“Mojarse sin querer, sí, aprovecharse no, coño”, ha advertido el ministro de Fomento
Las compañías eléctricas han conseguido finalmente que el
Gobierno acepte una de sus históricas reclamaciones y acaban de obtener
la titularidad del 100 % del agua de lluvia que caiga sobre el
territorio español, salvo el pequeño porcentaje de líquido que se
derrame directamente sobre las cabezas y la ropa de los ciudadanos.
Para
este último supuesto el Ministerio de Hacienda ha previsto una tasa de
75 euros anuales que se incluirá en el impuesto sobre la renta y que
intentará compensar esa parte de lluvia que quede atrapada en el cabello
y en las prendas de los españoles y que, por lo tanto, las compañías
eléctricas no puedan utilizar para generar energía.
“Es una tarifa plana
y eso quiere decir que un año te mojarás más de lo que te corresponde y
el otro, menos”, ha puntualizado el propio ministro de Fomento, Íñigo
de la Serna, quien también ha advertido de que estarán muy atentos a la
picaresca, refiriéndose al uso fraudulento de los clásicos y enormes
sombreros mejicanos durante los aguaceros, las palanganas, los tejidos
absorbentes y otros artículos que puedan recoger la lluvia de manera
furtiva.
Hasta 685.000 euros de multa podría suponer la desviación de
los canalones de desagüe pluvial o sacar la lengua para recoger el agua
que se desliza por las mejillas durante una precipitación.
También para principios de 2019 está previsto que entre en
vigor la tasa de bronceado, que permitirá a las compañías eléctricas
recaudar más de mil quinientos millones solo en los meses de julio y
agosto.
“No se va a prohibir a nadie que tome el sol, pero hay que
compensar, de alguna manera, la ansiedad de las empresas energéticas”,
ha explicado De la Serna.
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