El Estado de Missouri ha aprobado finalmente, en sesión parlamentaria especial, la ley SB 5.
Esa norma otorga libertad a los empresarios para despedir a mujeres que se hayan sometido a un aborto legal, a las que utilicen métodos anticonceptivos o, simplemente, a quienes queden embarazadas fuera del matrimonio.
Los caseros también pueden desahuciar a las inquilinas de sus propiedades con esos mismos criterios.
Los legisladores dicen que con esa ley buscan proteger la libertad religiosa de empleadores y propietarios de viviendas alquiladas.
Y no se detiene ahí la ofensiva republicana contra los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres gringas.
En Texas se debate otra ley que faculta a profesionales de la ginecología para mentir a las madres sobre las malformaciones de los fetos si sospechan que pueden abortar.
En serio, no sé qué les pasa a los gringos. Será que como no tuvieron Edad Media quieren probarla a ver cómo es.
El caso es, y esto se le podría explicar igualmente a un talibán que a un redneck del Middle West, que en la Declaración de los Derechos Humanos no todos esos derechos son iguales, sino que existe una jerarquía normativa. Y el de la libertad religiosa no está precisamente en la cúspide.
Tico Pelayo
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