Publican el diario Información de
Alicante y Levante EMV en sus respectivas secciones de sucesos una
noticia que por sí misma ya pone los pelos de punta, porque relata que
cuatro jóvenes pretendían abusar de una niña de siete años que
acompañada de su madre ingresó en la misma hamburguesería en la que se
encontraban en ese momento los ya mentados cuatro despojos humanos.
«Me gusta la niña, a esa me la tengo que hacer».
Afirma la noticia que un testigo escuchó comentarios de este tipo y que
temiendo que estos intentaran llevarse a la pequeña para violarla,
alertó a la mujer para que se marchara corriendo antes de que trataran
de llevar a cabo sus supuestos deseos pedófilos.
No obstante, según la
denuncia presentada por la víctima, estos salieron corriendo detrás de
ambas.
Ante esta situación un hombre de 48 años
intervino para defender a la mujer y la niña y acabó recibiendo una
paliza en la que le causaron cortes con botellas de vidrio rotas y le
golpearon con una valla de protección del metro y por la que tuvo que
ser trasladado por una ambulancia al Hospital Arnau de Vilanova, donde
le atendieron de las lesiones que presentaba.
Tres de los cuatro agresores fueron
detenidos esa misma madrugada y pasaron ayer a disposición judicial.
Se
les imputan los delitos de lesiones, contra la libertad sexual,
daños –por destrozar la valla de protección de las vías de FGV– y de
amenazas, ya que amenazaron de muerte a los policías que los detuvieron.
«No paraban de gritar: “Queremos a la niña, esa es para mí”», recuerda
la madre de la pequeña, todavía con el miedo en el cuerpo.
Pues bien, siendo terrible lo relatado
(o esa al menos es mi impresión), ni se personó el ministerio fiscal
(ese mismo ministerio público que en España da cada día más asco), ni la
juez tuvo a bien decretar prisión provisional para proteger a la
población de semejantes monstruos.
A la jueza de Instrucción número uno
de Paterna le pareció suficiente con que tengan que acudir a firmar dos
veces al mes al juzgado y con que no se acerquen a más de 300 metros de
la niña, su madre, y el agredido.
Me voy a morder la lengua todo lo que
pueda, pero: ¿si esa niña o ese hombre o esa mujer fueran de tu familia
también hubieran quedado en libertad, Isabel María?
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