“Creo que hay muchísima
ignorancia entre los antitaurinos y muchísimo desprecio a una cosa que
ha sobrevivido siglos y que puede ser absolutamente bellísima,
una metáfora de la vida y de la muerte como no hay otra en ningún
escenario del mundo. Pero ahora va lo políticamente correcto…» (Joaquín Sabina).
No hay prepotente que no se crea sabio y no hay verdugo que no sea prepotente
La muerte de gladiadores ejercía
seducción sobre Calígula; Iván el Terrible se regocijaba torturando y
arrojando perros desde torres; la Condesa Isabel Báthory gozaba
secuestrando, torturando y bebiendo la sangre de las jóvenes a las que
asesinaba; la Reina de Madagascar Ranavalona I mató a más de diez mil
prisioneros en una semana de festejos porque le entretenía…
En fin, que
unas y otros pasaron a la historia por criminales. Tú, Sabina, te
quedarás en el olvido de los tontolabas. No te comparo con ellos, sólo
digo que pasión y perversión pueden solaparse en un mismo cerebro.
Considero que ser criticado por quien se
deslizó desde un supuesto izquierdismo revolucionario al más rancio
reaccionarismo ético, por quien asegura que los que exigen el fin de una
tradición violenta son ignorantes, y por el que sostiene que la tortura
real es lo mismo que una metáfora literaria, lejos de ser un agravio
constituye un halago.
Y sí, tienes razón, torero frustrado y
cantautor subido al mismo vagón entrando en vía muerta que Andrés
Calamaro, vive en nosotros, los abolicionistas, todo el desprecio que te
puedas imaginar hacía ese crimen en el que tú ves poesía y nosotros
cobardía y sadismo.
Y en cuanto a lo de que “ahora va lo
políticamente correcto” ¿sabes qué significa esa expresión?, te lo
aclaro, hombre: el uso de un lenguaje con nuevas expresiones que quieren
aparentar ser progresistas para quedar de estupendos ante la opinión
pública, pero que en la práctica no implica un cambio de ideas ni de
costumbres.
O sea, lo que tú quieres con la tauromaquia: mantener
intacto algo que ha sobrevivido siglos, pero en vez de llamarlo por su
nombre, que es violencia con animales, violencia con la infancia (dicho
por el Comité de Derechos del niño de la ONU) y crueldad subvencionada,
tiras de la analogía (según tú) con la vida y la muerte y lo calificas
de tropo. ¿A ti de verdad te parece que la agonía del toro sobre la
arena y sus hemorragias sólo son una figura retórica?
A ver si va a ser que el “políticamente correcto y el ignorante eres tú.
Y para terminar, deberías creer en lo que escribes, aquí te dejo unos versos de “Mara” escritos por ti:
“Ya sabemos donde están las cosas muertas,
esos rostros de asesinos que regresan
a explicarnos que jamás hicieron nada,
no sé bien donde poner tanta tristeza.
Hoy tratemos de olvidar tanta mentira,
no quisiera darte un beso con tal pena
que presientas otra vez esas heridas,
destilando su dolor de cosas viejas.
Hoy sé bien adonde están las cosas muertas,
no me vengan con oscuras bendiciones,
sólo quiero un beso tibio de la vida
sin recuerdos de tortura y dictadores”.
La hipocresía te funcionó mientras te
limitaste a ser cantautor,
pero dejó desnuda tu verdad cuando te
vestiste del Joaquín Sabina persona.
Julio Ortega Fraile
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