacto con Ciudadanos limita la subida del salario mínimo este año al mismo 1% que Rajoy.
Déficit y deuda. España mantiene uno de los mayores déficits y deuda del mundo occidental y Sánchez asegura que hay que continuar con el esfuerzo de ajuste, aunque más suavemente que lo previsto con Bruselas. No negó la necesidad de “ajuste”, pero “no a cargo de los gastos sociales”.
Mantuvo que promoverá la “modificación del artículo 135 de la Constitución” para garantizar “la estabilidad presupuestaria y la social”. Calificó de “injusta” la reforma fiscal de Rajoy, pero no explicó cuál sería la suya más allá de “reducir la carga tributaria de las rentas del trabajo, lo que compensaremos por otro tipo de rentas y por impuestos mediambientales”. Tampoco concretó nada de las diputaciones y si hay ahorro.
El acuerdo con Ciudadanos continúa sin memoria económica, pero la agencia Moody’s ve en él promesas suficientes de gasto como para tacharlo de “negativo” para la solvencia de España. Si se aplicara, rebajaría el rating nacional, es decir, encarecería la financiación del país.
Sostenibilidad de las pensiones. Ha despachado este descomunal problema con esta única frase en 42 folios: “En cuanto a las pensiones y su sostenibilidad es fundamental restablecer el consenso mantenido desde hace casi 20 años alrededor del Pacto de Toledo”. No obstante, ha reiterado una de las promesas sociales en su acuerdo con Albert Rivera para mejorar las pensiones de las mujeres: “un bonus de dos años de cotización a efectos del cálculo de pensiones por cada hijo o hija, nacidos o adoptados”. También prevé “un año adicional a los padres que acrediten haberse hecho responsables del cuidado de aquellos”.
Carlos Segovia
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