El 16 de febrero de 1936, se celebraron las terceras elecciones generales en la historia de España, y las que poco tiempo después fueron la consecuencia del violento final de la Segunda República.
Las
mismas tuvieron un resultado controvertido. Las cifras oficiales daban
el 47,1% para el Frente Popular (coalición de izquierdas que agrupaba
diferentes partidos); el 45,6% para las derechas, agrupadas en la CEDA, y
el centro y el partido nacionalista vasco el 5,3% de los votos, según
datos del historiador Javier Tusell.
Aunque
por poco margen, la izquierda salía favorecida. La derecha denunció
fraude, pero había sido utilizado el mismo sistema electoral que hizo
que ellos fueran mayoría en 1933. La explicación: buscaban la
justificación para un golpe de fuerza. Ese porcentaje de votos representó conseguir el 60% de los diputados electos para el parlamento.
El
18 de julio de 1936, se inició un golpe militar dirigido contra el
gobierno de la Segunda República Española surgido de las elecciones de
febrero de aquel año, y cuyo fracaso parcial condujo a la Guerra Civil
Española y, derrotada la República, al establecimiento de la dictadura
de Francisco Franco, que se mantuvo en el poder, en España, hasta su
muerte el 20 de noviembre de 1975.
Los
últimos desencadenantes del conflicto, que sumergió a España en una
larga y cruenta noche, de cerca de 40 años, se iniciaron el día 12 de
julio, cuando el teniente de la Guardia de Asalto, José del Castillo, fue asesinado sobre las 22:00 horas por cuatro desconocidos de la derecha española.
"Los gritos de venganza no se hicieron esperar, la muerte de Castillo
había colmado la paciencia de la Guardia de Asalto. Se culpó
automáticamente a Falange de lo sucedido y en ese mismo lugar se puso en
marcha una amplia operación policial cuyo objetivo era detener la
creciente agresión fascista que desde hacía tiempo se estaba cebando con
los oficiales afectos al Frente Popular. Esta operación desencadenó el
secuestro y posterior asesinato del líder de las derechas y diputado
José Calvo Sotelo tres horas después a manos de un grupo ajeno al
operativo, organizado y liderado por Fernando Condés Romero, que ante el
cadáver de Castillo y entre lágrimas había jurado venganza. La Guerra
Civil había comenzado, se había encendido la mecha que detonaría el
conflicto cinco días más tarde en un acuartelamiento de Melilla, ciudad
donde comenzó el alzamiento y primer destino del teniente Castillo".
El 18 de julio de 1936 un grupo de militares encabezado por los
generales Franco, Mola y Sanjurjo llevaron a cabo su conspiración contra
el Gobierno legítimo republicano, dando comienzo uno de los periodos
más oscuros (no porque haya dudas sobre el mismo, sino por sus
consecuencias) y sangrientos de la historia del estado español. Ese fue
el objetivo principal del golpe militar, el derrocamiento de la legítima
Constitución republicana de 1931 con todas sus consecuencias, y del
gobierno legalmente elegido en las elecciones de febrero de 1936.
El profesor e historiador Ángel Viñas, autor de numerosos libros sobre la Segunda República, en su obra "La conspiración del General Franco",
recoge lo que quien fuera dictador durante casi cuarenta años,
Francisco Franco, usó en la preparación de la sublevación golpista del
18 de julio de 1936, y escribió en su Manifiesto de las Palmas: "La
Constitución, por todos suspendida y vulnerada, sufre un eclipse total;
ni igualdad ante la Ley, ni libertad aherrojada por la tiranía, ni
fraternidad… ni unidad de la Patria, amenazada por el desgarramiento
territorial más que por el regionalismo que los propios poderes
fomentan; ni integridad y defensa de nuestras fronteras cuando en el
corazón de España se escuchan las emisoras extranjeras que predican la
destrucción y el reparto de nuestro suelo…".
El historiador Ángel Viñas encontró varios contratos
con una empresa italiana para el suministro de 40 aviones y armamento,
firmados días antes del golpe de Estado del 18 de julio de 1936, que
demostrarían, según afirmaba, la vinculación de los monárquicos con el
levantamiento armado de los militares y que desencadenó la guerra civil
española.
Años antes, en 1934 el rey Alfonso XIII, que estaba exiliado en Italia,
pidió apoyo a Mussolini para "un eventual golpe de Estado que se
produjera en España para (...) restaurar la Monarquía" y consiguió que
el gobierno fascista italiano se comprometiese a aportar 1.500.000
pesetas (moneda oficial de España en la época), 200 ametralladoras,
fusiles y granadas de mano. Firmaron el acuerdo por parte española el
general Barrera y representantes de los partidos
Renovación Española (monárquico) y Comunión Tradicionalista (carlista)", según publica wikipedia sobre el Golpe de Estado del 18 de julio de 1936.
Renovación Española (monárquico) y Comunión Tradicionalista (carlista)", según publica wikipedia sobre el Golpe de Estado del 18 de julio de 1936.
El golpe de Estado que daría lugar a la Guerra Civil española
(1936-1939) comenzó en la ciudad de Melilla, localidad española situada
en el norte del continente africano, en la madrugada del 18 de julio. A
continuación las guarniciones situadas en Sevilla, Córdoba, Huelva y
Cádiz se unieron a los rebeldes, mientras en Málaga fracasaba el intento
de los oficiales rebeldes de apoderarse de las guarniciones de la
ciudad.
Para muchos historiadores el triunfo en la zona occidental de Andalucía
de las tropas que traicionaron la legalidad vigente en la España de
1936, la República, fue clave en el desarrollo de la Guerra Civil, y en
consecuencia de los cerca de 40 años de dictadura militar que vivió el
pueblo español, en su conjunto, y especialmente las zonas con una
identidad propia como Catalunya o Euskadi.
Casi 80 años después de aquel golpe militar contra la República,
legalmente establecida, España vive la dictadura de la política de la
prepotencia, de la corrupción, del monopolio del poder económico, de la
arrogancia, y del desprecio a la protección y el respeto de los derechos
fundamentales de los seres humanos, de la falta de ética y moral
política, social y empresarial.
Sobrevive bajo el absolutismo de un poder, supuestamente, emanado de las
urnas, y con esa excusa les está permitido cualquier tipo de actividad y
conducta, aunque sea contraria al pensamiento de aquellos que, a través
de su voto, les delegaron la gestión del país.
Es un país sumido en tantos escándalos de corrupción política y
empresarial, que está afectando a casi todo el espectro político, y gran
número de empresarios, que seguramente tardará años en recuperar la
confianza, por parte de la población, en sus estructuras tanto a nivel
institucional como empresarial.
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