Nunca mais el Prestige y esos ‘hilillos’
que acabarán recogiendo los gallegos y los muchos desplazados por
solidaridad desde otros territorios. Nunca mais otro Alvia con 80
fallecidos y 131 heridos, ni el paripé posterior de PP y PSOE para que
nunca se depurasen responsabilidades.
Nunca mais los incendios de estos
días, ni el permitir que más que bosques se tengan bombas forestales
habiendo sembrado el horizonte de eucaliptus, ni el mantener al partido
que ha despedido a 436 brigadistas con temperaturas diurnas que superan
los 30º, ni aguantar a políticos que acaban de votar en contra de
derogar la ley que permite construir sobre tierra quemada.
Nunca mais, nunca mais amigos de
narcotraficantes al frente de la Xunta, pero llegan las elecciones y
vuelven a ganar los de siempre, y con más fuerza y ventaja que en ningún
otro lugar de España. Por mayoría absolutísima.
Luego se quema Galicia, y sube el paro, y
empeoran los servicios, y envejecen las infraestructuras, y se acaba
con la pesca, y con los derechos, y… ¿y qué?
Menos nunca mais, menos cartelitos, menos eslóganes, y mais coherencia.
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